Por múltiples razones septiembre es el mes de
la patria y también el de sus dolores. Fue el mes que acunó el grito de
independencia del cura Miguel Hidalgo y los afanes libertarios de un puñado de
conspiradores. También vería desfilar los ejércitos de Iturbide y Guerrero
proclamando el fin de la guerra y nuestra separación de España. Pero septiembre
ha visto caer a la capital del país y a varios estados, heridos por tres
terremotos: 1985 y 2017. Sin olvidar la noche de Iguala del 26 de septiembre
que se llevó a 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Como si no tuviéramos suficiente con esos
problemas y los desplazamientos de grupos de personas empujadas por la
violencia, como sucedió en el mes de julio en Concordia, Sinaloa, en estos días
volvió esa violencia imparable a la sierra de ese municipio y cobró otras tres
vidas. La autoridad deja mucho que desear en la atención a las zonas violentas
y las masas de desplazados que migran desde ahí.
No pocos creyeron que ante la situación de
quiebra en que dejó la administración de Mario López Valdez a las finanzas
públicas, el nuevo gobierno aplicaría "manita de cochi"
para que los responsables comparecieran y respondieran por tamaño desfalco.
Pues no han comparecido y no se ven muchas posibilidades de ello. Si se
aprobaron las cuentas públicas por más cuestionamientos que tenían de parte de
la Auditoría Superior del Estado y de no pocos diputados y hasta se reformaron
los artículos 37 y 43 de la Constitución local para que ya no sufran los
saqueadores de las siguientes administraciones, son mensajes inequívocos
de no querer tocar a los responsables.
La Secretaría de Transparencia y Rendición de
Cuentas determina castigo para un encargado del despacho de la Secretaría de
Turismo (el ex titular tiene otro empleo en esta administración),
un subsecretario y otros cuatro funcionarios de segundo nivel. Muchos
ciudadanos siguen exigiendo la aplicación de la ley al ex gobernador y los ex
secretarios de administración, salud y educación pública, pero no hay una
pálida señal de que así será. Cuando sancionaron a Rafael Lizárraga los de
transparencia estaban de buen humor: tendrá 30 días de suspensión sin goce de
sueldo. Casi le pedían disculpas por haberlo señalado entre los que
"pellizcaron el presupuesto". No se tocarán los que mal condujeron la
administración estatal, hasta que no hacerlo tenga un costo mayor que llevarlo
a cabo.
En estos dolores hemos conocido el verdadero
rostro del Estado. Ni fue oportuno ni suficiente en la atención de la
emergencia que produjeron los terremotos, tampoco honesto en la entrega de los
apoyos de la sociedad y de los que llegaron del extranjero. El fondo para
desastres apenas tiene una bolsa de 6 mil millones de pesos para este año, a
pesar de que los recurrentes ciclones han dejado amplias zonas devastadas en
varios estados. No se otorgan más recursos porque se prioriza el pago por 35
mil millones de pesos a los banqueros, como premio a la quiebra por mala
administración de los bancos que se les entregaron a precio de ganga.
También debemos decir que, por sobre todo, se
prioriza el pago al servicio de la deuda, que se llevará este año una cantidad
de casi 248 mil millones de pesos. Educación, salud y cultura, sufren de
recortes, pero las obligaciones con deudores se cumplen. El Estado dejó
que se lincharan a los partidos políticos, a quienes se les exigió renunciar a
sus prerrogativas para aplicarlas en la reconstrucción de los daños por los
sismos, pero calla sobre esos renglones que sí cuentan para una reconstrucción
plena: los 35 mil millones que se llevan anualmente los banqueros y la otra
cifra de los 248 mil millones, tan inmorales la una como la otra. Nuestra
situación se resume ahora así: país en crisis y urgido de reconstrucción,
banqueros y deudores felices porque financiamos sus errores.
Los periodistas del sur de Sinaloa han
presentado ante la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa una
queja masiva. Los campeones en violar sus derechos humanos como reporteros son
Fernando Pucheta, presidente municipal de Mazatlán y
Hugo Enrique Moreno Guzmán, alcalde de Escuinapa. Hay
conductas y gestos reiterados que ofenden a la libertad de expresión, que no
dejan espacio por el que puedan respirar el artículo 13 de la Convención
Americana sobre los Derechos Humanos, el artículo 19 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos, el primer capítulo de nuestra Constitución y la
Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
Demasiadas tareas se abren para un Estado que
muestra fatigas por todos los costados, pero al que hay que exigir el
cumplimiento de sus obligaciones constitucionales, como vía privilegiada para
que la senda de la reconstrucción y la democracia retomen su camino y su andadura. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com