“El mal que nunca se entiende
difícilmente se cura”
Tirso de Molina.
Las actitudes
que reprueban el ejercicio de libertades y del derecho a
reportear, cobran brío ante el umbral del nuevo gobierno. Esto sucede en los
municipios de Culiacán, Mazatlán y El Fuerte. Lejos de ayudar a iniciar con
buena andadura una nueva época en Sinaloa, ponen piedras en el camino y los
pies que lo transitan quedan hispiados, lo que vuelve
más difícil construir las avenidas y entendimientos que deben caracterizar los
nuevos tiempos.
Me refiero a hechos recientes y que no han
pasado desapercibidos por la ciudadanía. El día martes 12 en el Puerto de
Mazatlán, los reporteros Erick Daniel Toxtle Nolasco
y Bryan Omar Toledo Chavarín, ambos del medio de
comunicación Sinaloa en Línea, al ver que unos policías municipales detenían a
cuatro surfistas, se dispusieron a cubrir los hechos. Al acercarse el rechazo
de los agentes fue contundente. Se les ordena retirarse en lugar de permitirles
hacer su trabajo. Uno de los oficiales, de quien dicen los reporteros ya tiene
antecedentes de ofender a periodistas verbal y físicamente, volvió a lucir ese
comportamiento de odio el día de ayer.
Los policías no sólo se llevaron a los
surfistas, completaron el viaje con los reporteros. No los llevaron
directamente a la Barandilla, sino a la caseta del llamado CAPTA que atiende
asuntos de turistas. ¿Con qué fin? Lo ignoramos. Lo cierto es que en otras
ocasiones similares lejos de que la autoridad municipal sancione los excesos
policiales, los ha justificado y hasta alentado. En el presente caso no hay
noticias de sensibilidad ante el comportamiento señalado.
En Culiacán nos hemos familiarizado con las
manifestaciones públicas, desesperadas por momentos, de policías jubilados y
viudas de policías reclamando el pago de sus primas de antigüedad y el
mejoramiento de las pensiones para el caso de viudas y huérfanos.
Inexplicablemente el diálogo (como recurso invaluable de la filosofía de la
Cuarta T) no se asoma por ningún portillo, a pesar de la emergencia de los
problemas o la necesidad de jubilar las prácticas autoritarias heredadas del pasado.
Lo que más se acerca a una salida no a una
solución de los problemas son declaraciones como: “si vuelven a tomar la calle,
lo denunciaremos ante la Fiscalía General del Estado para que ellos se
encarguen de los manifestantes. Tomar las calles es un delito grave”. Dicha
concepción es diametralmente opuesta al principio de un Estado de derecho
democrático de que “manifestarse es un derecho, reprimir es un delito”. ¿Por
qué puerta u oído entrará el abc de los derechos
humanos a la presidencia municipal de Culiacán? Y si no hay intersticio en las
gruesas paredes del otrora Seminario Tridentino por donde se cuelen los
derechos humanos o al menos el olor de los principios de la 4T, el Congreso del
Estado y el nuevo Gobierno estatal tienen la obligación constitucional de
vigilar que en el estado de Sinaloa no se falte a los principios de legalidad y
respeto a los derechos humanos.
En redes sociales se afirma que René Vega,
periodista de San Blas, El Fuerte, ha recibido mensajes intimidatorios contra
su persona, relacionados con su labor de comunicador. Junto a las notas se
señala que el alcalde electo Gildardo Leyva Ortega tiene una relación directa
con esos mensajes. Al parecer no hay una denuncia ante la autoridad sobre los
hechos referidos, pero no deja de preocupar lo que el periodista Carlos Ilich Osorio y el mismo René Vega manifiestan, este último
en su página Periodismo Disruptivo. Este tipo de comportamientos poco ayudarán
a construir un régimen respetuoso de la libertad de expresión y de los derechos
humanos, como lo ha prometido Rubén Rocha Moya.
Por lo demás, adelanto para la nueva
administración que la declarada negligencia de la Secretaría de Gobierno y de
la Secretaría de Economía, ha permitido que la compañía Escob
Minería, que regentea la Mina San José, ubicada en la Sindicatura de Las
Tapias, luego de destrozar el camino por donde está obligada a transportar el
material de fierro extraído de las entrañas de la tierra y de incumplir sus
compromisos con las comunidades por donde pasa esa vialidad de terracería, por
su cuenta y riesgo tomó la carretera local Monteverde-La Palma, misma que ha
destrozado ya, sin que las autoridades mencionadas hayan tomado alguna medida
para detener los daños y buscar su reparación.
Los sinaloenses tenemos grandes expectativas
en la nueva administración pública estatal, esperanza a la que nadie tiene
derecho de abortar o malograr. Y como hay no pocos intereses creados y
prácticas administrativas y políticas que pretenden el regreso a los tiempos en
que los derechos eran de papel, todos debemos tener el compromiso de una mayor
participación ciudadana, que se concrete en una vigilancia organizada del
quehacer de la vida pública. La Cuarta Transformación propone no robar, no
mentir y no traicionar. Vigilar organizadamente a través de comités ciudadanos
la administración de los dineros públicos, la conducta de los funcionarios, las
prácticas y formas de gestionar los asuntos de su competencia, es la mejor
aportación que desde la sociedad se puede abonar para un desarrollo pleno de la
4T y del futuro de México. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com