Con la aplicación de la vacuna la OMS
registra un descenso en los contagios. Esa baja nos habla de que el contagio
cayó a unos 220 mil casos diarios en el planeta, siendo muchos no deja de
significar el registro más bajo en casi medio año. Alegra saber la noticia,
aunque el marco de desigualdad en la distribución de las vacunas y los
problemas que la recesión económica le acompaña a la pandemia no son para lanzar el sombrero al aire. Con todo, este viernes
las cifran nos indican que ya tenemos 110 millones 929 mil 475 de contagiados y
que el número de fallecidos por coronavirus ya alcanzó los 2 millones 454 mil 516
de personas.
Alegría sin bajar la guardia. Esa
consigna debe bañar el pensamiento de todos los connacionales, esperando que
las gestiones de la OMS y las de varios países den como resultado que una parte
considerable de las diferentes vacunas lleguen hasta los arrabales de los
países más pobres, para que las arremetidas de la muerte a través del Covid-19
tengan las mismas consecuencias que sus voluptuosas provocaciones ante el
escurridizo Güilo Mentiras, de Dámaso Murúa.
Vale la pena destacar que el Secretario
general de la ONU, Antonio Guterres, hizo un llamado
al G20 para crear un Plan global de aplicación de la vacuna contra el Covid-19,
muy consciente de la responsabilidad que les cabe a las naciones agrupadas en
esta organización: “El mundo necesita con urgencia un plan global de vacunación
para coordinar a todos quienes tienen la autoridad necesaria, desde el
conocimiento médico a los medios de producción y la
capacidad financiera”. Nos queda claro que, si el principio de la ganancia
sigue dominando el horizonte planetario, al menos la mayoría de la población de
170 países -los macondos y comalas del mundo- estarán
al filo del precipicio donde se desbarranca la vida.
El avance de la pandemia por un camino
sinuoso y sin punto de llegada a la vista, con todos los tímidos pasitos que
hemos dado buscando retomar el rumbo, no deja de decirnos que marcha acompañada
de una crisis económica, de una crisis ecológica y de una crisis política
(incluidos en ella, dicen los especialistas, el actuar de los partidos
políticos y la masificación de las personas internas
en las cárceles). La situación que vivimos y que aglutina una crisis múltiple,
nos obliga a retomar todo el debate de origen, pues desde la sociedad debe
enriquecerse el análisis y las propuestas para superar todo el problema
mencionado, que va más allá de la coyuntura y que tiene que definir el futuro
del país.
En el renglón de la crisis económica, no
pueden soslayarse la contribución de nuestros trabajadores migrantes, que le
aportaron más de 40 mil millones dólares al país como remesas, convirtiéndose
en horcón del medio de nuestra economía, tampoco debe ignorarse que para
noviembre de 2020 las cuentas de mexicanos en EU ya llegaban a los 93 mil 618
millones de dólares, más de 21 mil millones de la moneda vecina se fueron como
fuga de capitales tan solo el año pasado.
Lo irregular de la temporada de lluvias
del verano pasado, las manifestaciones inusuales del invierno presente y la
depredación manifiesta en los campos mineros de México, reclaman de una
atención más comprometida en el Congreso de la Unión, pues ello impacta la actividad económica, política y social y complica más la
situación del medio ambiente en todas las coordenadas del territorio nacional. La
deuda y el gravamen progresivo a los capitales que dominan la vida económica
deben ser parte de la agenda legislativa del Congreso de la Unión en su último
período de sesiones.
La deuda pública es ahora inspiración de
un movimiento internacional, del que muchos mexicanos somos parte y que se
plantea profundizar el debate en torno a la necesidad de redefinir los
compromisos que implica la deuda y rescatar esos recursos para resolver los apuros económicos del país. Gravar los capitales
principales, de acuerdo a este movimiento, implica que el Artículo 31 fracción
IV de nuestra Constitución Política alcance su verdadera dimensión, pues a
quien le va mejor en la distribución de la riqueza nacional tiene una mayor
obligación fiscal frente al país que le ha facilitado el enriquecimiento.
En medio de la pandemia se nos presentan
dos situaciones en diferentes continentes que poco ayudan al alivio de la
coyuntura que vivimos. En España la detención del rapero Pablo Hasél, condenado a nueve meses de prisión por el contenido
de tuits y de una canción en la que ofende a la
monarquía española, ha llevado a la movilización de miles de simpatizantes en
Barcelona y Madrid. Las manifestaciones han llevado al choque con la autoridad
y agudiza la crisis política. En Texas se vive una situación de emergencia no
sólo por el congelamiento del territorio, que ha llevado a la suspensión de los
servicios de energía, gas y agua. No pocos utilizaron sus bardas de madera para
calentarse y cocer sus alimentos. Otros sin alimentos y con las tiendas
cerradas se comen sus animales domésticos. Y para colmo de todo el Mayor del
condado de Colorado, Tim Boyd, lejos de ponerse a la
altura de la crisis que viven sus vecinos lanzó algunas sentencias en su Twitter: “Sólo los fuertes sobrevivirán. ¡Tampoco es
responsabilidad del gobierno local apoyarte en tiempo difíciles como este!
¡Nadar o hundirte es tu elección! Tuvo que renunciar al cargo. Esas son las
joyas morales en tiempos de pandemia. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com