Ni las cifras del delito de 2017, ni los
hechos de Elota llevarán a un cambio de política de
seguridad. Tampoco lo que sigue sucediendo en este complicado y preocupante
año. Además es el fin de un sexenio que no se mortificó por definiciones en
materia de seguridad, que sólo dio seguimiento a una mala decisión que había
tomado Felipe Calderón en el gobierno anterior. Con los saldos de once años de
una política errónea, el dolor social es del tamaño de 250 mil vidas. Todo ello
obliga ahora, lo quiera o no quien sea el próximo gobernante, a un verdadero
cambio en política de seguridad.
Uno de los comités mazatlecos que apoyan
y dan seguimiento a los desplazados de Concordia, ha informado que las
declaraciones oficiales en el sentido de que están regresando las familias que
abandonaron sus tierras y pueblos, son ciertas. No precisan que sea la mayoría
de los vecinos, pero en la visita que realizaron el pasado día 11 de enero,
señalan que las calles no se ven solas, que ya se abrieron algunas tiendas de
abarrotes, que algunos maestros están llamando a clases, que se está enviando
personal sanitario y que la autoridad reparte despensas allá en esas
comunidades de la sierra y realiza pequeñas obras materiales, para presionar el
regreso.
Pero el regreso de los desplazados, sin
que hayan cambiado las condiciones que los hicieron salir de sus comunidades y
abandonar lo poco que tenían en bienes materiales, me parece de lo más
riesgoso. No hay información de que los responsables de la violencia en esa
zona se hayan marchado, de que estén presos o arrepentidos. Hace dos semanas
esos grupos violentos dieron pruebas de actividad, pues asesinaron a dos
personas en las inmediaciones. Y la base militar que estaba en la zona ya se
retiró al parecer. En esas condiciones el regreso tiene una y mil
interrogantes, y más riesgos que ventajas.
Y las complicaciones para el país no
terminan allí, antes de concluír la primera quincena
de este primer mes ya contábamos a dos periodistas fallecidos violentamente: a
José Gerardo Martínez en la ciudad de México y a Carlos Domínguez en Nuevo Laredo;
sin dejar de contemplar la impunidad en los casos de
los 12 comunicadores asesinados en 2017, particularmente en el caso de Javier
Valdez. Esto replantea no sólo la exigencia de que el mecanismo de protección a
periodistas funcione, sino que los ojos y acciones de la sociedad cobren mayor
vida.
En tanto los desaparecidos adquieren
mayor presencia en la vida pública del estado y del país, pues la estadística
es creciente y no hay política de Estado para detener la práctica. No basta
contar con fiscalías en cada región del estado, ni el equipo y tecnologías
adquiridas, si no hay voluntad oficial para elaborar y aplicar una política que
pare esta práctica que tanto daño ha hecho ya en nuestra sociedad. No pocos
queremos vivir el día en que esos familiares que salen a diario a búsquedas de
sus seres queridos, los encuentren y que puedan descansar al saber que la
autoridad hizo comparecer a los responsables y los juzgó.
Pero el país no tiene descanso, por
donde no le llueve le cae sereno, pues de acuerdo a lo que circula en los
medios no se respetan ni los donativos hechos por la ciudadanía para los
damnificados por los sismos. Se dice que una investigación de la Comisión
Nacional Bancaria y de Valores, encontró que el Banco del Ahorro Nacional y
Servicios Financieros (Bansefi) emitió 4 mil 574
tarjetas para mil 495 beneficiarios. Se emitieron 3 mil 79 plásticos de más. Se
depositaron 68 millones 800 mil pesos, pero no hay seguridad de que todos los
fondos hayan llegado a quienes no tienen ahora techo en donde vivir. ¿Quién es
el responsable del Bansefi? Nada menos que el buen
Virgilio Andrade. Sí, el mismo que "investigó" el caso de la Casa
Blanca.
Lo dijo el presidente Peña Nieto: “la
primera responsabilidad de un gobernante es cumplir y hacer cumplir la ley; por
eso, con la delincuencia organizada no puede haber perdón ni olvido,
ni borrón y cuenta nueva; dejar hacer y dejar pasar es fallar a la sociedad y
traicionar al país”. Y el entorno que vivimos ahíto de actos de corrupción,
cubiertos con el manto de una ominosa impunidad, nos invita más a llorar la
tragedia que sufrimos que a creer a pie juntillas en el discurso oficial.
El próximo 5 de mayo se conmemorará el
bicentenario del nacimiento de Carlos Marx, una de las cabezas más brillantes
en la historia de la humanidad. Seguramente volverán las polémicas en su
entorno, pero nadie podrá negar que al empeorarse las condiciones de vida de
los trabajadores y la explotación, su pensamiento y obra cobran ahora mayor
vigencia que nunca. También nosotros estaremos en el obligado análisis, porque
todavía podemos escribir nuestra historia. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com