Bienvenida la Ley de Amnistía decretada
recientemente. Es una medida que atiende las urgencias del momento de esta
crisis sanitaria y que busca bajar los riesgos de contagio de una población
penitenciaria de más de 201 mil internos. La Ley mencionada aplica para los
reos federales con el perfil de ser primo delincuentes, con sentencia firme,
que no hayan cometido delito de privación de la vida, secuestro o delitos
contra la integridad personal y no hayan utilizado armas de fuego.
En el cuadro de delitos susceptibles
están el aborto, que incluye a la madre, médico y partera. Contra la salud,
tratándose del último eslabón de la cadena, personas en estado de
vulnerabilidad. Los cometidos por ciudadanos indígenas y cuyos juicios fueron
en la lengua nacional y no en la propia. Por robo simple sin violencia.
Incluyendo a los presos políticos condenados por sedición, exceptuando el
terrorismo. El espectro de faltas criminales pudo ser más amplio, pero quedó
así.
¿Cuál será el alcance de esta Ley de
Amnistía? Sin contar la suerte que tendrán las leyes locales
correspondientes en la materia, ya se ha adelantado que alrededor de 2 mil 400
presos pueden alcanzar el beneficio de la libertad por Amnistía. Si la
población penitenciaria federal es de unos 31 mil reos, el porcentaje
beneficiado no sería mayor al 7.7 por ciento. Para la dimensión de la crisis
penitenciaria mexicana este porcentaje no aliviará la sobrepoblación y para el
hacinamiento en celdas que tienen hasta 16 internos (caso de Sinaloa), no ayuda
la gran cosa para torear el coronavirus.
Pero es la base para las leyes de
amnistía que tendrán que aprobar los congresos locales. En eso estriba su
verdadera trascendencia. La apuesta nuestra es que sucedan dos cosas muy
importantes en el contenido de las leyes de amnistía locales: que se amplíe la
gama de delitos, guardando los otros perfiles y que se abrevien los tiempos en
la ejecución de la Ley, sin que la burocracia limite o impida un alto número de
beneficiados. Por muchas razones un porcentaje de beneficiados del 20 por
ciento del total de 170 mil internos del fuero común, ayudaría mucho a contener
el Covid-19 y a bajar la presión que hoy viven los penales mexicanos. Serían
unos 34 mil presos los beneficiados.
Para la Comisión de Defensa de los
Derechos Humanos en Sinaloa, el tiempo apremia para empezar a trabajar en la
Ley de Amnistía local. Eso le decimos al Congreso del Estado en una Medida
Cautelar que le hicimos llegar este martes 28. Dejar pasar los días, es abonar
en favor de la crisis sanitaria, pues el coronavirus ya se nos metió por un
portillo (o la puerta principal) a uno de los penales sinaloenses. No esperemos
que se convierta en brote y en una indeseable tragedia que todos lamentaríamos.
En otro orden cosas, hemos venido
insistiendo en la necesidad de que el Estado, en todos sus órdenes, elabore un
plan para la atención de los sectores sociales que no tienen ingresos y que su desamparo económico y social los pone en un gran
predicamento ante la múltiple crisis que hoy vivimos: sanitaria, económica, de
seguridad y medioambiental. El día lunes 27 hicimos llegar una carta al Superdelegado de programas federales, Jaime Montes y al
presidente municipal de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, en la que les urgimos
a tomar medidas para disponer de un fondo económico con el fin de atender las
necesidades elementales de las familias más vulnerables ante la crisis. No
hemos recibido respuesta.
Los músicos han salido a la calle en
busca de apoyo. Las esquinas de algunos puntos geográficos de Culiacán han recibido
a bandas, mariachis y chirrines, donde improvisan
intervenciones musicales. Este martes 28 fueron a Palacio de Gobierno. Su
sensible presencia y las ahora agridulces notas de El Sinaloense, El Quelite y
otras canciones, que tan bien nos saben en mejores momentos, hablan de que no
son los únicos en situación difícil: allí están las trabajadoras domésticas,
los comerciantes ambulantes, los discapacitados sin apoyo, albañiles,
vendedores de cruceros, etc. ¿Qué respuesta tendrán del Gobernador Quirino? No lo
sabemos. Él y el Congreso del Estado tienen la palabra.
Ya comenzaron las jornadas aciagas: el
martes 22 de abril tuvimos ocho defunciones y 52 nuevos casos en Sinaloa y han
ido apareciendo en las estadísticas del dolor casos que no estaban en el registro
oficial (en dos ocasiones). Y nos dicen que en la primera mitad del mes de mayo
la campana de Gauss, esa curva que queremos aplanar, puede alcanzar su pico.
Ojalá por el tiempo (para que no sea más largo), pero ¿cuál será el costo en
vidas? No quiero ni pensarlo. Mientras tanto hay voces que hablan de la
necesidad de un gran pacto nacional para enfrentar coronavirus y recesión
económica. No estaría mal, siempre que en éste quede claro que no son los
pobres los que deben pagar la crisis. Por lo demás, los ahorros y apretones de
cinturón del gobierno son bienvenidos, pero que no se olvide que los recursos
destinados al pago de una deuda ilegal, inmoral e ilegítima son del pueblo. Y
deben volver a él. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com