─Nos dio
el señor presidente (Pucheta) con las
puertas en la cabeza, ¿por qué? ¿No somos humanos, oiga? ─Expresó con
mucho dolor don José, desplazado de la tercera edad. Quienes somos testigos de
los diferentes desplazamientos de grupos sociales por razones de violencia,
observamos que si bien se repiten algunos patrones de las anteriores diásporas,
ahora se presentan nuevos elementos, que no son para presumirlos ante los
organismos humanitarios del mundo. Se trata de la actitud negativa de
funcionarios públicos ante los desplazamientos, como es el caso del presidente
municipal de Mazatlán.
Debe llamar poderosamente la
atención esas actitudes, porque sin haber aprendido el abc
de un comportamiento humanitario frente a las víctimas del desplazamiento, sólo
agregamos la discriminación y abrimos las puertas del odio en contra del que
viene huyendo de la violencia y las amenazas. Imaginemos el choque psicológico
de quienes llegan en posición de derrota, pero con la esperanza de encontrar
una mano amiga y lo que enfrenta de parte de un presidente municipal, con
frases como esta: “ustedes no corresponden aquí, se van a Concordia.”
No es sólo el dicho de los
desplazados, es la palabra reiterada de Fernando Pucheta
ante los medios: “si se habla de un programa para desplazados, primero se
atenderá a los de Mazatlán.” Los principios rectores de los desplazamientos
internos de la ONU, por lo visto, han pasado entre azul y buenas noches, para
el presidente mazatleco. Es su criterio y no el de instituciones humanitarias o
del Senado de la república del 26 de julio de 2011, el que debe prevalecer. Que
nos quede al menos como ráfaga de aire fresco las declaraciones de Felipe
Garzón López, presidente municipal de Concordia: “este es un problema social
que no se resuelve sólo con policías.”
No se quedaría allí, con el
peso de la responsabilidad sobre su espalda el drama de los desplazados toma
cuerpo en sus palabras: “he venido haciendo un llamado a las autoridades
federales porque ocupamos garantizar qué sigue para estas gentes, las fuentes
de empleo, de qué van a vivir, qué van a hacer para darles sustento a sus
hijos, en salud y alimentación”. La Comisión de Defensa de los Derechos Humanos
en Sinaloa, ha realizado dos visitas a los desplazados de Concordia y
encontramos que hay un universo de mil 200 desplazados de Concordia desde el
día 17 de julio pasado. Que todos ellos enfrentan el problema de un techo para vivir,
un empleo, problemas de salud, dificultad para inscribir en la escuela a sus
hijos y la actitud pendenciera de Pucheta. En estos
días emitiremos una recomendación al gobernador del estado al Congreso del
estado y a los presidentes municipales involucrados, con el fin de atender la
emergencia en los términos y oportunidad que el caso reclama.
Las ciudadanas de Voces
Unidas por la Vida nos han dado una bonita lección al ofrecer su solidaridad.
Llevaron calzado a los desplazados y la palabra alentadora para luchar por sus
familias. Urgidas de respaldo moral para su causa, tienen la fortaleza de
otorgarlo a otros grupos sociales vulnerables. Ese ejemplo se hermanó con otra
acción espontánea en la colonia Urías de Mazatlán. Dos señoras que se ganan la
vida vendiendo zapatos, ropa y juguetes usados, se desprendieron de su
mercancía y la donaron al grupo de desplazados que se había reunido allí el
sábado 12.
Este jueves se ha convocado
por el gobernador Quirino Ordaz, a personajes que representan opinión social
para consultar la iniciativa de decreto que creará la Unidad de Protección a
defensores de derechos humanos y a periodistas. Le damos la bienvenida a dicha
iniciativa, porque es una instancia que puede ayudar en la prevención de
consecuencias mayores; pero tenemos algunas preguntas sobre el particular. ¿Por
qué la Unidad de protección no será creada por el Congreso del estado? No nos
explicamos porqué será el Poder ejecutivo.
Y entre los requisitos para
ser coordinador de dicha unidad se establece la edad de 35 años. Inexplicable
que si para aspirar a la gubernatura se requiere de 30 años, para ser
coordinador se exijan 35. También se habla que deba tener estudios de
licenciatura. Para ser presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos no
se requiere ese requisito. La experiencia de cuatro décadas en Sinaloa ha
probado el valor de muchas personas activistas en la materia sin que sean
producto de las aulas universitarias, como don Jorge Aguiluz,
doña Chuyita Caldera de Barrón o Alma Rosa Rojo
Medina. La iniciativa debe sufrir algunos cambios a favor de la credibilidad
social. Ojalá haya sensibilidad. Ojalá. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com