Y es que la
pandemia llega bajo condiciones que no elegimos.
Alejandra Ciriza
—La política fiscal, financiera y
económica del mundo tendrá que coexistir con la Covid-19 por al menos año y
medio. —Dijo el Secretario de Hacienda Arturo Herrera, en la reunión virtual de
gobernadores de bancos centrales del G-20 del pasado 19 del presente. Y hay que
echarnos ese trompo a la uña. En otras palabras, la situación que padecemos ni
es tan fácil ni es tan corta. Por lo que los gobiernos tendrán que revisar de
fondo su política económica, los empresarios tienen al frente una escuela de
aprendizaje o desaprendizaje y la sociedad el reto de revalorar vicios y
virtudes acumuladas hasta hoy. Hay cosas que nos impuso el modelo neoliberal y
que pesan demasiado para encarar la nueva normalidad. ¿Seguiremos cargando con
ellas?
El Gobierno federal planteó 10
compromisos ante el imparable Coronavirus, el pasado 19 del presente mes: ni corrupción ni derroche del presupuesto para atender
empleo, buenos salarios y el bienestar; evitar las enfermedades producidas
por hambre y pobreza, y promoviendo la medicina preventiva y el deporte; a la
educación básica va la asignatura educación para la salud; campaña permanente
promoviendo alimentación nutritiva para la salud.
Como sexto punto destaca mejorar el
sistema de salud con más y mejores hospitales, equipo y personal sanitario; la
atención prioritaria de las enfermedades crónicas; más escuelas de medicina y enfermería
y un programa de becas para la formación de 30 mil médicos especialistas; hacer
realidad el derecho a la salud como lo mandata el artículo 4° Constitucional y
créditos, pensiones y becas para el bienestar a familias que hayan perdido a sus seres queridos por la Covid-19. Es esta la declaración
de mayor alcance y calado que se ha hecho en el transcurso del presente
Gobierno.
El Presidente AMLO presentó
recientemente una iniciativa de reforma en materia de pensiones, que consta de algunos
cambios centrales en el régimen de la Ley del Seguro Social de 1997 y que
reglamentan a las administradoras de fondos para el retiro, las famosas Afores. La iniciativa cuenta con el visto bueno de
sindicatos y patrones. Y ya aparecen algunas críticas que señalan que de
aprobarse esta iniciativa (por afectar al capital, dicen) disminuirá el empleo
y caerán los salarios.
La iniciativa contiene algunas cosas
interesantes: al día de hoy las aportaciones para el retiro del trabajador son
del 6.5 por ciento, distribuidas de la manera siguiente:5.15% el Patrón, 1.125 el Trabajador y
0.125 el Gobierno. De salir adelante la iniciativa el rostro de las
aportaciones quedará así: 13.875 el Patrón, 1.125 el Trabajador y 0.225 el
Gobierno. La iniciativa de ley contempla una escala en las aportaciones
patronales que irían del 5.151% para trabajadores con un ingreso de 10 salarios
mínimos, hasta el 13.875% para la aristocracia de los empleados cuyos ingresos
alcanzan los 25 UMA (86.88 pesos cada Unidad de Medida y Actualización), que
equivalen a poco más de 65 mil pesos mensuales. El gobierno compensa esa escala
aportando 8.724% para trabajadores de salario mínimo a 1.798% para ingresos de
4 UMA (poco más de 10 mil 400 pesos mensuales).
Otro punto importante de la iniciativa
es que se reduce el número de semanas de cotización para tener derecho a
pensión de 1 mil 250 (24 años) a 750 (14 años). Es una viva esperanza para los
jornaleros agrícolas cuya inmensa mayoría nunca acabalará el primer número de
semanas, para los albañiles que en cada obra son reafiliados
con datos diferentes y con pérdida frecuente de sus papeles de aseguramiento,
los trabajadores eventuales, las trabajadoras domésticas, etc. Enhorabuena.
Más allá de la sorpresa de que la
Coparmex participó en el acuerdo, hay cuatro principios básicos que dice
reivindicar para el caso: el alcance (que llegue a más mexicanos). Sin duda
aumentará ese número, ¿qué tanto? No lo sabemos, pero el universo del mundo del
trabajo abarca también a los informales, que son más que los asalariados; por
lo que el beneficio, en el mejor de los casos, no alcanzará nunca al 50 por
ciento de los trabajadores. Se habla de suficiencia, que el recurso recibido
por el pensionado sea parecido al último ingreso; que haya solvencia, es decir,
que el fondo siempre esté listo para aplicarlo; y que haya justicia:
reconocimiento a una vejez digna. Lo que no está mal.
Dejando asentado el reconocimiento de lo
anterior, hay una situación muy concreta que nos impone la crisis civilizatoria
que padecemos y que más allá de los compromisos hechos públicos
y de la iniciativa de Ley de pensiones, el Estado de la 4T debe atender de
manera prioritaria: atender empleo, buenos salarios y el bienestar, dice el
primer compromiso de diez. Se han perdido alrededor de 3 millones de puestos de
trabajo en este año y no será fácil resolverlo y menos si la política económica
no contempla alguna salida a la pequeña y mediana empresa del país y si no hay
suspensión de la deuda pública ni reforma fiscal que grave progresivamente a
los grandes capitales. La crisis va más allá de 2020 y de nuestra capacidad
acostumbrada de respuesta. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com