─Se ha tomado la decisión de quitar la sala de espera de urgencias y
vamos a ampliar el servicio de urgencias a unas diez camas más. Esto es una medida
de emergencia. ─ Dijo el doctor Ernesto Echeverría, Secretario de salud,
en referencia a la situación que vive el Hospital General de Culiacán. Se le
preguntó que si esa era una medida de presión para los diputados, con el fin de
que aprueben la iniciativa de inversiones bajo el esquema de asociaciones
público privadas. Muy emotivo dijo que no.
Con esa medida, no ocultó que los pacientes y familiares que lleguen de
urgencia al Hospital General tendrán que esperar en algún lugar exterior al
nosocomio. Más allá de las medidas a que obliga la situación planteada, no
podemos dejar al margen los derechos y las complicaciones que esto acarrea para
quienes arriben en busca de auxilio, urgente en todos los casos, y que la
espera para su atención tenga que hacerla afuera, deseando de nuestra parte que
ello no implique a la intemperie.
Sin referirnos a más complicaciones, esa espera de los pacientes y
familiares en el exterior, si fuera a cielo raso, en cualquier estación del
año, a cualquier hora del día y de la noche tendría serias consecuencias. Si
fuera en tiempos de frío, el inconveniente se expresa solo y si lo es en
tiempos de calor, como los axiomas no se requiere de comprobación. Los días
suelen ser de mucho sol y las noches de sereno. Ninguna hora favorecería la
espera de pacientes que exigen una atención de urgencia. Tampoco en días
lluviosos.
No quiero entrar a la polémica ahora de que esta medida se tome
coincidentemente cuando se pretende sacar adelante la iniciativa de ley que
implica dar garantías, con fondos futuros de la participación federal a
Sinaloa. Sólo menciono que el colapso que viven los hospitales públicos en
Sinaloa no data del presente año, como tampoco la desatención que padecen los
mismos. Quienes hemos tenido y atendido pacientes en estos centros de salud,
sabemos que las limitaciones no se circunscriben a las deterioradas
instalaciones, pues ello toca al equipo obsoleto, a la subutilización de equipo
instalado, al número de camas insuficiente y cosas tan cercanas y elementales a
los pacientes: las sábanas, la ropa y el mantenimiento de los baños.
Todos recordamos que hace cuatro años hasta denuncias penales se
presentaron por la Secretaría de salud en contra de funcionarios del sexenio
anterior, por mal uso de los recursos en la dependencia. Independientemente del
resultado de esas diligencias, lo menos que la ciudadanía esperaba es que los
nuevos administradores darían cátedra pública sobre el buen uso de dichos
recursos y, desde luego también, que el rostro y el cuerpo de la red de
hospitales públicos, no diera la pena que hoy sentimos todos hacia ellos.
Me parece importantísimo asentar que la lastimosa situación que viven los
hospitales generales, no es fortuita y que se fue profundizando en la medida
que ineficiencia e ineficacia cobraron mayor fuerza
desde la Secretaría de salud. Nadie argumentaría a favor de que las cosas
permanezcan en su estado actual. Debe buscarse salvar con decoro la capacidad
instalada actual y planear la creación de nuevas instituciones hospitalariasque ayuden a resolver la alta demanda de
servicios de salud.
Pero no podemos marchar en ello si no está presente la autocrítica por lo
que se ha hecho mal y si no se busca más de una manera de resolver el
financiamiento de las inversiones,pues
casarse con la única idea de las asociaciones público privadas abre
demasiadasdudas sobre sustentabilidad,
rentabilidad y conveniencia pública del proyecto. Y abrede par en par la gran puerta de las dudas, la
opacidad en el manejo de la información sobre los proyectos de inversión y el
hecho de que sea el fracaso en la administración y conducción de los
hospitales, el principal argumento utilizado para justificar la mencionada
iniciativa. El la hora de opinar. El problema de la salud no es un asunto de
especialistas, es interés de todos. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com