La pandemia se
muestra como la matriz de dos tendencias globales:
un giro biopolítico y un giro potencialmente autoritario.
Enzo Traverso
La tregua que el Covid-19 nos dio en el otoño
pasado, ¿nos dejó lecciones? Creo que sí, pero las guardamos en la carpeta de
tareas y allí siguen, como la Puerta de Alcalá. Las autoridades de salud han
continuado con los programas de vacunación y las recomendaciones de prevención
para la ciudadanía. Pero en la vida económica y social sigue imponiéndose el
principio de la ganancia por encima del imperativo de salud. Y no me refiero a
que en todo momento se mantenga activo el aparato productivo y de servicios
esencial, llamo la atención de que hay negocios no esenciales y que elevan los
riesgos de contagios a la (n) potencia y se sostienen, a pesar de las
advertencias y recomendaciones de la OMS, la OPS y autoridades nacionales de la
salud.
¿Abrir la temporada de beisbol fue un
acierto?, ¿Promover festejos masivos en la playa y hasta fandangos de
cumpleaños concurridos de alcalde, resultó inocuo?, ¿El regreso de la verbena
en Culiacán nos da más seguridad sanitaria que penas? Sin faltar a la sociedad
las ganas de vivir las fiestas de fin de año como en temporadas ya idas. La OMS
llegó a recomendar que dichos festejos se dejaran de lado, pero costumbres,
publicidad y hábitos de consumo nos llevaron a posadas y reuniones en las que
se olvidaron de momento las tribulaciones que nos ha impuesto el coronavirus.
Esta semana se reportan saturados todos
los laboratorios que realizan pruebas para detectar Civid-19. El Gobernador
Rocha ha pedido que bajen los costos de dichas pruebas, pero es tal la demanda
que muchos de los pacientes pretenden hacerse la dichosa prueba al precio que
sea. La Secretaría de Salud, reportó el día miércoles que Sinaloa registraba 3 milo 436 casos activos, sin incluir a hospitales privados.
La situación no es mejor a nivel nacional, pues tenemos en registro 171 mil 329
casos activos, detectados en los últimos 14 días.
Todo ello ha llevado a posponer el
regreso a clases presenciales, al confinamiento (cuando no la hospitalización)
de los pacientes enfermos, que forman una cifra muy superior a la estadística
oficial. Muchas jornadas de trabajo perdidas por dicha razón. Empresas como
Aeroméxico han suspendido más de 260 vuelos porque sus pilotos enfermaron, varios
gobiernos de los estados tienen a sus titulares y parte de sus gabinetes
inactivos por Covid-19 y los poderes legislativos y judicial
lamentan lo mismo. Hasta el Presidente Andrés Manuel ha sido contagiado de
nuevo.
Las lecciones de la tregua siguen
guardadas, pues con todos los sustos y descuidos mencionados
aún no se resuelve si el Carnaval de Mazatlán se llevará a cabo o no. Estoy
convencido de que lo que pesa mayormente para resolver si hay Carnaval o se
suspende, no es si es más letal o no la variante de Covid-19 que hoy recorre el
país y Sinaloa. Las consecuencias en salud pueden ser impredecibles.
Seguramente volverá a ponerse sobre la balanza el costo en salud y las pérdidas
económicas. La salud es lo más importante.
Vuelvo a insistir en que la pandemia no
ha humanizado las políticas públicas locales para atender a los más
vulnerables. Impacta a todos la pérdida de empleos en los últimos meses y los
resultados que ello tiene para niños y niñas, que hasta hace poco su
preocupación eran las tareas escolares, que ahora pululan solos o junto a sus
padres en los diferentes cruceros de Culiacán. Ahora tienen la carga de buscar
el pan de la familia y el propio. No veo ni un triste fondo municipal o estatal
para atender a estas familias, tampoco comedores comunitarios que ayuden a
paliar su tragedia.
La sociedad civil puede comenzar una
labor que nos acerque al problema y a esas familias que
la pandemia y la crisis que la acompaña como la sombra inseparable, han parido.
Convoco a ciudadanos y organizaciones civiles para que hagamos un censo de esas
familias y documentemos las condiciones en que viven. Busquemos que pronto
regresen a clases los niños y niñas que no lo están haciendo y gestionemos ante
las autoridades municipales, estatales y federales una solución para quienes
son las víctimas económicas de la pandemia.
Recibimos con gusto la noticia de que el
Congreso del Estado tratará en el pleno, por fin, la iniciativa de Ley de
Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas. Inexplicablemente la
anterior legislatura no la aprobó, a pesar del interés mostrado por
asociaciones de periodistas, de organismos de derechos humanos y de un amplio
abanico de ciudadanos. Su aprobación será bienvenida tanto por los comunicadores
y activistas que han recibido acoso, amenazas, agresiones y daños en su
patrimonio o en su integridad moral. Lo mismo aplica para quienes hacemos de la
defensa y promoción de los derechos humanos oficio y ocupación. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com