El Sistema no jurisdiccional de derechos
humanos sufrió su primera baja violenta. 27 años después del nacimiento de la
CNDH muere violentamente Silvestre de la Toba Camacho, presidente de la CEDH de
Baja California Sur. No es que otros presidentes de comisiones estatales no
hayan tenido tropiezos, al menos Miguel Sarre Iguiniz
se vio urgido de abandonar Aguascalientes en 1990, luego de hacer una
recomendación donde pedía la cabeza del jefe de la policía judicial. El
“recomendado” era compadre de Miguel Ángel Barberena Vega, gobernador del
estado, quien luego de ver la dichosa recomendación dijo que en Aguascalientes
no cabían Sarre y él. Sarre entendió que no sería Barberena quien saldría del
estado sede de la Convención revolucionaria de 1914 y ni maletas hizo para
marcharse al DF.
A los activistas de derechos humanos,
como a muchos chiapanecos, no se nos olvidan las palabras lapidarias que sin
ningún rubor le expresaron al presidente de la CEDH de Chiapas, Pedro Raúl
López Hernández: “encierro, destierro o entierro”. Era el mensaje del
gobernador Pablo Salazar Mendiguchía. La casa de Pedro
Raúl había quedado como raspador de queso y ya no podía despachar en las
oficinas de la Comisión. José Luis Soberanes y la Federación de comisiones de
derechos humanos lo abandonaron. Y Pedro Raúl no tuvo otra opción que poner a
prueba sus sufridas canillas para llegar hasta la ciudad de México, huyendo de
los demonios sueltos mendiguchianos. No quiso el
encierro y mucho menos el entierro.
Aunque los tiempos que vivimos no den
para mucho en lo que toca al respeto de los derechos
humanos de defensores de esos derechos, nunca creímos que se cobraran víctimas
en las filas de las comisiones oficiales de derechos humanos, por su
naturaleza, por el perfil que guardan en general sus presidentes, más
inclinados al poder que a la defensa intransigente de los derechos ciudadanos.
Pensamos que las cosas quedarían hasta el simpático (pero riesgoso) destierro
de Gustavo De la Rosa Hickerson, visitador de la CEDH
de Chihuahua, que con amenazas de muerte se asiló en Texas, sin dejar nunca de
cumplir con su delicado trabajo de visitador en Ciudad Juárez.
El trabajo realizado durante el presente
año de parte de Silvestre De la Toba, nos habla de recomendaciones
reiterativas a la Secretaría de Educación Pública por la negativa de escuelas a
recibir a niños con discapacidad y de abusos sexuales contra alumnas de parte
de docentes; sin faltar varias recomendaciones que afectaron intereses en las
direcciones de seguridad pública en La Paz, Loreto y Comondú.
No sabemos que haya detonado la situación que termina con su vida, pero el caso
desnuda el entorno en que viven los defensores de derechos humanos. No sólo los
activistas de este movimiento, ahora podemos decirlo sin riesgo de
equivocarnos, también los llamados defensores del pueblo.
Y aunque nos suene casi siempre amargo,
ajeno y lejano, volvamos a decir: que la única manera de cicatrizar esa herida
y también de recuperar en parte la confianza perdida en la autoridad, es el
esclarecimiento de su asesinato, la captura de sus responsables y que sean
juzgados por ese horrible crimen.
En medio de este lamentable hecho, como
resultado de una exitosa gestión de la Comisión ciudadana de seguimiento al
Caso Javier Valdez, recibimos una hermosa respuesta. Solicitamos al Congreso
del Estado la comparecencia del Fiscal General para que informe del crimen de
Javier, a 6 meses de su inmolación, mismo que están llenos de silencio y de
contenido en la investigación. Como brisa fresca en tarde de verano nos cae la
noticia de que se aprobó dicha comparecencia y, con mayor razón, en el día en
que la solicitamos: 10 de diciembre. Será la mejor manera de conmemorar los 69
años de que fue aprobada la Declaración Universal de Los Derechos Humanos.
Esa gestión de la Comisión ciudadana ha
sido exitosa, porque sus miembros no han dejado de convocar, de organizar la
protesta, de tocar las diferentes puertas de la autoridad paraser escuchados. Y la convocatoria tiene un
importante eco en la sociedad sinaloense. Eso nos fortalece y da vigor a las
demandas. Ahora esperamos que muchas voces y personas estén presentes en el
Congreso del Estado el día 10 de diciembre, para que la voz que reclama
información clara y precisa sobre el Caso Javier
Valdez, tenga la respuesta adecuada del Congreso y de la Fiscalía general del
Estado. Hemos dado un primer paso en firme, que el siguiente pise más fuerte.
Callar no es opción, dijeron muchos ciudadanos en las marchas. Así creemos
haberlo entendido todos. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com