El problema más bien es saber si el Estado está dispuesto a
renegociar.
Jaime Luis Brito
El próximo día 14 de junio la prensa mazatleca
estará sentada en el banquillo de los acusados. Los reporteros Luis Peraza,
Adriana Angulo, Joel Núñez, Kenia Flores, Adrián Luján, Sibely
Cañedo, Marimar Toledo y Fernando Zepeda deberán
comparecer ante el Juzgado Primero Civil. El día 13 de mayo pasado así lo
resolvió dicho juzgado. Dos cosas sorprenden sobremanera al respecto: la
actitud de intolerancia de la autoridad municipal del puerto, que encabeza el
químico Guillermo Benítez y que en este aspecto no se diferencia del anterior
presidente municipal Fernando Pucheta y la diligencia
que el Poder Judicial muestra ante la demanda que presenta un despacho jurídico.
Entre las cosas que la sociedad de Mazatlán
esperaba después de las elecciones de 2018, era un cambio verdadero en las
maneras de tratar los problemas del municipio, en especial las relaciones con
los diferentes sectores sociales, sin faltar los medios de comunicación. No fue
así y vuelve a repetirse esa actitud que invita al zafarrancho con quienes
opinan de manera diferente. Publicar en libertad parece más que una falta al
Bando de policía y se pretende darle el rostro de un delito manifiesto que hay
que combatir sin descanso. Y no falta el juez, para cerrar el abominable
círculo de la intolerancia, que da cabida a la primera demanda que se presenta
contra quien publica textos de crítica a quienes ejercen el poder local.
La cita judicial en otras circunstancias sería
parte del anecdotario tropical al que nos han impuesto nuestros políticos de
carnaval y quemas de mal humor, pero el marco en que se realizará es materia
sobrada para preocuparnos y ocuparnos del asunto. No puede pasar por alto que
tan sólo en lo que va del gobierno de Andrés Manuel López Obrador nueve
reporteros han sido asesinados, pues a los enemigos de la libertad de expresión
no les sube la presión porque haya habido cambio de régimen, pues a final de
cuentas la impunidad no ha recibido la derrota del Estado que promueve la
llamada Cuarta Transformación.
Y en Sinaloa las cuentas negativas no sólo
siguen bañadas por la sombra del caso Javier Valdez, que no ha alcanzado la
justicia que merece, pues tienen que sumar las amenazas contra María de Jesús,
reportera de El Debate y el asesinato que cobró la vida del periodista Omar
Iván Camacho de Guamúchil. Como podemos ver el marco no es nada agradable. Y la
sensibilidad de las autoridades locales deja mucho que desear en materia de
libertad de expresión.
En tanto sucede lo mencionado, a convocatoria
del Congreso del Estado y la participación de la Oficina del Alto Comisionado
para los Derechos Humanos de la ONU en México, Artículo 19, Reporteros sin
Frontera, organismos de periodistas y comisiones de derechos humanos de
Sinaloa, hacen un esfuerzo por elaborar una iniciativa de Ley de protección a
activistas de derechos humanos y periodistas, buscando detener la terrible
práctica de atentar contra la libertad de expresión, los derechos humanos y
contra la integridad de quienes promueven esos derechos.
No se ve por ningún lado que las instancias
gubernamentales mazatlecas y de otros municipios estén registrando la
iniciativa del Congreso y las preocupaciones de un amplio número de
organizaciones internacionales y locales, más bien parecen navegar en contra de
toda esa nueva corriente social que aspira a una legislación que contenga los
parámetros internacionales en la materia y que garantice el pleno ejercicio del
periodismo y de la defensa de los derechos elementales de los ciudadanos.
Por otro lado, no estamos viendo expresiones
masivas de solidaridad con los periodistas porteños mencionados y condenas
colectivas locales y nacionales contra la medida judicial que favorece de
entrada las actitudes intolerantes y autoritarias de quien gobierna Mazatlán, alimentando además otros intereses retardatarios en el
puerto y en el resto del estado. Estamos en el momento justo de hacer valer los
espacios ganados en materia de libertad de expresión y derecho a estar
informados. No esperemos al día 14 para decirle a Luis Peraza, Adriana Angulo, Sibely Cañedo y los demás citados, que estamos con
ellos. Es ahora.
Y desde luego, busquemos que el día 14 no
comparezcan solos. Los reporteros citados somos todos. Que la comparecencia sea
una manifestación de apoyo a los periodistas y la exigencia de respeto a la
libertad de expresión y condena a la intolerancia de las autoridades.
Expresarnos en solidaridad con los periodistas mazatlecos será el mejor mensaje
a los trabajadores de la comunicación, a las autoridades, a la sociedad y,
desde luego, a quienes aún aspiran a amordazar la democracia, ahorcando a su
correa de transmisión principal: la libertad de expresión. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com