Las
promesas crean expectativas. Y la que hizo Alejandro Encinas el pasado mes de
enero en el sentido de que antes de terminar febrero contaríamos con un informe
de la Comisión de la Verdad sobre el Caso de los 43 de Ayotzinapa,
renovó la esperanza de conocer la verdad sobre los hechos de la noche del 26 se
septiembre de 2014. Creímos que siguiendo los usos y costumbres de la clase
política el dichoso informe se guardaría para el día 26, fecha en que habría
movilizaciones y actos en diferentes puntos de la geografía nacional, por los familiares
y por asociaciones civiles, como se acostumbra cada mes.
Buscamos
noticias todo el día, hasta minutos antes del mitin que realizamos en el kiosko de la Plazuela Obregón y no encontramos información
sobre el informe esperado. La situación nos deja inquietudes e interrogantes
respecto a si hubo avances en la investigación sobre el paradero de los 43 de Ayotzinapa o no. No estamos casados con la idea de que
forzosamente tenía que rendirse el multi mencionado
informe el día 26, pero la larga espera de 65 meses y el compromiso contraído,
no dejan de pesar sobre los sufridos familiares y una sociedad agraviada.
Los
familiares de los 43 desaparecidos reconocieron hace un mes que en el año que
lleva trabajando la Comisión de la Verdad, había más avances que en todo el
tiempo anterior; nosotros también lo reconocemos. Pero hay que señalar que los
compromisos y la palabra empeñada de un gobierno democrático siempre lo deben
distinguir de los que hicieron administraciones públicas que en el pasado. La
nueva divisa es cumplir dichos compromisos y la palabra. Lo que nos lleva a
plantearle al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en especial a la
Secretaría de Gobernación, que a la intensificación de los trabajos de
investigación le siga el informe al que se comprometió a principios del
presente año.
Tampoco
podemos ignorar que en los días previos hubo dos acontecimientos que poco
ayudan a entender que las cosas han cambiado en serio en México. Me refiero a
la represión del Gobierno de Rutilio Escandón Cadenas, el pasado 16 de febrero
a familiares de los 43 y a estudiantes normalistas en Tuxtla Gutiérrez,
Chiapas. No es la negociación con los que protestan lo que destaca en las
políticas de Escandón, es el uso del garrote como recurso primero y único ante
las manifestaciones públicas.
El
otro elemento es que el Gobernador de Baja California, Jaime Bonilla Valdez,
nombró como jefe de prisiones al general Marcos Esteban Juárez Escalera
“Caminante”, señalado en la Recomendación 15VG/2018 de la Oficina Especial para
el Caso Iguala de la CNDH como implicado en los acontecimientos que llevaron a
la desaparición de los 43 en la noche de Iguala. La presión de la opinión
pública hizo que lo retiraran del cargo.
Aunque
la herida abierta en la noche de Iguala de hace 65 meses es ya un tatuaje
indeleble en el alma nacional, conocer la verdad y juzgar a quienes tengan
responsabilidad material o intelectual en la desaparición de los 43 estudiantes
de la Normal Rural de Ayotzinapa, será un acto de
justicia elemental y la mejor invitación de que no haya repetición de los
hechos nunca más. No descansaremos hasta verlo hecho realidad.
Por
lo demás, cobra vida en estos días una fuerte polémica sobre la iniciativa de
Paro económico y movilización social feminista para el lunes 9 de marzo. Se
dice y se reitera que la derecha económica y política del país se volvió
convocante del Paro y la movilización. Es cierto, pues partidos como el PAN y
el PRI están llamando a las mujeres a que se
manifiesten. Hasta los más conspicuos patrones del país están declarando que no
descontarán salarios a quienes asistan a la jornada. También se les acusa de
querer desestabilizar al Gobierno de AMLO con ese tipo de acciones y no tengo
la menor duda que ello inspira a no pocos de ellos, pero la realidad es tan grande
y profunda que confirma la filosofía de Platón cuando dice que todos los
problemas tienen más de dos soluciones.
Y
cuando se dice más de dos soluciones, nos da la oportunidad a quienes hemos
reivindicado junto a las mujeres sus demandas históricas, de ver ventajas en
esa convocatoria. Los convocantes citados quisieran
escuchar que todos los reclamos sobre las violencias que padecen las mujeres se
le carguen al Gobierno de AMLO, y en lo particular creo que el mundo no se
acaba por ello. Hay otras cosas que se pueden hacer y no estamos viendo: que al
asistir miles y millones de mujeres a esa jornada reivindiquen esas demandas
que les frunce el rostro a los patrones y, desde luego a esos partidos que ante
la orfandad política en que los dejó el 1 de julio de 2018, quieren recuperar
el terreno perdido llamando a la movilización a las mujeres, a quienes por
mucho tiempo les negaron toda clase de derechos. Que salgan todas las mujeres a
la calle, que no vayan a sus centros de trabajo, que dejen el negocio de sus
casas y que les digan a los patrones que la igualdad se alcanza pagándoles
salario igual por trabajo igual que los hombres, que les digan a todos los
conservadores que tienen derecho a decidir sobre su cuerpo (derecho al aborto)
y que rechazan cualquier discriminación que por razones de género se quiera
ejercer sobre ellas. El tsunami electoral de 2018 fue posible con la decidida
participación de la mujer. La verdadera igualdad se alcanzará con una
movilización semejante y que rebase a los conservadores que hoy pretenden
debutar de “vanguardia” de la causa feminista, a la que siempre han reprobado.
Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com