La Montaña

EL FRACASO COMO ARGUMENTO

Mi país es paisaje con preguntas
Mario Benedetti

─Se ha tomado la decisión de quitar la sala de espera de urgencias y vamos a ampliar el servicio de urgencias a unas diez camas más. Esto es una medida de emergencia. ─ Dijo el doctor Ernesto Echeverría, Secretario de salud, en referencia a la situación que vive el Hospital General de Culiacán. Se le preguntó que si esa era una medida de presión para los diputados, con el fin de que aprueben la iniciativa de inversiones bajo el esquema de asociaciones público privadas. Muy emotivo dijo que no.

Con esa medida, no ocultó que los pacientes y familiares que lleguen de urgencia al Hospital General tendrán que esperar en algún lugar exterior al nosocomio. Más allá de las medidas a que obliga la situación planteada, no podemos dejar al margen los derechos y las complicaciones que esto acarrea para quienes arriben en busca de auxilio, urgente en todos los casos, y que la espera para su atención tenga que hacerla afuera, deseando de nuestra parte que ello no implique a la intemperie.

Sin referirnos a más complicaciones, esa espera de los pacientes y familiares en el exterior, si fuera a cielo raso, en cualquier estación del año, a cualquier hora del día y de la noche tendría serias consecuencias. Si fuera en tiempos de frío, el inconveniente se expresa solo y si lo es en tiempos de calor, como los axiomas no se requiere de comprobación. Los días suelen ser de mucho sol y las noches de sereno. Ninguna hora favorecería la espera de pacientes que exigen una atención de urgencia. Tampoco en días lluviosos.

No quiero entrar a la polémica ahora de que esta medida se tome coincidentemente cuando se pretende sacar adelante la iniciativa de ley que implica dar garantías, con fondos futuros de la participación federal a Sinaloa. Sólo menciono que el colapso que viven los hospitales públicos en Sinaloa no data del presente año, como tampoco la desatención que padecen los mismos. Quienes hemos tenido y atendido pacientes en estos centros de salud, sabemos que las limitaciones no se circunscriben a las deterioradas instalaciones, pues ello toca al equipo obsoleto, a la subutilización de equipo instalado, al número de camas insuficiente y cosas tan cercanas y elementales a los pacientes: las sábanas, la ropa y el mantenimiento de los baños.

Todos recordamos que hace cuatro años hasta denuncias penales se presentaron por la Secretaría de salud en contra de funcionarios del sexenio anterior, por mal uso de los recursos en la dependencia. Independientemente del resultado de esas diligencias, lo menos que la ciudadanía esperaba es que los nuevos administradores darían cátedra pública sobre el buen uso de dichos recursos y, desde luego también, que el rostro y el cuerpo de la red de hospitales públicos, no diera la pena que hoy sentimos todos hacia ellos.

Me parece importantísimo asentar que la lastimosa situación que viven los hospitales generales, no es fortuita y que se fue profundizando en la medida que ineficiencia e ineficacia cobraron mayor fuerza desde la Secretaría de salud. Nadie argumentaría a favor de que las cosas permanezcan en su estado actual. Debe buscarse salvar con decoro la capacidad instalada actual y planear la creación de nuevas instituciones hospitalarias  que ayuden a resolver la alta demanda de servicios de salud.

Pero no podemos marchar en ello si no está presente la autocrítica por lo que se ha hecho mal y si no se busca más de una manera de resolver el financiamiento de las inversiones,  pues casarse con la única idea de las asociaciones público privadas abre demasiadas  dudas sobre sustentabilidad, rentabilidad y conveniencia pública del proyecto. Y abre  de par en par la gran puerta de las dudas, la opacidad en el manejo de la información sobre los proyectos de inversión y el hecho de que sea el fracaso en la administración y conducción de los hospitales, el principal argumento utilizado para justificar la mencionada iniciativa. El la hora de opinar. El problema de la salud no es un asunto de especialistas, es interés de todos. Vale.

Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/
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