Los niños latinos, nuevo objetivo político
militar de Donald Trump. En el origen de todo su
accionar está el odio. Y a todo lo que odia busca ponerle un valladar. El muro
fronterizo que se volvió promesa de campaña, es sólo una medida destinada a
golpear a los inmigrantes que nacieron al sur del Río Bravo, incluido el
Caribe. Pero ha encontrado inagotables maneras de construir muros y de ofender
a quienes, migrando por falta de oportunidades, pretenden hacer vida en Estados
Unidos.
Declara la guerra a los inmigrantes y ordena la
deportación masiva; indulta al Sheriff JoeArpaio, luego que un juez lo encuentra culpable de tratos
inhumanos y degradantes a indocumentados; se lanza en campaña contra los "Dreamers", esos valientes jóvenes que a pesar de la
discriminación, las limitantes económicas y las medidas antiinmigratorias,
han demostrado que pueden alcanzar la universidad y destacar en la academia y
en la dirección de empresas como el más pintado de los gringos.A
la deportación masiva ahora le suma la peor infamia que puede concebirse:
separar los hijos de sus padres. Y una jaula como el destino inmediato de esos
niños a quienes se arranca violentamente de los brazos de sus mayores. Una
jaula, la misma medida que Hitler impuso a cientos de miles de niños. El mismo
recurso al que recurrieron los esclavistas de las márgenes del Río Mississippi.
La Revista Time ha descrito en su portada lo que este tsunami de medidas
significa. No es solo Trump en posición prepotente
frente a un niño que llora al ser separado de sus padres, es el imperio que
actúa contra natura y cree que puede hacer y deshacer sin que haya
consecuencias.
Pero esta vez se equivocó. La condena de los
pueblos a nivel mundial fue unánime. Y Trump bien
puede retirarse del Acuerdo de París (en materia del clima) y también del
Consejo de Derechos Humanos de la ONU, pero no pudo resistir el enojo humano al
atreverse a dividir violentamente a las familias de inmigrantes y violentar los
derechos de la parte más tierna y esperanzadora de la humanidad: los niños.
Reculó frente al poder de la palabra y la movilización. Es un buen antecedente.
Que no se nos olvide porque volverá a la carga más temprano que tarde. Júrenlo.
Junto a esas preocupaciones se manifiestan
otras más locales, pero tan graves y cercanas a nosotros como el caso de los
niños latinos en Estados Unidos. La desaparición de personas. No para esta
nefasta práctica. El promedio de personas que no regresa a su casa ya rebasa el
de una persona por día en Sinaloa. Y tenemos un verdadero colapso en todos los
niveles ante este fenómeno imparable. Los familiares (siete grupos organizados
ya) no se dan abasto para atender las denuncias anónimas que les llegan
aportando datos sobre fosas clandestinas. La autoridad misma no tiene ni el
personal, ni la estructura ni presupuesto para atender las necesidades
planteadas.
Y lo peor, la autoridad no cuenta con una
estrategia (me pregunto si con la voluntad) para buscar detener la práctica de
la desaparición forzada. KathiaKarime
es la joven que hoy buscamos con desesperación, pero no es la única. Como todo
se vuelve pequeño ante la magnitud del problema, las madres del Grupo Sabuesos
Guerreras ha hecho un Plantón reclamando mayor eficacia en las búsquedas de
desaparecidos y planean una jornada de dos días frente a Catedral, solicitando
donativos de palas, zapapicos, barras, agua, guantes y en efectivo para
fortalecer las búsquedas.
En tanto Voces Unidas por la Vida llevará a
cabo otras actividades planteando la necesidad de que el Gobernador cumpla la
palabra de reunirse con regularidad con los familiares y revise los avances
logrados. Creemos que la sensibilidad debe ser una moneda de mayor
circulación en las diferentes instancias de gobierno, sobre todo en materia de
derechos humanos.
Más allá de diferencias de opiniones sobre el
tema, más allá de cualquier interés personal, hay una verdad que no se puede
ignorar: la urgencia de establecer una estrategia para parar la
desaparición forzada de personas. Le interesa a la gran cantidad de familias
que son víctimas de este delito de lesa humanidad, le interesa a la sociedad,
¿por qué no ha de interesarle a la autoridad? Si hay voluntad de todos, no veo
inconveniente para coincidir en algún lugar, día y hora, con el compromiso de
elaborar esa política pública que puede encaminar hacia la paz a este sufrido
Sinaloa. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com