Ellos están
caídos de sueño y esperanzas.
Efraín Huerta
Cuando creemos que las cosas pueden
tomar mejor andadura, algo pasa y nos pone la realidad frente a los ojos. Don
Roque Vargas Aragón, tan entendido siempre con quienes han gobernado nuestra
sufrida entidad, presionado y a punto de la asfixia por la difícil situación
que se vive en la sierra de Concordia, ha puesto el grito en el Cielo. Él mismo
promovió el regreso de muchos de los desplazados a la tierra de origen y creyó
en las promesas de apoyo, de inversiones para arraigar a las familias que los
días 26 y 27 de julio de hace dos años huyeron ante la violencia y las amenazas
recibidas.
Don Roque señala que volvió alrededor
del 70 por ciento de la población originalmente desplazada por la violencia.
Que no hay capacidad de las autoridades municipales para atender a quienes hoy
viven con el Jesús en la boca en El Cuatantal, La
Petaca, Santa Lucía, Chirimoyos, La Capilla del Taste, Potrerillos, La Guayanera, Pánuco, Copala, El
Pueblito y otras comunidades. No hay condiciones, dice, para que las familias
continúen en esos lugares. La situación imperante toca los límites de la
resistencia humana, al parecer.
Tres elementos aporta en su denuncia don
Roque: el incumplimiento de la palabra empeñada por el gobernador, pues invitó
a regresar a los lugares de origen bajo el compromiso de invertir en proyectos
productivos que garantizaran ingresos y vida digna. No ha cumplido, dice. Un
segundo elemento que vuelve inhabitable la zona serrana es la sequía. Muchos de
los vecinos sembraron de temporal en 2018 y la sequía arruinó su magra
inversión, mientras el presente tiempo de aguas no pinta nada bueno para la
agricultura de verano. Y, por si las cosas no marcharan de mal en peor, varios
vecinos y don Roque han denunciado que gente armada continúa haciendo presencia
en la sierra. Y no precisamente en calidad de turistas.
Tensa calma, dicen propios y entendidos,
se vive en la sierra de Concordia. No paz, como quisiéramos muchos, sólo tensa
calma. Y don Roque teme una nueva oleada de desplazados. De darse esa nueva
diáspora, sería la segunda vez para muchos de esos vecinos de la sierra de
Concordia que tuvieran que abandonar casa, bienes y querencia, por razones de
fuerza mayor. Por los riesgos de perder la vida ante acciones violentas como
fue el problema original o por los nuevos motivos: incumplimiento de la palabra
de invertir por la autoridad o porque Tlaloc
simplemente ha entrado en un lamentable receso.
Nada recomendable sería poner oídos
sordos a lo dicho y reclamado por don Roque. Más allá de la añeja fidelidad a
la autoridad, hoy toma cuerpo su sensibilidad ante un problema que nos impacta
a todos y cuya preocupación por una salida que dañe lo menos posible a sus
víctimas la hemos manifestado todos. De darse esa nueva oleada, los términos en
que hoy tratamos el problema de los desplazados serán otros. No precisamente
más positivos y manejables. Por eso nuestra invitación a no cruzarnos de brazos
y salirle al paso con propuestas y acciones de solución, pero ya.
Hay otros problemas donde la palabra
empeñada y no cumplida puede darnos fuertes dolores de cabeza. Me refiero a las
medidas de prevención para esta temporada de lluvias. Hace algunas semanas la
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, solicitó información
sobre el Atlas de riesgos y las medidas preventivas sobre los puntos críticos a
los ayuntamientos de Ahome, Navolato,
Culiacán, Mazatlán, El Rosario y Escuinapa. Lo
hicimos porque tan solo en la temporada pasada las cosas no marcharon bien en
esos municipios. Hasta esta semana solamente Culiacán y Escuinapa
habían cumplido con la información sobre el Atlas de riesgos y sobre las
medidas de mejoramiento con algunas obras en puntos críticos.
Al resto de las autoridades municipales
no les importó informar, lo que vuelve preocupante la actitud, no sólo por el
menosprecio hacia los organismos de derechos humanos de la sociedad, sino
porque tampoco vemos que se esté atendiendo las emergencias que esta temporada
plantea. Ojalá que no tengamos precipitaciones por encima de los promedios
conocidos, pero de darse el único recurso que le queda a la población que se
ubica en esas coordenadas críticas es encomendarse al Cielo, que
contradictoriamente es de donde viene la lluvia.
La CDDHS ha cumplido su misión al
solicitar información clara y precisa sobre los puntos que la autoridad
considera de riesgo y de las medidas que se han tomado en obras e inversión,
para la tranquilidad de la población vulnerable y para que se complementen con
las medidas extraordinarias que siempre deben estar a mano, pues ello
contribuye a preservar vidas y el patrimonio de las
familias. No descansaremos en requerir a las autoridades que no cumplieron para
que informen lo solicitado, no importa que llegue fuera de los tiempos que la
Constitución de Sinaloa contempla para dar respuesta a las solicitudes y
gestiones ciudadanas. No importa, pues estaremos insistiendo no sólo en la
obligación constitucional de hacerlo, sino en el derecho de la sociedad a estar
informada y a que sus problemas sean atendidos en tiempo y forma. La vida y el
patrimonio de muchos sinaloenses está de por medio. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com