Nuestra época sucumbe por un exceso de palabras. Alejo Carpentier
─No hay más Tierra Prometida que la que el hombre puede encontrar en
sí mismo. ─Dijo el creador de la narrativa de lo real maravilloso.
Inmersos ya en el proceso electoral 2016, no deja de ser pertinente traer a la
memoria esa sentencia del novelista cubano. Lo digo porque los candidatos ya
nos han adelantado varias propuestas y discursos que no hacen puente efectivo
hacia los ciudadanos de a pie. Con una coyuntura electoral enmarcada en una
recesión económica, escándalos por el manejo de las finanzas públicas, por
presuntas relaciones pecaminosas de representantes populares con gente del
crimen, y por los saltos de trancas de militantes de unos partidos a otros, los
electores deberán ser más exigentes para el 5 de junio.
No dejemos de lado lo que ya han ventilado los medios: las posiciones pluris en la Cámara de Diputados y en los ayuntamientos
(las seguras), son para las familias o incondicionales de las direcciones
partidistas. Ese problema ha profundizado la crisis en más de un partido,
siendo el PAN el más visto en este renglón. Pero con todo ello, aunque sea a
trompicones en algunos casos, pero arrancará el brigadeo
de los candidatos con el mes de abril. No seamos víctimas pasivas de frases,
estribillos y discursos que no dicen nada y que eluden los compromisos
concretos con los ciudadanos.
En las precampañas ya unos dijeron que construirían un gobierno abierto.
¿Abierto a qué? habrá que preguntarles. Y un asunto central es que los
candidatos de partidos fuertes apuestan al peso de la radio, la tele y prensa.
Este punto debe llevarnos a la reflexión de varias cosas, los montos de dinero que
en ello se gastan, las fuentes que los proporcionan y los compromisos que de
aquí se desprenden. Si las autoridades electorales han demostrado que son
incapaces de transparentar los procesos electorales y de castigar con la
pérdida de la elección a quien caiga en la violentación
de la ley, los ciudadanos tienen el reto de estar muy pendientes de todo el
proceso electoral.
Si México es el país en Latinoamérica al que le ha ido peor en materia
económica, no es gratuito. La CEPAL ha sido clara en su informe, lo que desnuda
a las pretendidas reformas que todo lo resolverían y a los gobernantes actuales
que lo aseguraron. No sucumbamos de nuevo ante tanto exceso de palabras o
promesas, comencemos a proponer la agenda electoral. Pensemos que no puede
tomar cuerpo si no es con el enlistamiento de los
problemas más sentidos.
Ya más de 300 mil ciudadanos demandaron ante el Senado que los candidatos
den a conocer de antemano su declaración patrimonial, su declaración fiscal y
la que corresponde a conflicto de intereses, entre su empleo, posición o negocio
actual y un cargo público. Pero eso sólo nos resolvería la actitud que
mostrarían los políticos ante la posibilidad de un nuevo puesto. La cosa es más
compleja. Hay una recesión económica no aceptada por la autoridad, pero que
está dejando a muchos trabajadores sin empleo y sin ingresos; no existe un
proyecto para el campo ligado a las necesidades alimentarias del país, y muchos
productores se están yendo a la quiebra y los que sobreviven lo hacen con
grandes dificultades.
Violencia, corrupción e impunidad, son una trilogía con apariencia de vida
independiente, pero que marchan tan de la mano, que mantienen la gobernanza, la
paz pública y nuestra credibilidad en las autoridades al borde del abismo. Los
saldos que arroja ésta santa trinidad ya han quedado registrados de diferentes
maneras: más de 100 mil homicidios en los últimos diez años, más de 27 mil
desapariciones forzadas, decenas de miles de viudasy huérfanos. Sin olvidar las pérdidas del
patrimonio público y de las familias por esos fenómenos, que suman no menos del
12 por ciento de la riqueza nacional.
Entre los grupos sociales que más han hecho mella a nivel nacional, está el
de familiares con desaparecidos. Destacan Voces Unidas por la Vida y
Rastreadoras de El Fuerte en Sinaloa. Hasta hoy, quienes gobiernan o pretenden
hacerlo, creen que pueden conducir los destinos del país y del estado ignorando
lo que pasa en esta materia. Habrá que decirles que eso no es posible, si se
desea que reine la paz y la tranquilidad pública, porque ellas no pueden
cimentarse en el dolor y las heridas insanas de un número creciente de familias
víctimas de este delito de lesa humanidad.
No está lejos el día 5 de junio, en que depositaremos nuestro voto. Habrá
que recordarles a los candidatos las palabras de Cristóbal Colón ante su
inminente muerte: "Hora de verdad, que es hora de recuento." Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com