Otra vez los desplazados. Y de nueva
cuenta otra tragedia se suma a su ya lastimosa situación. El mes de abril
pasado la violencia obligó a una familia a dejar La Mesa, Tamazula, Durango y
buscar refugio en la Isla del Bosque, Escuinapa, ese
bello y apartado rincón sinaloense. Sin ningún apoyo de su gobierno estatal ni
del nuestro, se creyeron seguros o al menos se resignaron a su suerte; allí se
quedaron rogando a Dios porque el brazo de quienes los obligaron a abandonar su
comunidad no los alcanzara. Desafortunadamente no fue así. A su casa llegó un
grupo armado y el saldo es de cinco muertos y tres heridos, entre ellos un
menor asesinado y dos más heridos.
Algo está pasando en el tejido social
nuestro, se ha perdido el valor que la vida debe tener frente a los momentos y
hechos más importantes de la convivencia colectiva. Ni los grupos
delincuenciales (de quienes nos explicamos, sin justificarlos, que así actúen),
ni la autoridad (obligada a defender y respetar la Ley) están mostrando el
respeto por la dignidad y la vida de los ciudadanos. El día sábado 26 de
agosto, la comunidad de El Limón de los Ramos vivió momentos de desesperación,
cuando un helicóptero de La Marina sobrevoló el poblado, luego bajó a tres
elementos que recorrieron las calles, mientras la máquina seguía sobrevolando.
Al parecer buscaban un auto robado. Los testigos hablan del maltrato a un
vecino y de disparos a un auto. Y también de Leonardo Armenta, un vecino que en
mala hora sale de su casa hacia la tienda más cercana, quien al sentir la
presión del helicóptero que se acerca por la espalda y empieza a disparar corre
para cubrirse, y buscando mostrar que no está armado se despoja de la camisa y
levanta sus brazos. Nada pudo evitar su muerte. ¿Quién responderá por ello?
No son hechos aislados. Y si lo fueran,
nada justifica un crimen. Espero que aún tengamos capacidad de asombro y que
nos sacuda el saber que ya rebasamos la cifra de 1153 homicidios durante este
2017. Es demasiado dolor como para intentar todavía espantarlo cerrando los ojos.
Yo también creía que no era posible hablar frente a quienes cometen el delito
de homicidio y decirles que como sociedad ya estamos hartos de tanta violencia,
y de los negros saldos que arroja en homicidios, desplazados y desaparecidos. Cada
día me convenzo más de que hay que decirlo, y ya, a los grupos de particulares
que lo hacen y a la autoridad con más razón, pues se supone que es el soporte
del Estado de derecho democrático.
Nos urge resolver estos problemas de la
violencia, porque nublada la vista y herido el corazón por ellos, no nos queda
cabeza para ver los que hoy enfrentan los niños rarámuris
de Sinaloa municipio. Al retirarse los dos únicos maestros bilingües que tenían
(por los miserables salarios que les pagaban) oficialmente se quedan sin
educación 60 niños. Pero todos sabemos que son no menos de 1000 en una región
que concentra 3 mil 500 o más miembros de la etnia tarahumara (de tan olvidados
no aparecen ni en el Censo de población). Nuestra solidaridad con el profesor
Román Rubio que tanto lucha al lado de este pueblo originario, para que sea visible
a los ojos nuestros y también de los oficiales.
Otro grupo social que espera nuestra
sensibilidad y la de SEPyC es el de los niños
desplazados, los de Concordia, los de otros municipios de Sinaloa y otros
estados. No pocos perdieron un ciclo escolar al ser rechazados en años
anteriores. Que ahora no suceda lo mismo. En días pasados hicimos llegar una
medida cautelar y una amplia recomendación sobre este problema y otras
necesidades de los desplazados. Esperemos sea atendida.
Este 30 de agosto, se conmemoró el Día
internacional del detenido desaparecido. Fue un acto muy emotivo organizado por
las compañeras de Voces Unidas por la Vida y la Comisión de Defensa de los
Derechos Humanos, con el apoyo invaluable de Delta Teatro. El movimiento adoptó
un Laurel de India que está plantado en la Plazuela Obregón, como el Árbol de
la Esperanza. Habrá una placa que así lo consigne. Una bella frase encabeza el
texto que lo identifica: El árbol sueña con ser bosque, nosotros con construir la
paz. Enhorabuena. Con este evento iniciamos los preparativos para la
conmemoración del III aniversario de la desaparición de los 43 alumnos de la
Normal Rural de Ayotzinapa, que será el 26 de
septiembre.
El país no puede seguir viviendo sin
atender su realidad y los asuntos prioritarios. Está abierta la coyuntura
electoral de 2018 y las posibilidades de mantenerse o de arribar al poder
político, limita el discurso de partidos e interesados en esa coyuntura,
dedicando sus energías a la descalificación de los adversarios, mientras los
problemas del país se dimensionan y ponen en entredicho su viabilidad misma
como nación. Hoy más que nunca es válida la consigna de la defensa de la vida,
la paz y del Estado de derecho democrático. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com