La Montaña

LA FISCALÍA Y EL FISCAL

Viven hablando

del país que inventan cada día.

René Valdés Torres

El Congreso del Estado ha parido una Fiscalía con graves males congénitos. Todos estuvimos expectantes al parto de los montes. Nadie esperaba alguna revelación milagrosa, pero tampoco la decepción  como respuesta. Ante las exigencias ciudadanas de que mejorara la procuración de justicia y obligado el Gobernador a homologar la legislación en la materia, se prometió la creación de una Fiscalía autónoma del Poder Ejecutivo. Pero algo debe estar pasando en nuestra sociedad, pues ante cambio tan importante ni el Congreso, ni el Ejecutivo, ni los colegios de abogados convocaron a foros que recogieran el sentir y las opiniones de una sociedad muy agraviada en este renglón.

El documento sobre el que se trabajó en el Congreso fue la iniciativa presentada por el gobernador. Y también resultó una Ley que está muy lejos de permitir la tan anunciada autonomía. Que nos lo digan propios y extraños si no. La iniciativa de Ley contemplaba que de una terna de abogados propuesta por el gobernador al Congreso saldría un flamante fiscal; pero experiencias anteriores en la designación del procurador eran más avanzadas, pues daban facultad al Consejo estatal de seguridad para escuchar a los pretensos y proponer candidatos. Sonaba y olía muy mal la propuesta del gobernador. En un arranque de pudor los diputados resolvieron que el Consejo estatal de seguridad escuchara a quienes aspiraban a ser fiscal y que hiciera llegar una quinteta de candidatos al gobernador, pero no se atrevieron a dejarlo al margen del proceso.

Ni hubo cambio de concepción sobre la procuración de justicia ni de rieles para la institución que hoy se llama Fiscalía. Y no sólo tendrá opinión y la llamada “mano santa” el gobernador en turno en el nombramiento del fiscal, también tendrá la demoledora facultad de remover al atribulado fiscal del que tanto se nos dijo no tendría relación alguna de dependencia. ¿Dónde está la autonomía? Por lo pronto la entrada y la salida de la Fiscalía tienen un celoso guardián en el gobernador.

¿Y quién es el primer fiscal de Sinaloa? Juan José Ríos Estavillo, el junior de una vieja casta de políticos que por décadas han ocupado espacios de primer nivel en el gobierno estatal. Juan José antes fue burócrata también en oficinas estatales, como corresponde a su élite y presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Nuestra pobre democracia no abrió las puertas a la consulta pública sobre la Fiscalía y sobre el perfil que debieran tener los aspirantes. Y no hubo oportunidad para que los familiares con desaparecidos opinaran sobre ese expresidente de la CEDH que nunca los recibió en audiencia, como tampoco pudieron manifestarse en ese espacio miles de familias de desplazados por la violencia, que mucho alivio hubieran sentido con ser recibidos por quien tenía la obligación constitucional de sacar la cara por ellos. Pero, ¿qué hacer? Si no dan para más la enferma democracia que padecemos y sus personeros.

La verdadera autonomía de las instituciones del Estado como lo demandan los ciudadanos, tiene dos requisitos imprescindibles, sin los cuales no hay tal independencia de funciones. El primero es que la Ley así lo establezca y mandate (que no es el caso para la Fiscalía) y el segundo es que quien ocupe el cargo de fiscal sea y parezca una persona con la vocación, el carácter y el respeto hacia la sociedad para que le dé la autonomía a la institución que  debe investigar y perseguir los delitos, incluidos los que cometen los servidores públicos (sin exceptuar al que propone la terna y tiene facultad de remover al fiscal). ¿Será posible tanta belleza?

Los antecedentes y responsabilidades incumplidas del nuevo fiscal Juan José, lo ponen frente a un reto de grandes dimensiones, que no aliviarán el respaldo que recibió de las dos federaciones de abogados, más preocupadas por ir a la cargada del candidato oficial que por aportar elementos democráticos y de transparencia al proceso de designación del fiscal. Por lo pronto anotamos algunas de las urgencias que debe atender la Fiscalía: tomar, sin demora, el mando de la policía ministerial. Que por cierto está en manos de militares, ¿cómo resolver este otro escollo? Bajar sensiblemente en breve plazo los índices de homicidios, atender, desde ya, las zonas con focos rojos en el estado, parar y perseguir la práctica de la tortura en las corporaciones policiales, detener la práctica de la desaparición forzada de personas y priorizar la atención a las víctimas del delito, en especial los compromisos con familiares de desaparecidos.

La participación ciudadana es una condición irrenunciable para hacer que marche la Fiscalía General del Estado. Si dejamos que las cosas se den como siempre, desde hoy esperemos un rotundo fracaso. Pero recordemos que la promesa de Fiscalía vino porque la corrupción ha devastado a las instituciones públicas y las postró sin que puedan responder a las demandas de justicia de miles y miles de ciudadanos. Y aún quedan pendientes de resolver la creación de una Vice Fiscalía Anticorrupción y de una Comisión de Atención a Víctimas del Delito. Hagamos todo lo posible para que la camisa de fuerza que se impongan sobre estas nuevas figuras en Sinaloa, no tengan los amarres suficientes que las vuelvan un cero a la izquierda. Vale.

Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/
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