Como
la historia, entonces, la utopía que es jalón de su desenvolvimiento,
también es la
búsqueda de lo que pareciera "imposible". Jesús
Santrich
No vivimos tiempos de recreo para
activistas de derechos humanos y periodistas. El siglo XXI ha tomado un perfil
preocupante en materia de respeto a la libertad de expresión y del arcoíris de
los derechos humanos. México se ha ganado el poco honroso primer lugar en el
continente como país riesgoso para el trabajo de periodistas. Nadie ha
comparado los peligros que los defensores de derechos humanos afrontamos en los
diferentes países de América, pero si 10 trabajadores de la comunicación han
pagado con sus vidas el ejercicio de libertad de expresión y 13 activistas
sufrieron lo mismo del 1 de diciembre del año pasado a la fecha, el problema es
grave.
La intolerancia no tiene reposo. Este
viernes 14 comparecen ocho periodistas ante el Juzgado Primero Civil del
Distrito de Mazatlán. Siete de ellos deberán negar o ratificar sus
publicaciones relacionadas con un litigio entre fraccionadores y un despacho
jurídico, el otro tiene una responsabilidad más trascendente. Ese citatorio se
da en un marco poco alentador respecto al periodismo. Baste mencionar que el
caso de Javier Valdez sigue impune, que el caso de Omar Iván Camacho está muy
fresco y que las amenazas contra María de Jesús nos siguen lastimando.
Periodistas, Comisión de Defensa de los
Derechos Humanos en Sinaloa y Comisión de Atención a Víctimas, presentaron este
jueves una iniciativa de Ley de protección a defensores de derechos humanos y
periodistas. El Congreso el Estado la recibió. ¿Qué suerte tendrá en la
Soberanía popular? Lo veremos en las próximas semanas. Por lo pronto podemos
anotar que puede generar algunas controversias, pues la iniciativa habla de la
creación de un Instituto de protección y a raíz de la muerte de Javier
Valdez el gobierno formó a medias una Unidad de protección. Decimos a
medias porque la Unidad cuenta con una persona al frente (sin el consejo
acordado), que se encargaba de la atención a todas las víctimas, entre otras
cosas. Infuncional para este caso.
A la iniciativa le han antecedido foros
en las tres zonas geográficas del estado, la participación de instituciones
como la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU,
Reporteros sin Frontera, Artículo 19, entre otros. No creo que se hayan agotado
las reflexiones al respecto, pero Sinaloa debe legislar ya sobre la materia. Le
urge. También apremia que el horizonte laboral para reporteros empiece a ser
más claro.
Una de las preocupaciones que ocupan
nuestro tiempo es el tipo de relación que se establecerá entre la autoridad
estatal y el Instituto de protección, de crearse este por el Congreso del
Estado. La iniciativa habla de un Instituto autónomo, pero las autonomías ni se
construyen por decreto y para que sean posibles se requiere de una actitud
respetuosa de parte de quien esté en el Poder Ejecutivo. Y en primer lugar que
se renuncie a la existencia de la mencionada Unidad de Protección, que hoy
depende de la Secretaría de Gobierno.
La lógica indica que de crearse el
Instituto de Protección, también quedará en el aire el establecimiento de una
relación ágil y efectiva entre este y todas las dependencias que deberán
coadyuvar ante denuncias y medidas de protección que se generen del trabajo del
mencionado Instituto. Es algo a construir y lo ideal será la madurez con que se
tomen las decisiones y se atiendan los deberes mutuos. De hacer bien las cosas,
mejorará el panorama para quienes viven profesionalmente de la comunicación.
Habrá que abonar también que si el
Instituto nace con la fuerza que el Congreso del Estado le dé, con la
aceptación consecuente del Poder Ejecutivo y con el respaldo moral de la
sociedad, las cosas deben marchar mejor para quienes trabajamos en el campo de
los derechos humanos. Si el entorno no tiene nubarrones de incertidumbre para
realizar nuestro trabajo, es claro que se atenderán las quejas ciudadanas con
mayor dedicación y rendimiento.
Ojalá que pronto contemos con una Ley de
Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas. Y que el Congreso
del Estado recoja en ella las inquietudes centrales que hemos plasmado en
nuestra iniciativa. Será la mejor noticia ante hechos como la comparecencia de
los periodistas mazatlecos ante el Juzgado Primero Civil y la intolerancia que
no ha faltado en ayuntamientos y otras instancias de gobierno. Estado de
derecho es democracia. La democracia también son espacios donde se ejerce
plenamente la libertad de expresión, la defensa y promoción de los derechos
humanos. Enhorabuena. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com