Tú que sabes lo que
pesan las piedras y lo que corre el viento...
¿Cuál es la velocidad de las tinieblas y la
dureza del silencio?
León
Felipe
Es
una irresponsabilidad pedirle a los desplazados que regresen a sus lugares de
origen. Lo hemos venido diciendo a cada momento que se ofrece. Lo reiteramos
apenas el día lunes 21 en la lectura del Informe anual de la Comisión de
Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa. Tan claro como el agua, no se puede
convocar a la población desplazada por la violencia a que regrese a la tierra
perdida, si las condiciones que la hicieron salir no han cambiado.
Mantenemos
esta opinión porque poco después de julio de 2017, cuando aún estaban tibios
los rescoldos de las hornillas en las casas abandonadas en La Petaca, Los
Chirimoyos, Santa Lucía, Pánuco y otras comunidades, se suscitaron algunos
homicidios de personas que aún se resistían al desplazamiento o que habían
regresado para echar una vuelta al patrimonio que hoy está entre perdido y
contado como ajeno.
Hace
apenas un mes perdieron la vida tres desplazados de Concordia en el puerto de
Mazatlán y el pasado martes 22 Pánuco vuelve a ser escenario de un crimen que
golpea a la población desplazada: cuatro mineros mueren acribillados en las
inmediaciones de ese mineral. La autoridad puede alegar todo lo que considere
conveniente, pero la violencia no ha dejado en paz a los desplazados, ni en la
sierra ni en la costa. Y en lo que parece no haber duda es que en la sierra de
Concordia la presencia de la autoridad no implica gobernar, menos restablecer
la paz.
De
acuerdo a nuestros datos, han regresado entre el 40 y 45 por ciento de los
desplazados, pero ello plantea un sinnúmero de
interrogantes y tareas que deben atenderse sin demora, con el fin de encaminar
las cosas. Con mayor razón si las condiciones que obligaron al desplazamiento
no han cambiado, pues los riesgos para la población se plantean ahora con otras
agravantes.
Ante
los nuevos acontecimientos es natural que las tensiones y el estrés vuelvan a
tomar niveles preocupantes en la sierra de Concordia,
¿qué hará esa población que regresó a su tierra de origen con la golpeada
esperanza de que la paz retomara su otrora andadura por aquellas tierras
olvidadas de la mano de Dios? ¿Volver camino abajo como en julio del año
pasado? Nos parece muy difícil, sobre todo cuando ni comprensión encontraron,
menos solidaridad, de las autoridades del puerto. Y sabiendo que Fernando Pucheta anda buscando de nuevo la alcaldía después de
cerrarles las puertas del ayuntamiento, no creemos que abriguen muchas
esperanzas si se alejan de la sierra.
¿Llegará
la autocrítica a las autoridades del estado?, ¿Se planteará algún plan para atender
la emergencia?, ¿Se calificará como un hecho más de violencia lo que pasó hace
un mes en Mazatlán y ahora en Pánuco?, ¿La SEPyC
estará pensando en cómo atender a la población escolar después de estos
hechos?, ¿Se cumplirán las promesas a las 350 familias que ahora está esperando
la aprobación de créditos para vivienda en Mazatlán?
Desde
nuestro punto de vista hay dos prioridades para la autoridad estatal y federal:
la evaluación inmediata de la situación en la sierra de Concordia y el
establecimiento de un plan de protección para la población que se encuentra en
estos momentos allá. No es momento para plantear el traslado de toda esa
población, porque simplemente no hay ningún lugar ni infraestructura para
atenderla. A pesar de que el fenómeno del desplazamiento interno repuntó en
2009, no hay un renglón en el presupuesto estatal para atenderlo. La Ley
federal de atención a víctimas les da ese perfil, pero no fondos para atender a
los desplazados.
Definitivamente
no fue afortunado convocar a los desplazados a regresar a sus lugares de
origen. No lo fue con Malova, que aseguró que después
de un operativo policiaco ya podían hacerlo. Las consecuencias de ello no se
hicieron esperar: la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa
registró al menos ocho muertes. No lo es ahora con Quirino. La realidad ha
vuelto a decirnos que marchemos con más prudencia, que en el asunto de
desplazados aún hay mucho que aprender y que la autoridad no puede ignorar las
Recomendaciones que han emitido las diferentes comisiones de derechos humanos.
Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com