la desaparición forzada y la necesaria
remediación.
Mario Díaz/ Activista
petrolero.
Los tiempos han cambiado. Hasta hace poco
desayunábamos recibiendo noticias, ahora nos vuelan el último sueño. Eso
vivimos con esas conferencias mañaneras de AMLO, que si sus demonios lo hacen
brincar de la cama aún en tinieblas, otro tanto nos hacen padecer a quienes
vivimos en usos horarios más tempraneros que el de la
capital. Pero la desmañanada del lunes valió la pena.
El presidente abrió el diálogo con la prensa
tocando el tema de la desaparición forzada de personas y le pidió al
subsecretario de gobernación Alejandro Encinas que informara de toda la batería
que traía consigo sobre la materia. Y Alejandro tomó la palabra para anunciar
que el Estado mexicano dispone de poco mas
de 400 millones de pesos para que la Comisión nacional de búsquedas se aplique
a fondo en esta urgente tarea. Compartió que el anterior régimen sólo aplicó 6
millones de un fondo similar al de ahora y ni siquiera integró a cabalidad
dicha comisión.
También informó que 20 estados de la República
no han integrado sus comisiones locales de búsqueda, lo que explica la
deficiente atención al problema de la desaparición forzada de personas en el
país. Hizo una invitación a subsanar este vacío de estructura administrativa.
No hizo referencia a la falta de homologación de las leyes locales en materia
de desaparición forzada, pero no ocupaba decirnos que una ausencia es reflejo
de la otra.
En esa conferencia se hizo pública la
estrategia de 11 puntos en los que el Estado mexicano basará
su atención al grave asunto de la desaparición forzada. Me parece importante
destacar el respeto que expresó por el esfuerzo realizado por los familiares
con desaparecidos, señalando junto a ello que el trabajo de búsquedas es
responsabilidad ineludible del Estado. Dijo que dicha estrategia se centraría en
los dos polos importantes de atención al problema: la autoridad federal se
aplicará a fondo a la búsqueda de personas desaparecidas (destacando las
llamadas búsquedas en vida) y por otra parte las tareas de prevención, con lo
que por primera vez se intentará poner un valladar a la terrible práctica de la
desaparición.
En la mencionada estrategia entra el
establecimiento del banco integral de información nacional (muchas veces
anunciado en los últimos años), lo que se convertirá en una herramienta
muy importante en tiempo real para la búsqueda de personas en vida y para las
que hayan fallecido, luego de su desaparición. Junto a ello se anuncia que el
Estado mexicano, en observación de los compromisos internacionales, invita a la
CIDH, al Grupo especializado en desaparición forzada de la ONU y al Equipo
Argentino de Antropología Forense a que brinden asesoría y capacitación al
personal que trabajará en las búsquedas.
Es hora de voltear a Sinaloa y preguntarle al
gobierno de Quirino Ordaz, ¿cuándo se convocará a la constitución de la
Comisión local de búsquedas? Lo mismo hay que hacer respecto a la Comisión
local de atención a víctimas y no se diga de la Unidad de protección a
defensores de derechos humanos y periodistas. No había presupuesto para ello,
nos dijeron todo 2018. Ahora ya lo contempla el presupuesto de egresos. No hay
excusa, pero si hay prisa para crear esos organismos públicos. Porque no
podemos ir siempre atrás de los delitos de lesa humanidad y mucho menos atarnos
de manos mientras crecen esas grandes ofensas a la sociedad y los criminales
gozan de completa y sospechosa impunidad.
No sabemos como
arranquen la coordinación entre la Comisión local de búsquedas y los grupos
familiares con desaparecidos, tampoco se puede adelantar en el trato que habrá
entre el organismo nacional, el local y los familiares, pero sí tenemos claro
que hay un sentimiento profundo en el pueblo sobre la necesidad de que haya una
efectiva coordinación de esfuerzos, donde celos, competencias mal entendidas y
otros intereses queden al margen del esfuerzo por localizar a los
desaparecidos, con vida para quienes la conserven o sus restos para los demás
casos.
Nuestro reconocimiento a la entrega y
sacrificio de todos los familiares con desaparecidos del país, pues su
terquedad y apego a sus seres queridos que no regresaron a casa, puso el tema
en la agenda de la autoridad y de la sociedad. Todo ello llegó a las cámaras de
diputados de los estados y al Congreso de la Unión y terminó en una legislación
que hoy es plataforma junto a la estrategia del gobierno federal, para accionar
hacia la localización de quienes son víctimas de la desaparición forzada y para
detener, sí para detener esta dolorosa y terrible práctica. Ha comenzado una
nueva etapa histórica en el tema de la desaparición forzada, esperemos que el
gobierno de Sinaloa esté a la altura del reto, pues los grupos de familiares y
la sociedad ya lo estamos. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com