y
del Profe Román Rubio, hemos perdido dos pilares de nuestra dignidad humana.
¿Cómo
asimilar la partida de los seres que abren camino y dejan huella en él? No
terminaba de convencerme que doña Martha falleció sin saber el paradero de
Oscar César Gaxiola Murillo “el Kalimán”,
desaparecido político de los años setenta, cuando me llega la noticia de que el
maestro Román Rubio fue asesinado en Sinaloa de Leyva. Imposible encontrar las
palabras que expresen el significado que ambos tienen en mi vida de activista,
pues la presencia de doña Martha en las reuniones de aquel Comité de Madres con
Hijos Desaparecidos de los años setenta del siglo pasado, fue suficiente para
darle sentido a mi activismo en la defensa y promoción de los derechos humanos.
Ni ella ni las demás Madres
necesitaron de grandes discursos, bastaba su causa, la incansable búsqueda de
sus hijos y esa dignidad que nunca menguó en su larga lucha; lucha a la que el
tiempo pretendió dar punto final, sin que lo invicto de los afanes y causa de
las Madres haya sufrido la más mínima pérdida.
Y del Profe Román, es imprescindible
decir que esa empatía y entrega con los tarámuris
despertaba el respeto y la admiración de propios y extraños. Dos momentos
pintan de cuerpo entero lo que fue el maestro: mientras se desarrollaba un
plantón de varias comunidades tarámuris en Catedral,
un bebé de María Obeso fue internado en el Hospital Pediátrico. A pesar de que
habíamos gestionado la exención del pago, el director no bajó la orden y
trabajo social le presentó la cuenta a esta madre indígena, a la que se le vino
el mundo encima, pues con qué diablos pagaba. No sólo perdió la cordura, tomó
la calle y durante 62 días no supimos nada de María. Ni el Profe ni nosotros
descansamos hasta que dimos con ella en las inmediaciones de Alcoyonqui.
Otro momento se ubica en la primera
quincena de junio pasado: el Profe Román hace pública la situación que vive el tarámuri Manuel López Vázquez, paciente con lepra, en
pobreza extrema, vecino de El Talayote, de Sinaloa municipio. Su intervención y
la nuestra hizo posible la atención de parte de la
Secretaría de Salud. ¡Cuánta falta hará el Profe Román en aquellos parajes
donde no hay registro civil ni se paran los del Censo de Población! Pero con
justicia o sin ella para su caso, pidámosle perdón por no haberlo cuidado como
debíamos.
Estamos en la tercera oleada del
Covid-19 y las incertidumbres y ausencia de medidas de Estado que nos alienten
a ver más seguro el panorama nos cercan por doquier. Llevamos cinco semanas en
la vorágine de la tercera oleada y los contagios no ceden, especialmente en
Sinaloa, donde se reportan rebasadas las áreas Covid-19 de los hospitales
públicos del sur y centro del estado. Estamos registrando promedios de contagio
por encima de los 650 casos diarios y el deceso de muchos jóvenes que aún no
tienen las vacunas. Vemos nerviosismo en las autoridades, pero no acciones para
disponer de más infraestructura hospitalaria y fondos.
En el país hay 18 estados que
concentran el 90 por ciento de los contagios. En el primer grupo están quienes
tienen más de tres mil casos positivos, en este orden: Ciudad de México, Estado
de México, Jalisco, Sinaloa, Nuevo León y Veracruz. Hasta el martes 20 del
presente mes en país se mantenían 79 mil 828 casos en activo. A nivel
internacional van más de192 millones 329 mil contagios y más de 4 millones 4
mil decesos por Covid-19.
Inglaterra y otros países de la zona
europea habían estado duros con las medidas anti Covid-19, entre ellas el
confinamiento en algunas regiones, pero ahora la Gran Bretaña abre las puertas
a la economía y a la vida social, ¿por hartazgo de la población hacia las
medidas? Principalmente por ello, sin que pueda adelantarse qué tanto daño o
beneficio puedan pesar sobre la balanza sanitaria. En México también seguiremos
sin cerrar el espacio a las actividades económicas, deportivas y sociales,
recomendándose en todo caso las medidas de prevención ya conocidas. El hartazgo
ciudadano –nos dicen– es la razón. En Culiacán ya se había anunciado el
endurecimiento de las medidas, pero la línea nacional cambió el parecer local.
Lo que nos dicen los expertos es que
las mutaciones aleatorias permiten que las nuevas formas del coronavirus se
unan mejor a las células humanas. Y ya tenemos en México al menos 24 variantes
(nuevas formas), de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud,
haciendo una preocupante fila en espera de la menor oportunidad para atacar tan
fuerte como su hermanastra Delta.
No queda clara la política del Estado
mexicano sobre la estrategia a seguir ante un verano caliente por avances del
Covid-19, que incluya fondos especiales para adquisición de insumos y para
apoyos a la población vulnerable y empresas pequeñas y medianas en riesgo de
quiebra, ampliación de infraestructura y posible (necesario) cambio de actitud
en la orientación del presupuesto federal 2022. Por lo visto el fin de la
pandemia no corresponde al presente año, pero hagamos todo lo posible para que
no se prolongue hasta 2023. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com