La desesperación de esperar. Esa es la
cruz que carga la señora Patricia López Arias y tres madres más desde el pasado
22 de diciembre. Sus hijos no aparecen después de ser detenidos por policías
preventivos en la ciudad de Los Mochis. Y al ver que la carpeta de
investigación va más lenta que la crisis económica y política que azota al
país, las cuatro familias convocaron a Voces Unidas por la Vida y a las
Rastreadoras de El Fuerte, para que hicieran un Plantón frente a la Dirección
General de Seguridad Pública (donde estuvieron detenidos Sergio Ernesto,
Francisco Antonio, Jesús Antonio y Carlos Omar), y otro en el Palacio
Municipal. Ya emocionadas, marcharon por las calles céntricas de Los Mochis.
Los medios fueron testigos de esa
acción, donde las lágrimas de las familias alimentaron sus valientes reclamos
frente a las instituciones y ante los funcionarios. Y al reivindicar a los
cuatro desaparecidos el 22 de diciembre, se hizo presente la larga lista de
personas que no han regresado a su casa por ser víctimas de ese delito de Lesa
humanidad. Los números, en este problema no obvian los nombres, dan cuenta de
la magnitud de la tragedia. Por eso hablamos de los 42 desaparecidos de los
años setenta del siglo pasado, de los 87 de los noventa, de los 43 de Ayotzinapa y de los más de 27 mil a nivel nacional.
Cuando marchábamos por las concurridas
calles solicitando el apoyo ciudadano, pudimos apreciar la publicidad
desplegada por los candidatos que hoy buscan el voto ciudadano y también sus
oficinas. Ninguno de ellos hizo presencia para solidarizarse con estas
agraviadas familias. Hubiera sido un buen detalle, aunque estemos claros del
valor de los discursos en plena campaña electoral. Las acciones de solidaridad
siempre tendrán un toque de delicadeza que no dejamos de apreciar. Pero no
tuvimos la oportunidad de vivirlo.
Mientras estuvimos en las instalaciones
de la Policía Municipal, su jefe no asomó la cara, pero le dejamos un
documento, que simultáneamente fue entregado en la oficina del Gobernador, del
Procurador General de Justicia y del Presidente Municipal. Solo Martín López
Montiel, Secretario del Ayuntamiento, fue al encuentro de los manifestantes y
los escuchó.
Sucede esto en el marco de serios
cuestionamientos al Estado mexicano de parte de relatores de ONU y del Grupo
Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). Los relatores sobre la
situación de los defensores de derechos humanos, Michael Forst;
el de libertad de expresión, David Kaye; y el de
libertad de reunión, MainaKiai,
exigieron al Estado mexicano parar las campañas de difamación en contra de los
defensores de derechos humanos y contra el GIEI que realiza la investigación
sobre el caso Ayotzinapa.
El mismo GIEI hizo una declaración
pública señalando que la autoridad mexicana actuó por su cuenta y rompiendo un
acuerdo con el grupo, al hacer pública su versión del tercer peritaje sobre los
acontecimientos en el basurón de Cocula.
Por lo tanto, manifiesta que en esa parte de la investigación se reserva toda
colaboración y advierte que si la PGR no respeta los acuerdos tomados de
antemano, se retirarán del caso de los 43 de Ayotzinapa.
Ahora, parte de la agenda de los
familiares con desaparecidos es accionar en el marco del proceso electoral. Están
planteando a los candidatos la oportunidad y el encuentro, como dos nuevos
elementos de las campañas electorales. Han elaborado una breve, pero contundente
Carta compromiso, en la que precisan que no hay democracia sin respeto a los
derechos humanos. En ella se hace énfasis en los derechos que se violan a las
personas desaparecidas y se invita a los candidatos a firmar cinco compromisos
sobre el tema.
Quizás sea mucho pedir, pero es lo
elemental: Promover una legislación integral sobre derechos humanos, en
especial sobre desaparición forzada de personas; detener la práctica de la desaparición
forzada de personas; resolver durante su gestión los casos que aún esperan por
su solución en la PGJE; construir el Instituto Sinaloense de la Memoria, para
que nos enseñe a que nunca más debe repetirse el fenómeno de la desaparición
forzada; y reparar el daño a las víctimas de la desaparición forzada. Urge otro
rostro a las campañas políticas y a Sinaloa. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com