El pueblo de México ha dicho ¡No! Estos
intensos días de enero son testigos de una decisión popular contundente
en el País. Queda claro para los pobres y clases medias que las consecuencias
de las contrarreformas constitucionales van contra sus escasos patrimonios y
sus derechos a la salud, vivienda y educación. El gasolinazo y los incrementos
al gas y lo que se aproxima en las tarifas eléctricas, son la puntilla que
desbordó la paciencia de los muy prudentes trabajadores mexicanos.
Los medios registraron que en 30 estados de la
República salieron grupos de ciudadanos a manifestar su inconformidad. Muchos
tomaron las calles y marcharon por las rutas tradicionales de expresión popular
y otros bloquearon gasolineras o abrieron casetas fiscales al tráfico libre en
las carreteras. No faltaron algunos más que fueron a las plazas públicas o
edificios de gobierno a manifestar su rechazo al llamado gasolinazo y el
Impuesto especial a la producción y servicios.
Para los sinaloenses la jornada central del
lunes 2 de enero fue el despertar de un prolongado letargo social. No es que no
se hayan registrado marchas y actos de reclamo, pero las acciones simultáneas
en Mazatlán, Culiacán, Guasave y Los Mochis, tenían buen tiempo sin realizarse.
Eso y el número importante de ciudadanos en acción. Pero la jornada obliga a
reflexionar sobre los logros y las dificultades que arrojan estas jornadas. Me
refiero a la participación de algunos grupos con tendencia anarquista y los
infaltables provocadores que el Estado infiltra en todo movimiento.
Para los grupos que hicieron plantones en donde
había instalaciones de Pemex, la suerte fue un poco
distinta. En Mazatlán y Culiacán llegaron a obstruir la entrada y salida de
carros tanque y fue la oportunidad de la autoridad para la represión: dos
detenidos en Mazatlán y cuatro en Culiacán. Por fortuna para ellos el impulso
del movimiento y el momento político no aconsejaban consignar ante un juez a
los detenidos y recobraron la libertad a unas horas de su detención.
Todo ello debe llevar a los activistas y
ciudadanos de a pie que participen en las marchas y plantones que debemos hacer
un esfuerzo por mantener el perfil pacífico de la lucha popular y evitar
realizar acciones que den pie a la represión del Estado, pues ello retraería el
movimiento. Otro aspecto que debemos destacar que los
diferentes grupos de activistas que han participado buscan el diálogo y la
concertación de acuerdos para empujar la lucha de manera más organizada e
impedir las acciones del Estado que busca desvirtuar esa lucha popular.
Por lo pronto hay una fuerte convocatoria para
marchar el sábado 7 de enero de nuevo a las 4 pm, arrancando de la histórica
Lomita, sí desde el punto donde la Revolución derrotó a Victoriano Huerta y a
los resabios del porfirismo en noviembre de 1913.
Seguramente el número de manifestantes será mayor y el valor de la
manifestación lo dará esa convocatoria nacional a marchar simultáneamente en
toda la geografía de México. Y de ser así puede significar un hito en nuestra
historia presente, pues si hay sensibilidad en la élite gobernante o al menos
inteligencia, deben atenderse las demandas centrales del reclamo popular. Así
lo esperamos y así lo reclama el pueblo mexicano.
A escasos días del arribo de las Brigadas
nacionales de búsquedas a Sinaloa, reconozcamos que Voces unidas por la vida,
ha hecho un gran esfuerzo para recibir a esos activistas solidarios que buscan
personas desaparecidas con toda la hospitalidad de que somos capaces los
sinaloenses. Aún faltan algunas cosas importantes para la atención de las
brigadas, no estaría mal que lo ciudadanos sinaloenses se acercaran a
manifestar sus apoyos morales y económicos, pues del buen trabajo de esos
buscadores de desaparecidos dependerá el fruto obtenido entre el día 20 de
enero al 4 de febrero. Y todo ello será en beneficio de las familias con
desaparecidos y de a sociedad sinaloense. La paz
tiene su asiento en la tranquilidad de los ciudadanos y en la cicatrización de
las heridas que dejan los problemas sociales.
Para todos: estos son días de reflexión y
acción, en los que debe prevalecer la entereza de hacer algo para resolver los
problemas que dejan las malas políticas pública y de prudencia para que
prevalezca el reclamo y la manifestación pacífica. Cada uno de nosotros tiene
una gran responsabilidad. Lo que hacemos es un ejercicio de los derechos
humanos a manifestarse y reclamar lo que en justicia nos pertenece. Y el acceso
a los combustibles y bienes materiales esenciales para la vida, es un derecho
humano inalienable. Encarecerlos y ponerlos fuera del alcance de las mayorías
es una violación flagrante a esos derechos económicos de todos. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com