La
pobreza ensucia la casa, la cama, el cuerpo y el alma.
Jaime Sabines
Algo tienen en común el V Informe
presidencial de Gustavo Díaz Ordaz y el IV Informe de Enrique Peña Nieto. A los
dos les antecede una profunda crisis política y la toma de decisiones de corte
autoritario, que lejos de espantar los fantasmas que acompañan a la crisis, los
convocó a la acción. En ambos casos se recurrió a las declaratorias de apoyo
incondicional delpartido político
oficial, de los diputados y senadores propios y de los partidos aliados, sin
faltar organismos empresariales. En los medios ya no está el “soldado” Emilio
Azcárraga, pero están los reclutas que heredaron su incondicionalidad al
régimen, a pesar de los vuelcos que México ha dado en materia de libertad de
expresión.
En 1969 se trataba de lavar la imagen
del autoritarismo ante un país agraviado por el 2 de octubre de 1968; ahora se
trata desesperadamente de salvar un autoritarismo de corte colonial (por la
fuerte dependencia de poderes externos). Díaz Ordaz aún contaba con una
economía que permitía maniobras y reacomodos. Peña Nietoahoga en deudas una economía que ya estaba en
terapia intermedia en 2013 y que hoy es candidata a terapia intensiva. Las
posibilidades de maniobra y solución son diferentes, aunque las voluntades para
dialogar y conciliar andan por la misma senda.
¿Se atreverá el presidente Peña Nieto a
informar que la soberanía en nuestro país es ahora algo ausente? No lo creo.
Pero difícilmente se puede ocultar que los recursos petroleros y de energía
eléctrica han pasado a manos privadas, en buena medida extranjeros. Lo mismo
tenemos que decir de los recursos mineros y del agua. Tan solo de estos últimos
podemos decir, que 230empresas mineras
tienen concesionado más del 20 por ciento del territorio nacional, mediante 32
mil permisos de explotación. Algo que no incluirá el informe es que mientras
13.7 millones de mexicanos carecen de agua en sus hogares, 417 mineras
despilfarran 436.6 millones de metros cúbicos del vital líquido.
La desigualdad social sería un tema
interesante en el informe, pero ante los 62 millones de pobres no resulta
atractivo decirles que mientras ellos están en el umbral de los 3 mil 100 pesos
de ingresos mensuales o menos, hay un 10 por ciento de mexicanos cuyo ingreso
es de 80 mil pesos mensuales. Y que hay estados donde esa desigualdad es
superior, entre ellos Sinaloa, Aguascalientes y Nuevo León.
Hay dos temas que no deben ser
ignorados: se crearon dos millones de empleos desde 2013 a la fecha, pero el
24.3 por ciento de ellos es de un salario mínimo; mientras el 47.7 de dichos
empleos no rebasa los 4 mil pesos al mes. En pocas palabras, no menos del 70
por ciento (1.4 millones) de los nuevos empleos no tiene ingresos mayores a 4
mil pesos. Son precarios pues.
No lo es todo en esta materia. Estudios
especializados informan que más de2
millones 475 milniños trabajan en
México; 60 mil menos que en 2013, pero con un pero del tamaño del mundo: la
Secretaría del Trabajo y Previsión Social y el INEGI señalan que 2 millones 217
mil niños realizan trabajos no permitidos por la ley.
Un fenómeno que agrava todas las cosas
es la corrupción. Es un tema donde no ha escapado ni la familia presidencial.
Estamos estrenando una Ley de transparencia sin que nos anime mucho respecto a
las consecuencias que pueda tener para las instancias y funcionarios más
encumbrados. El presidente pidió perdón por la llamada Casa blanca en la que
está involucrada su esposa, pero eso no resuelve nada sobre las dudas que
quedaron sobre la adquisición de dicha propiedad. En el reciente foro que a
nivel nacional convocó Coparmex, se dijo que la
corrupción costaba a nivel internacional un 2 por ciento del PIB mundial y que
en México ese costo se eleva al 10 por ciento del PIB nacional. Terrible
descubrimiento.
Y que nos dirán de la violencia que
nunca se contrajo como nos lo habían prometido. La guerra contra el
narcotráfico, ahora sin nombre y sin apellido, sigue sin detener una carrera
donde las víctimas fatales el mayor en homicidios, desaparecidos, huérfanos y
viudas. Queda una herida imposible de cicatrizar y un tejido social muy dañado,
si no hay manera de parar las políticas públicas erróneas en seguridad y si no
hay voluntad para acercarse y atender a las víctimas de esta lamentable
situación. Ante ello, las familias con hijos, padres, y hermanos desaparecidos
se han lanzado por su cuenta a la búsqueda de sus seres queridos. En algunos
estados han arrastrado a la autoridad y otras no.
Y en la idea de buscar la conciliación
nacional, preguntamos, ¿qué suerte seguirá la iniciativa de ley sobre
desapariciones forzadas que está desde el mes de abril en la congeladora del
Senado? A pesar de ser uno de los compromisos internacionales, no se ve para
cuándo se analice y apruebe. Ojalá que el IV Informe sí contemple todo esto.
Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com