Treinta siete años después de desenterrar el
hacha de guerra, muere Antonio Toledo Corro. El 1º de enero de 1981 no llamó a
la conciliación a los sinaloenses, en esa toma de posesión como gobernador
pintó su raya, como lo hacían los adolescentes de nuestro tiempo, advirtiendo a
quienes consideraba sus adversarios que sería implacable con ellos. Y lo
cumplió. La Universidad Autónoma de Sinaloa era un objetivo central de su
guerra y sobre ella cargó buena parte de la artillería y el resto de su cuerpo
de ejército. Se trataba de golpearla hasta reducirla a una pequeña institución
de exclusiva enseñanza superior.
Para comenzar buscó condicionar el subsidio,
cuyo principal monto no lo aporta el gobierno estatal, a que la UAS renunciara
a impartir educación preparatoria. Los universitarios no estuvimos de acuerdo.
Y Toledo retuvo los dineros de la Universidad por más de 120 días, creyendo que
doblegaría la resistencia. Las marchas de estudiantes y maestros acompañados de
pueblo, fueron crecientes. Pero los excesos del ejercicio de poder y el
autoritarismo también encuentran sus límites.
El día 26 de noviembre de su primer año de
gobierno una marcha de universitarios llegó hasta el Congreso del Estado, en el
viejo de edificio de Donato Guerra y Rosales. Llevábamos una petición escrita
dirigida al Poder Legislativo solicitando su intervención para que se respetara
el derecho histórico de la UAS a mantener sus preparatorias y que se reanudara
el pago de salarios al personal, retenido por más de cuatro meses. Florentino
Esquerra, presidente del Congreso en dicho mes, nos recibió en la escalera que
lleva al segundo piso y estaba a punto de recibir el documento, pero Mario
Niebla Álvarez, coordinador de la fracción priísta le
ordena a gritos desde arriba que no lo hiciera. Florentino y nosotros nos
quedamos con la mano extendida, y aquél oficio a medio camino.
Por esa pésima decisión, que demostraba en qué
niveles andaba la sensibilidad política toledista,
nosotros resolvimos quedarnos en plantón para que se nos escuchara. A las 6 pm
nos dieron la respuesta: un fuerte contingente de policías municipales y
judiciales arribaron por diferentes direcciones echando gases lacrimógenos y
procurando detener a los manifestantes. Nuestra retirada fue en orden y sin
mayores consecuencias. Para al día siguiente el enfrentamiento entró a otro
nivel: Toledo exhibía 17 órdenes de aprehensión obtenidas en menos de 12 horas
y el movimiento universitario vio salir a la calle a más de 40 mil ciudadanos
apoyando a la UAS. A mata caballo integró la averiguación previa la
Procuraduría y mata caballo resolvió una orden de aprehensión el Poder
Judicial. La lista de los perseguidos la encabezaban Audómar
Ahumada Quintero (quien entregara años después un reconocimiento a su
perseguidor a nombre del gobierno de Malova), Rubén
Rocha, Liberato Terán, Rodrigo López Zavala y Oscar
Loza.
Esa manifestación fue definitiva, el gobierno
federal obligó a Toledo a negociar. La Universidad siguió íntegra, pero Toledo
tenía otros recursos para limitar a la Institución que fundara don Eustaquio Buelna. Reformó la ley para que el impuesto del 10 por
ciento para la UAS se convirtiera en impuesto para educación superior y
destinar una parte para la Universidad que él creó para competir por espacios:
la UdeO. Fue más allá, también crea el sistema de
preparatorias Colegio de Bachilleres de Sinaloa, para disputar espacios en ese
nivel a la UAS.
Mientras eso sucedía, los campesinos que
solicitaban tierras desde varias décadas atrás y que invadieron tierras antes
de que Toledo tomara el poder o se preparaban para ello, sufrieron la mano dura
del hombre de "Las Cabras". Baste un botón de muestra: las invasiones
en Alhuey, Campo el General y La Ilama,
en el municipio de Angostura. En el balance obligado de aquellos seis años que
terminaron en 1986, para algunos analistas fue el de una larga noche para
Sinaloa.
Pero Antonio Toledo fue oportuno para muchas de
sus citas con la historia de Sinaloa y del país. En 1953, siendo diputado y al
frente de un levantisco grupo echaron abajo el gobierno del profesor Enrique
Pérez Arce. Un poco dilatado, pero llegó a la gubernatura con el respaldo del
conservador grupo de "Los 33" y ahora que su partido, el PRI, recibe
el revés más duro de su longeva historia, luego de ser testigo de ello, "el
Tigre del sur", también se despide de la vida política y de la
existencial. A pesar de nuestras diferencias, no podremos regatearle esa
cualidad.
La esperanza toma cuerpo este miércoles pasado
con la reunión del presidente electo y quienes serán los representantes
populares ante el Congreso de la Unión por Morena. Se han comprometido a
legislar para reducir los salarios de los altos funcionarios del Estado (cuyos
montos actuales son un insulto a los 62 millones de pobres), sobre la
eliminación del fuero a todos los niveles, serán delitos graves la corrupción y
fraude electoral, recuperación del agua como patrimonio nacional, revocar la
retrógrada ley de educación, podrá revocarse el mandato a mitad del sexenio,
entre otras cosas. Enhorabuena por este sufrido país. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscarloza.ochoa@hotmail.com