Cuando más de dos
renglones de la vida social colapsan se da una crisis humanitaria. En
Sinaloa hay graves problemas de seguridad, de empleo, de falta de oportunidades
en la educación, salud y vivienda. En seguridad hablemos de homicidios,
desaparecidos y de desplazados, y de una mala respuesta de parte de la
autoridad.
En estos primeros
meses del año hay dos problemas que alcanzan niveles de alta preocupación: el
número de casos de menores de edad desaparecidos que ha llegado a la luz
pública y cuatro momentos en los que el accionar de fuerzas armadas federales
suspenden derechos humanos. Respecto a las desapariciones, tenemos el consuelo
de saber que dos niñas regresaron a sus hogares, con todos los asegunes que
implica estar en manos y a disposición de criminales, pero reintegradas a sus
familias y la sociedad.
Vivimos una
situación pigmentada de focos (puntos geográficos) que convocan a estar alerta
sobre varios aspectos de la vida económica, política y social. Tan delicado es
esa situación que hay organismos ciudadanos (amén de las oficinas públicas) que
les dan puntual seguimiento y se han vuelto tan detallistas que hasta matizan
el tono de gravedad o levedad de los renglones que conforman el campo de la
seguridad o cualquier otro de la vida económica o social. Un ejemplo muy claro
de ello es lo que hace el organismo Semáforo delictivo: clasifica la evolución
de los delitos desde el claro verde hasta el intenso y abrumador rojo.
Pero en lo que
toca hacer a la autoridad pareciera que poco tiene que ver el marco Constitucional,
el Estado de derecho. Nadie pide la renuncia a los deberes ante los retos de
criminales y crecimiento de los delitos, pero lo que no puede ignorarse es el respecto irrestricto y puntual a los derechos humanos. Y lo
hecho en La Limita, en las inmediaciones de Santa Fe y la Loma de Rodriguera, está muy lejos de circunscribirse en ese perfil
legal.
No son los únicos problemas,
desafortunadamente. Terminó febrero, el mes de las inscripciones. No sabemos como quedaron las cosas a nivel de la educación elemental,
pero en la educación media superior y universitaria sí hay problemas de
antemano. Se supune que adquirir una ficha para luego
presentar un examen de admisión debe estar al alcance de todo el que aspire a
ello, pero no. No sé que tengan los programas para
acceder a las dichosas fichas, pero hay inconformidad de no pocos aspirantes
porque no pudieron alcanzar una, a pesar de que desde antes de la media noche
del día indicado para el trámite estuvieron pegados, como segunda piel de sus
ordenadores, para que no fallara nada. Y están fuera de toda posibilidad de
presentar un examen y pelear por un espacio en la educación. No es justo, desde
luego.
Y agreguemos que este próximo 8
de marzo sonará fuerte el reclamo de las mujeres, por las omisiones
y acciones que se cometen contra ellas. Los feminicidios,
las grandes desigualdades laborales, políticas y sociales, la desaparición de
muchos de hijos, esposos, hermanos o padres, el acoso sexual, entre muchas
otras cosas se harán presentes en distintos actos. Hay figuras pendientes de
erigir, entre ellas la Coordinación de búsquedas a nivel nacional y a nivel
local. Ellas deben ser escuchadas. Y en el actual proceso electoral, el derecho
a ocupar espacios en igualdad de condiciones en los órganos del Estado debe ser
una realidad.
Mientras redactamos esta columna
nuestros productores del campo preparan un plantón en Palacio de gobierno. Las
nuevas promesas hechas a las puertas de la Expo Agro en semanas pasadas sólo
fueron eso. Hoy vuelven a la carga para reivindicar el derecho a un precio de
su frijol, garbanzo y maíz, que les garantice pagar las deudas que arroja hacer
producir la tierra y seguir ofreciendo el pan de cada día a su familia. Los
coyotes y las dependencias gubernamentales relacionadas, dominan el mercado e
impiden volver rentable al campo mexicano. Ojalá tengan una respuesta positiva.
En el campo de las desapariciones
forzadas, cuya herida crece y se profundiza día a día, no dejaremos de reiterar
que urge la adquisición de perros especializados en la búsqueda en vida de
personas desaparecidas o extraviadas. Mientras más nos tardemos en su compra,
más restringidos estaremos en las acciones que podemos desarrollar en las
primeras horas después de la desaparición forzada de una persona. Volvemos a
repetir: son muchas niñas y niños que sufren de esta nefasta práctica. Actuemos
ya para evitar más desgracias. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com