Extraños en su propia tierra. Los ojos
infantiles de Adiel y Alejandro interrogan sobre
muchas cosas que aún no comprenden, pero que apachurran su alma. La noche del
17 de julio salieron violentamente de Chirimoyos y
amanecen en las cercanías del mar, con un clima canicular, sin techo,
solicitando la solidaridad de personas desconocidas y queriendo reiniciar la
vida sin más recursos que la voluntad de no rendirse ante las dificultades.
Arriba quedaron su casa, su tierra, sus animalitos, sus querencias.
El miércoles pasado nos reunimos en
Urías y Villa Unión con grupos desplazados de La Petaca y Chirimoyos del
municipio de Concordia. Los pequeños sin juguetes en las manos, mostrando los
estragos del calor tropical, miran sin mirar a periodistas y defensores de
derechos humanos. En estos días todo es ajeno y familiar al mismo tiempo. Se
habla de las dificultades para inscribir a los niños en las escuelas públicas,
de las prioridades que establecen los Principios rectores de los
desplazamientos internos de la ONU, de la falta de techo de aproximadamente
¿mil o más? personas que se vieron obligados a dejar sus comunidades.
Algunos hombres han conseguido trabajos
temporales mal pagados, mientras sus mujeres sueñan con inscribir en escuelas a
sus hijos. La autoridad facilitó en días pasados el regreso de unas 80 personas
a sus comunidades. La inmensa mayoría está de vuelta en Villa Unión y Mazatlán.
¿La razón? Las condiciones que obligaron a la salida de sus pueblos siguen en
el mismo ser, como dice mi madre. Sólo un hombre de 92 años, que ha vivido su
larga vida en la sierra, sintió que la tiricia y el sueño que se le espantó
como mula pajarera lo estaban matando, decidió regresar a su tierra corriendo
todos los riesgos que la situación violenta impone. Y allá está, como símbolo
de una resistencia popular que no puede aceptar, sin más, esta situación en que
grupos delincuenciales imponen y donde la autoridad sólo cede terreno.
Hay muchas cosas que exigen atención sin
demora y los desplazados no cuentan con la mejor voluntad de las autoridades
más cercanas. Un presidente municipal ya declaró que ese asunto no era de él. Y
las autoridades estatales lo han considerado más un asunto de policía que
propiamente un problema social. Deben saber que en la colonia 7 de abril de
Villa Unión (fundada por desplazdos), que no tiene drenaje y agua corriente en
sus casas (hay siete tomas colectivas) había hasta hace unas semanas unos 280
habitantes, con los nuevos desplazamientos ya rebasan con mucho los 300. Qué
pena. Nosotros consideramos que entre lo inaplazable está garantizar la
inscripción de los niños a las escuelas donde ahora son residentes. No pueden
regresar a sus comunidades y tampoco lo aconsejamos. Sería una
irresponsabilidad proponerlo, como lamentable que dos niños de La Escondida
perdieron el ciclo escolar anterior. No hemos visto preocupación y ocupación de
la SEPyC en esta materia.
La Comisión de defensa de los derechos
Humanos en Sinaloa, pondrá de inmediato en manos de Enrique Villa Rivera, una
medida cautelar para que se atienda esta urgentísima necesidad. La situación
exige atención múltiple y hemos hecho el compromiso de vernos de nuevo este
sábado 12 en sendas reuniones con los desplazados. Invitaremos a las
autoridades para que los vean, los escuchen y busquen una solución digna para
esas pobres gentes. Si el número de desplazados ya casi toca los 36 mil en
Sinaloa, la violencia está marcando a toda una generación de infantes. Es
terrible asumirlo.
Saludamos a las compañeras de Voces
Unidas por la Vida, que han hecho un gran esfuerzo por cumplir con sus
compromisos de búsquedas y seguimiento de casos ante la autoridad y atender la asistencia a foros nacionales, en los que se
socializan sus experiencias regionales y se acuerdan estrategias de carácter
general. Ahora tocó en Chilpancingo y vienen muy impresionadas por el trabajo
de familiares indígenas del sur del país. Esas reuniones alimentan la certeza
de no estar solas y del alto valor de la unidad de acción entre todos los
colectivos de búsqueda en el país. Felicidades.
En las últimas semanas hemos tenido
pérdidas muy sensibles en la sociedad. Ahora hay una que nos deja orfandad
cultural con la partida del monero “Rius”. A manera de homenaje le decimos: Eduardo del Río, a
Miguel de Cervantes le bastaron las figuras de El Quijote y de Sancho para recrear
las bondades y miserias humanas, y tú con don Perpetuo del rosal y El Lechuzo
hiciste la mejor radiografía del sistema político mexicano. Descansa en paz
maestro del humor y la caricatura política.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com