Y
actuaron como lo hacen todos los intereses creados.
Eric Williams
Todos los años en esta
temporada vivimos con el Jesús en la boca. Nos tocó batallar la vida en una
región donde los ciclones son visitantes deseados y temidos, no pocas veces
inoportunos e idos de la mano. La presas necesitan de estos fenómenos para
llenar sus vasos y garantizar que las temporadas agrícolas de invierno
primavera sean exitosas. Pero no todo es que llueva. Los últimos años nos
gritan a voz en cuello cómo los errores que cometemos profundizan los daños que
pueden acarrear las precipitaciones copiosas, esas que están por encima de los
promedios regulares.
Nuestras ofensas a la
naturaleza se reflejan en temporadas muy irregulares en las lluvias, como la
presente. Iniciamos con avenidas flacas y tardías y de repente una fuerte
precipitación como esta de la Depresión Ivo. Y el colapso de nuestras
principales ciudades no se hace esperar. Inundadas y lamentando los daños
inmensos al patrimonio de muchos ciudadanos.
Las políticas de
crecimientos de nuestras urbes, poco han tenido que ver con la geografía en donde
están asentadas y más con los intereses creados. No especulamos, basta echarle
un vistazo a Valle Alto y lo que se sigue construyendo más arriba, en Culiacán.
O si se quieren otros botones de muestra, allí está esa zona que recorrió el
gobernador Quirino en Mazatlán y que se ubica al pie del Estero del
Infiernillo. Las consecuencias y los riesgos son muy graves, como para seguir
sin alterarnos.
El año 2011, más de 2 mil
familias resultaron damnificadas en el Puerto de Mazatlán. Ahora de acuerdo a
la información de nuestros compañeros del MASS, sabemos que las colonias más
afectadas por la Depresión Tropical Ivo son Jacarandas, Ampliación 20 de
noviembre y Foresta. Al menos 50 familias del segundo asentamiento perdieron
todo su patrimonio. Entre esas pérdidas están sus muebles y autos (los que
tenían). El Arroyo Jabalines (sic) se desbordó. El propio gobernador señaló que
hay un manglar antes de llegar hasta el estero que se convierte en contensor de las avenidas pluviales y que sólo Semarnat puede autorizar a removerlo y resembrarlo en otro
sitio, para poder resolver el cuello de botella.
El Estero del Infiernillo
está azolvado y es sin duda otro obstáculo. Sabemos que don Quirino, el padre
del gobernador, adquirió una máquina durante su gestión como presidente
municipal para desazolvar el mencionado estero, ¿qué hicieron las siguientes
administraciones con esa máquina? Porque uso no tuvo. Y Mazatlán creció por
esos rumbos (y otros) sin obedecer a un plan de ampliación de la mancha urbana,
sino a las presiones sociales, a los manejos políticos e intereses de
especuladores. Ni más ni menos. Y puestas así las cosas, ahora hay que
encontrar una sabia salida en las vecindades del Estero del Infiernillo. El
margen de acción es muy estrecho: hay un manglar de por medio, pero también
vidas humanas y patrimonios.
Los Mochis volvió a ser la ciudad anegada que ya hemos visto, sin que
se haya priorizado la elaboración y ejecución de un plan rector que resuelva a
mediano plazo las recurrentes inundaciones. Además de los daños patrimoniales,
hay una víctima “colateral” de Ivo: un ciudadano muere electrocutado al
maniobrar su empapado refrigerador.
Hace varias semanas, la
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa, envió sendas
solicitudes de información a los presidentes municipales de Ahome,
Navolato, Culiacán, Mazatlán, El Rosario y Escuinapa, en la que se les requería sobre el Mapa de
riesgos y las medidas que se estaban tomando para prevenir lo que es prevenible
en temporada de lluvias. Sólo Culiacán y Escuinapa se
dignaron a enviar dicha información. Culiacán señaló alrededor de 47 puntos de
riesgo y las medidas que se estaban tomando en el Dren de Bacurimí
y otros puntos, entre ellos el de Zona Dorada que se ahogó la temporada
anterior.
Jesús Estrada Ferreiro,
criticado con frecuencia por nosotros, merece nuestro reconocimiento porque las
medidas tomadas (reconocidas en su momento como insuficientes por él) han
evitado males mayores. Esperamos que en la medida que los recursos fluyan al
Ayuntamiento de Culiacán y de los demás, se ataquen los frentes donde más
riegos hay para población. No dejamos de lamentar que el presidente de Navolato, Eliazar Gutiérrez, teniendo de regidor en su
administración al presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos
en Sinaloa, no se ha dignado a dar respuesta a la solicitud. A él y a todos los
otros presidentes municipales se les ha enviado requerimiento de respuesta.
Hasta hoy la seguimos esperando. Un cambio de actitud ante los problemas y ante
las instituciones humanitarias resultaría de mucho alivio. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com