Tres
sentidas marchas y un plantón dieron rostro a las madres con hijos
desaparecidos en Sinaloa. Hubo una buena convocatoria, pues a la presencia
propia se sumaron familiares, vecinos y miembros de organizaciones civiles. En
el caso de Culiacán el conocido padre "Jimmy" marchó solidario en la
manifestación. Coreaba las consignas como todos los marchistas, mientras
sostenía amorosamente en sus manos un Cristo sin la cruz, cuyo rostro parecía
cargar con todas las penas de los familiares con desaparecidos.
Mazatlán
vio marchas por sus calles a un nutrido grupo de familiares con desaparecidos,
cuyas consignas cuestionaba el paradero de sus seres queridos, decían: ¿dónde
están, dónde están? Nuestros hijos, ¿dónde están? El norte de Sinaloa vio
desfilar a las rastreadoras exigiendo que las autoridades cumplan con su
obligación de procurar justicia y detener la nefasta práctica de la
desaparición forzada de personas.
La
prensa dio fe de las manifestaciones y del plantón y no pocos ciudadanos
estuvieron atentos al curso de todos los actos públicos con los que las madres
con hijos desaparecidos conmemoraron su día. "Nada que festejar",
decían, en referencia a como tomamos tradicionalmente esta fecha. Así de
profundo debe de ser ese dolor que las consume desde que de sus hijos no
pudieron regresar a sus casas y permanecen en calidad de desaparecidos.
Al
iniciar la marcha una de las madres llegó desecha en llanto hasta el kiosko donde estaba el plantón. Le faltaron las fuerzas y
no se incorporó a la manifestación. La quebró su pena. Pudo más el recuerdo de
la ausencia dolorosa de su hijo y las piernas se negaron a marchar, quizá creyó
que junto al kiosko, donde se ha manifestado tantas
veces, se quedaba el alma y la esencia de su ser ausente. Cuatro madres, como
los puntos cardinales, la abrazaron y buscaron el urgente consuelo. Y lo
consiguieron en medio de un mar colectivo de lágrimas.
Ante
la contundencia y legitimidad del reclamo ante las autoridades, periodistas y
otras personas interesadas preguntan cuál es la cifra de los desaparecidos. Y
tenemos que decir que hay muchas respuestas, pues la página de la Fiscalía
General de Sinaloa tiene una cercana a los 3 mil y el Inegi
considera un número mayor, mientras que hay otras fuentes no oficiales que
hablan de alrededor de los 6 mil. Pero la magnitud del problema queda muy clara
aún considerando la cifra menor.
Mientras
marchaba por la calle Ángel Flores observé a los jóvenes que llevaban unas palas que se utilizan en las búsquedas; me llamó la atención
las leyendas que pegaron a esas herramientas: "Yosimar, tu madre llora.
Este día no festejo. Lucho por encontrar a mi hijo." Otra cartulina pegada
al instrumento de excavación hacía conmoverse al más pintado. "Mamá: este
es tu regalo: una pala. Para que busques lo más valioso que perdí. A mi
padre." Todo eso en un marco de reclamos fuertes, de pancartas con la
pregunta ¿dónde están? y un mar de lonas con los rostros de los desaparecidos.
Una
cosa me llena de pena nomás, reconociendo lo hermoso de la jornada de este 10 de
mayo: que no haya sido posible que las tres marchas y el plantón fueran la
expresión unida del movimiento de madres con hijos desaparecidos. Se marchó
ahora sin ese elemento que debe ser expresión de un dolor tan grande. Ojalá
podamos remediarlo pronto.
Mientras,
seguimos insistiendo que la autoridad debe adquirir perros rastreadores que nos
ayuden en la búsqueda de personas con vida, que humanice la política atención a
las víctimas del delito y que fortalezcan las fiscalías especializadas en
desapariciones forzadas. Urge detener esa práctica que tanto daño ha hecho al
país y a la humanidad. Y coincidiendo con nuestro amigo poeta y luchador social
Rosalío Morales, decimos: Sí, algo pueden festejar,/ juntarse todas y atajar lo sombrío y lo siniestro,/ reunirse
e inventar un mundo más humano,/ pulir la voluntad impregnada de recuerdos,/
reencontrar el amor como meta más sublime,/ el amor y la lucha habilitados por
los sueños. Vales
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com