Héctor Luis “el Güero” Palma fue liberado
recientemente. Pero quedó arraigado por 96 horas en espera de que alguna
autoridad nacional o extranjera pueda presentar cargos en su contra. Este
sábado 8 se vence el arraigo. El caso nos remite a los trágicos momentos que
vivimos hace 31 años, cuando Norma Corona cayó abatida la tarde del 21 de mayo
de 1990 en la estrecha y somnolienta calle Zaragoza casi esquina con Riva
Palacio. La averiguación previa que trabajó la Procuraduría de Justicia al
mando de don Manuel Lazcano, contempló la responsabilidad intelectual de Héctor
Luis Palma.
Como todos sabemos, tres semanas después
de caída Norma, se crea la Comisión Nacional de Derechos Humanos en desagravio
y cuya primer tarea en su agenda sería su caso. Debido
a la gravedad de la causa y al involucramiento del comandante de la Policía
Judicial Federal Mario Alberto González Treviño, la CNDH solicitó que la
Procuraduría General de la República atrajera la averiguación previa originada
en Sinaloa. Para la procuración de justicia del caso Norma hubo dos expedientes:
uno del fuero común y otro federal.
Por eso hubo detenidos como José Rosario
Angulo Quintero, Santos Arellano Bazán, Jacobo Isaac Chávez Lafarga
“el Caballo”, Fernando Beltrán y Camilo Beltrán Gastélum,
quienes comparecieron ante un juez local. Y en el caso de González Treviño que
respondió por cargos similares ante un juez federal. Hubo, desde luego,
prófugos que nunca comparecieron ante la autoridad competente por el homicidio
de Norma Corona, entre ellos “el Güero” Palma. Pero ha habido tres momentos en
los cuales se presentó la oportunidad de que fuera juzgado por ello: luego de
su detención en Guadalajara después del accidente aéreo en los cerros cercanos
a Tepic, al regreso de los Estados Unidos tras el cumplimiento de su condena y
el tercero se presenta ahora.
En la Comisión de Defensa de los Derechos
Humanos en Sinaloa, no sabemos de ninguna actuación de la Fiscalía General del
Estado al respecto. A lo mejor considera que ha prescrito toda responsabilidad
en el caso, lo que está por demostrarse tratándose de materia de derechos
humanos, pero no debe permanecer en silencio. A Juan José Ríos le corresponde
hoy dar una nota aclaratoria al respecto. Él es el fiscal y nos tiene que
quedar muy claro si hay causa que perseguir o no la hay en el caso que
tratamos.
Mientras, la memoria histórica sobre Norma
y su obra ha ido creciendo de manera imponente: la presente Legislatura del
Congreso del Estado acordó el Premio Norma Corona, para entregarlo cada año a
una mujer que se haya destacado por su trabajo y entrega en materia relacionada
con los derechos humanos. Y, por si ese reconocimiento no fuera mayor, la
Universidad Autónoma de Sinaloa, al conmemorar su CXLVIIII aniversario este 5
de mayo, devela el busto de Norma Corona en la Rotonda de Universitarios
Ilustres, junto al poeta Juan Eulogio Guerra Aguiluz,
el exrector Rodolfo MonjarazBuelna y otros.
Esa memoria toca tantas aristas, pues la
ciudad de Culiacán le dio el nombre Norma Corona a uno de sus bulevares de la
zona norte poniente, la Facultad de Derecho le guarda un espacio y un mural
dedicado a su lucha y persona, su aniversario luctuoso marcó un hito en el
movimiento de defensa de los derechos humanos, pues ese día llueva, truene o
relampaguee, se rinde un informe sobre el estado que guardan los derechos
humanos por la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos, de la que Norma fue
fundadora y su primera presidenta.
Ni Sinaloa ni las familias de las víctimas
merecen que la procuración de justicia se quede a medio camino, porque ello
lastima la memoria de los seres queridos que murieron violentamente. Y cuando
se trata de sinaloenses que ofrendaron su vida por una causa social, con mayor
razón. Son los casos de Jesús Michel Jacobo, de Jorge Aguirre Meza y Sandra Luz
Hernández. Pues en ninguno de ellos se puede presumir que el brazo de la
justicia haya tocado sus personas. En el caso de Jesús no hubo nunca un
presunto responsable consignado ante un juez, en los casos de Aguirre y de
Sandra Luz, sí los hubo y fueron absueltos.
No sería buena noticia el silencio de la
Fiscalía General de Justicia de Sinaloa. Los malos antecedentes de los casos
mencionados no aconsejan callar. Los activistas de derechos humanos y la
sociedad queremos explicaciones claras y contundentes, pues la impunidad que ha
encubierto responsabilidades en los casos de otros compañeros no tiene cabida
ahora. El derecho humano a conocer la verdad debe imponerse hoy. Si a juicio
del fiscal Juan José Ríos no hay ninguna presunta responsabilidad que reclamar
a Héctor Luis Palma, que lo diga para que nos quede claro a todos que así es,
pero que no calle. La memoria de Norma y la causa de los derechos humanos pesan
demasiado sobre la conciencia de todos. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com