Hay ocasiones en las que uno tiene que huir para
salvarse.
OrhanPamuk
Lo dijo Coneval, en 2016 sólo había 27.8 millones de mexicanos a
quienes la pobreza les hacía los mandados. El resto, poco más de 100 millones,
por alguna u otra razón de las consideradas por ese Consejo Nacional de
Evaluación, hay que enlistarnos entre los condenados de la tierra de FrantzFanon, para evadir el
apellido de Los hijos de Sánchez, que nos diera Oscar Lewis, por las
complicaciones sociológicas que este concepto encierra. Coneval
fue más allá del gringo Lewis y nos dio tres apellidos: pobres, vulnerables por
carencias sociales y por ingresos.
Un país de
desiguales encontrará el nuevo gobierno y su gran reto será achicar la brecha
entre los satisfechos y los que no han podido espantar hambres, carencias y
necesidades. El discurso más contundente en favor de ello fue el del 1º de
julio, tan breve que cabe en una "X" y tan abrumador que lo
expresaron 30 millones de connacionales. Esa manifestación tiene el carácter de
mandato y así debe ser atendido a partir de diciembre.
Muchas de las
herencias pueden ser calificadas como deudas, no sólo las de carácter
económico. Y hablando de estas, la deuda externa ronda el 40 por ciento del PIB
y en dólares significaban 453 mil 548 millones al cierre de marzo pasado. El
pago de los intereses seguramente rebasará los 22 mil millones de dólares este
año y será un incómodo sobornal para los años venideros. Deudas los son también
esos terribles salarios que perpetúan la miseria y exclusión social.
¿Cómo llamarle a la
alta cuota de homicidios del sexenio de EPN que hasta noviembre 23 ya
sumaban 146 mil 194? ¿Qué nombre imponerle al millón y medio de desplazados por
la violencia en el país? ¿De qué manera identificamos los más de 39 mil 500
desaparecidos en México? Son las herencias, las deudas que deberán encontrar
caminos de solución que fueron vedados en los tiempos del Dinosaurio.
Los feminicidios y todo tipo de violencia contra la mujer, son
los peores visages (como dice mi madre) que nos
hereda el Dinosaurio. Fue la subcultura que tomó cuerpo y se fortaleció bajo el
eterno régimen del autoritarismo. Más de 80 años así la cuadraron. El colmo, en
plenas jornadas por la eliminación de todas formas de violencia contra la
mujer, desaparece la joven TanniaRoselin
Caldera Ruiz en Culiacán. Activamos ya al lado de la familia.
El neoliberalismo
nos deja otras herencias y deudas. Despojó a los campesinos "hijos
predilectos del régimen", como los llamara Arturo Warman
y los lanzó a una migración masiva hacia Estados Unidos, porque no era
suficiente el despojo y el saqueo. Los campesinos sin tierra ya no eran nadie
en el campo y en la ciudad, sin espacios y sin empleos, salían sobrando. La
migración fue el canal de salida, hasta que la crisis de fines de la década
anterior en EU le puso límites a un sueño que se volvió la peor pesadilla.
¿Y qué decir del
dolor que en el campo del activismo en derechos humanos y en el de los
periodistas ha dejado? En el régimen que termina de EPN fueron asesinados 58
periodistas, impunes de alguna manera todos esos homicidios. Ello pinta la
ausencia de respeto a la verdadera libertad de expresión y nulo compromiso de
fortalecer la democracia a partir del libre ejercicio de la expresión escrita,
hablada y en imagen. En los cinco primeros años del sexenio perdieron la vida
en forma violenta 106 defensores de derechos humanos. Por eso hemos dicho que
hay una crisis humanitaria. Y que la memoria ciudadana debe exigir el
desagravio a cada uno de esos crímenes, si no no
habrá ni justicia ni cicatrización de las profundas heridas sociales. Ni perdón
ni olvido en pocas y precisas palabras.
No por menores
mencionamos al final las deudas en educación, vivienda y salud, pues nos
son tan caras como las que corresponden a la seguridad. Queríamos hacer un
retrato con grandes pinceladas de esas herencias que nos deja el Dinosaurio y
que buscarles solución no sólo será el deber del gobierno de la Cuarta
Transformación de López Obrador. Esas herencias nos involucran a todos los
interesados en que este país sea otro. Está claro que la utopía es el anhelo que
implica la erradicación de las desigualdades. También sabemos que nos es una
tarea de meses; pero de que exige comenzar ya en nuestro empeño transformador,
eso ni discusión tiene. Si el nuevo gobierno hace frente a estos problemas,
allí debemos estar. Y si vacilara en hacerlo, con mayor razón estamos
convocados a no dejar ir esta oportunidad histórica. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscarloza.ochoa@hotmail.com