El Foro organizado por la Comisión de la
Verdad refrescó la memoria colectiva. El Archivo Histórico de Sinaloa fue la
sede y la cita el sábado 9 de abril. Camilo Valenzuela comparte su experiencia
y la emoción de ser parte activa en el evento. “Vivencia contradictoria: gusto
de encontrarnos con Familiares y Compas con los que compartimos causa y luchas,
con los que encaramos represión brutal y seguimos ahora en proceso de cambio
progresista que abrió triunfo ciudadano popular en 2018.
“Dolor y tristeza, porque Camaradas y
Madres que sobrevivimos a la Guerra Sucia han muerto en los últimos años; dolor
y pena activados, porque en plena reunión se informó que murió Doña Catalina
Castro, una de las Madres que lucharon desde los 70's por Hijos Desaparecidos y
Amnistía.
“Paradojas de la vida... el viejo y
hermoso edificio donde se realizó la reunión, que hoy es el Archivo Histórico
de Sinaloa, fue sede del Poder y la Policía Judicial del estado. En ese lugar
estuve detenido tres veces junto a muchos camaradas; llegando lo recorrí en
búsqueda de los sótanos donde fuimos sometidos a torturas, los cuales fueron
tapados. Mi última participación fue para proponer que, para próximo encuentro
con la Comisión de la Verdad, se recuperen como espacios testimonios del dolor
humano e injusticia que allí se generó durante décadas de parte del Poder que
debía impartir Justicia.” Coincidiendo con Camilo y con Luis Cardoza y Aragón,
debemos suscribir que La memoria pone cerco al tiempo.
El gobernador Rubén Rocha se ha
pronunciado en su encuentro con la prensa de esta semana por reformar la
Constitución local, con el fin de dar cabida al ejercicio ciudadano de
Revocación o Ratificación de mandato. Es buena propuesta, sin duda. Lo que
permitirá que la ciudadanía de Sinaloa haga de la participación en la vida
pública una práctica cotidiana, dejando atrás la vieja política diseñada para
que los gobernantes lo fueran hasta el final el mandato, cumplieran o no. Bienvenida
la iniciativa de Rocha Moya porque se amplía y profundiza el espacio de
participación ciudadana.
Y si se habla de reformar la
Constitución de Sinaloa por la razón que da el gobernador, se presentan muchas
otras razones para pensar no en una reforma, sino en una nueva Carta Magna. El
tema que reunió a víctimas, familiares y estudiosos de la Guerra Sucia en el
Archivo Histórico, que obliga a considerar la situación de la desaparición
forzada de personas en el presente, da sobrados elementos para ir más allá de
lo legislado hasta hoy, porque hay que hablar de justicia plena, de reparación
del daño a las víctimas, pero la no repetición de los hechos obliga a parar
dicha práctica, al castigo de los responsables y a sentar las bases políticas y
sociales para que la cultura de los derechos humanos contribuya a forjar los
cimientos de una nueva convivencia y una constructiva relación entre el Estado
y la sociedad.
Hablar de cambios en la Constitución
local en el mes de abril también nos lleva a voltear hacia la situación en que
vive la niñez de Sinaloa. El 27.4 por ciento de los poco más de 3 millones de
habitantes en la entidad son niños de cero a catorce años. Lo menos que debemos
conocer es la situación en la que viven y comprometernos a la atención de sus
principales problemas. Tomemos nota de lo que le dice el Consejo Estatal de
Seguridad Pública a la periodista Irene Medrano: “la violencia familiar es el
delito de mayor incidencia en el estado, lo que ha provocado que niños y
adolescentes prefieran andar en la calle.”
En reiteradas ocasiones hemos señalado
que la pandemia sólo ha profundizado la crisis que vivimos en asuntos de
seguridad, salud y economía. Pero la raíz y la gravedad de esos renglones está ahí, con Covid-19 o sin él. En el reportaje mencionado
se afirma que entre enero a julio de 2021 se registraron 3 mil 223 denuncias de
violencia intrafamiliar, 41 por ciento más que en el mismo lapso de 2020 cuando
la marca llegó a 2 mil 292 casos. La pandemia ha puesto en el tapete de la
discusión los renglones y cosas que ya no funcionan y que son causa y razón de
las crisis. Ello no sólo invita a la reflexión, sino al cambio de concepción y
de prácticas. Y esos cambios demandan una nueva base jurídica, sin la cual será
imposible resolver las crisis mencionadas. Hemos caminado a tal situación que
el gatopardismo de Giuseppe Tomasi
di Lampedusa no puede salir al paso de nuestros problemas. A grandes problemas,
grandes remedios. Y los problemas que vivimos demandan no reformas a la
Constitución, sino una nueva Constitución.
En resumen, el fenómeno de la
desaparición forzada (que es parte de la crisis humanitaria que padecemos), la
novedosa iniciativa de la Revocación o Ratificación de mandato del gobernador
Rocha y la situación de emergencia que viven muchos de los niños y niñas en
Sinaloa, desde los más pobres que no disponen de tecnología para las clases
virtuales ni hay en sus barrios y comunidades acceso a internet (al menos de
calidad), a los que viven en ese 28 por ciento de los hogares donde hay una
jefa de familia que lleva el pan a la casa y también es su rectora, a los que
no podemos decirles que esperen a mejores tiempos para protegerlos mejor. Estos
tres renglones nos gritan a voz en cuello que urge una nueva Constitución en
Sinaloa. Y frente al centenario de Constitución vigente el próximo 22 de junio
y la emergencia que vivimos, no podemos negar esa necesidad. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com