Asesinan a Cornelia
“Coni” San Juan Guevara Guerrero y con ella una parte
de nuestra esperanza. Esa infamia del 15 de enero en el Estado de México,
manifiesta la impunidad que cobija a los responsables de la desaparición
forzada y cuya protección se extiende a los crímenes contra las madres que
buscan a sus hijos desparecidos. La autoridad ni procura la justicia demandada
por los familiares, ni garantiza la seguridad de quienes la búsqueda de un ser
querido se ha vuelto motivo central de su existencia.
El mundo de muchos parece venirse encima
a pedazos, cuando Agustín Carsten, gobernador del
Banco de México, ronco de repetir durante tres años que estábamos blindados y
que no pasaría nada malo en nuestra economía, ahora confiesa que hay nubarrones
que anuncian tiempos borrascosos. Y las tormentas no son sólo en materia
económica, el propio Estado parece interesado en complicar las cosas, buscando
cubrir lo mal hecho en las investigaciones del caso Iguala-Ayotzinapa
y todo lo que está detrás de ello, desarrolla toda una campaña de calumnias en
contra del Grupo Independiente de Investigadores de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos. Las aportaciones de este grupo han desnudado las
debilidades del Estado en el caso de los 43 desaparecidos de la Normal.
Las cosas no paran allí, en Arcelia,
Guerrero, el sábado 9 del presente un grupo delincuencial levanta a 21 vecinos,
como parte de la disputa por el territorio con otro grupo faccioso. Durante una
semana la población vivió la desesperación que todas las familias y vecinos
padecen cuando hay casosde desapariciones.
El regreso sucedió el viernes 11, sin muchas explicaciones, pero con la certeza
de que el Estado vuelve a mostrar una presencia fallida en esa región.
Mientras tanto en el municipio de Tierra
Blanca, Veracruz, cinco jóvenes son desaparecidos ese mismo día 11. Y como para
que el círculo de la vergüenza tome cuerpo, resultaron involucrados siete
policías hasta el día de hoy. Al menos uno de los detenidos reconoce que los
jóvenes desaparecidos fueron entregados a la delincuencia. Otra presencia
fallida del Estado.
La presión sanguínea va en aumento, pues
hay dos cosas que se agregan a nuestras preocupaciones: una iniciativa del
presidente Peña Nieto ante el Congreso de la Unión para reformar
la Ley sobre desapariciones forzadas y el temor es que a la Ley vigente le vaya
como a la Constitución con las conocidas “reformas”; al fundado temor se suma
la confesión de parte de la Subprocuraduría de Derechos Humanos de la PGR, en
el sentido de que sólo harían búsqueda de los desaparecidos, dejando a un lado
las investigaciones sobre los responsables de esos crímenes. La procuración de
justicia quedaría manca y coja si no va más allá. Esa política se basa en que
muchos familiares han dicho que encontrarían consuelo en localizar los restos
de sus familiares, aunque no haya castigo a los responsables. Lo que es
explicable en familiares, pero nunca justificable como política pública. Esa
sería una inmejorable invitación para que la impunidad sea completa y eterna.
En medio de todo ello, los familiares y
organismos de derechos humanos consecuentes buscan la coordinación del
movimiento de familiares a nivel nacional. Es al menos un contrapeso y un
intento de que el Estado mexicano respete los derechos humanos y cumpla con sus
obligaciones en la materia. En ese marco se inscribe la reunión nacional
patrocinada porel organismo Servicios y
Asesoría para la Paz (Serapaz) y donde coincidieron
unos 35 grupos de familias de distintas regiones del País.
Los grupos de familiares de Sinaloa y
los organismos solidarios, estamos respondiendo a esa tarea de coordinación
nacional. Este sábado 23 familiares del norte, centro y sur de Sinaloa
coincidirán en la tercera reunión estatal de familiares con desaparecidos. El
encuentro será en Culiacán y la orden del día atiende las preocupaciones
nacionales del movimiento (que también son locales): consolidar la coordinación
del movimiento nacional y locales, organizar la presión sobre las autoridades
con el fin de que avancen los expedientes de cada caso y concretar agendas de
búsqueda en campo de desaparecidos. Las tareas y los problemas no son menores,
por eso requerimos el respaldo de la sociedad.
Murió el Ing. Roberto Cruz “el General”,
hombre de pocas palabras y de dilatada solidaridad con todas las causas nobles.
La UAS, los movimientos de derechos humanos y las luchas campesinas, extrañarán
su querida presencia. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com