Este miércoles 22 de junio la memoria
histórica reclamó su espacio. Pudo haber sido la mejor jornada de desagravio
social desde 1968, pero las no explicadas razones de Estado no lo permitieron.
Esperábamos dos actos de suma importancia: abrir las trancas de los sótanos del
Campo Militar de Lomas de Sotelo para que sus sobrevivientes, acompañados de
colectivos de familiares con desaparecidos y funcionarios civiles, pudieran
pisar de nuevo los espacios que hace algunos años fueron su cárcel clandestina.
El otro acto era la apertura de los
archivos militares de la época de la Guerra Sucia para que sean consultados con
la libertad que necesita la Comisión de la Verdad y Esclarecimiento Histórico.
Y ojalá que en poco tiempo también por académicos y por los ciudadanos
interesados en el tema. Esto tomará cuerpo en lo inmediato, suponemos. Lo
primero esperará los tiempos (y modos) que se establezcan para visitas
programadas a varias instalaciones militares en el país que fueron utilizadas
para privar ilegalmente de la libertad a muchos activistas de los años setenta
y ochenta.
El día martes 21, recibí de Laura Gaytán
Saldívar este mensaje: “Mañana a las 10 am un grupo
de sobrevivientes acompañamos al Presidente, Secretario de Defensa, Secretario
de Gobernación, Comisionada de Derechos Humanos y los integrantes de la
Comisión recién nombrada.Se realizará
un recorrido por el Campo Militar No. 1 en un acto protocolario oficial que
dará inicio a la búsqueda de nuestros compañeros y familiares en todas las
instalaciones militares implicadas en la desaparición de nuestros compañeros.
Voy en representación de EUREKA en calidad de testigo y sobreviviente, con
otros dos compañeros (Conny Ávila y Florentino Jaimes) y como 100 sobrevivientes y representantes de otros
colectivos. Será un momento muymuy
intenso para mí, pero estoyechada pa'lante y quedaré entera.”
Emocionado hasta la coronilla por el
mensaje, de inmediato le solicité que no se guardara ninguna impresión, ningún
sentimiento, ningún grito que pueda acercarnos a la verdad y al compromiso de
detener la práctica de la desaparición forzada, que tanto daño le ha hecho al país. –Le dije. –Lo sé Laurita. Te pediría que escribieras
desde ya la impresión que te deja la noticia de que entrarás a esas
instalaciones de nuevo. Imagino todos los recuerdos e ideas que te asaltan al
mismo tiempo. Lleva una libreta para que anotes las impresiones y/o graba en tu
celular todo lo que sientas, mires, recuerdes y consideres importante y que
ayude a comprender el nefasto problema de la desaparición forzada y lo que
tenemos qué hacer para detener el fenómeno. Será una gran contribución al
movimiento. Saludos.
Confieso que esperaba más de la jornada
del día miércoles. No fui el único. Por el contenido del acto protocolario
surgieron mil preguntas de los asistentes pasivos (invitados por ser víctimas
de la Guerra Sucia). Hubo un extrañamiento general al ver que también estaban
invitados los que reprimieron o sus familiares. Laura se expresa indignada en
redes: –Pregunta seria, ¿de quién fue la idea de juntar a Tirios y Troyanos? ¿Y
por qué sería que todas las “víctimas” de los militares caídos en “cumplimiento
del deber” estaban uniformados? A Acosta Chaparro y a
Luis de la Barreda Moreno, ¿los irán a inmortalizar en el memorial de los
caídos?
Diego Lucero, hijo del revolucionario
asesinado en las instalaciones de la policía de Chihuahua y escritor, afirma
que “la Secretaría de la Defensa Nacional está por encima de la
subsecretaría que encabeza Alejandro Encinas y sobre todo si dice que esto es
un acuerdo con presidencia”. No falta quienseñala: “Pero no tienen derecho de convocarnos a un acto donde se honre
por igual a los perpetradores que a las víctimas”. Uno de los miembros del
Comité del 68 afirma que “por eso decidimos no asistir” al acto protocolario.
Basta ver la prensa para observar que
sobran los comentarios adversos al evento y documentos como el del Comité del
68. Éste último dice: “[Se justificaron los actos de represión de los gobiernos
de 1965 a 1990, argumentando que fueron medidas ‘implementadas para garantizar
la seguridad nacional, el orden constitucional o el restablecimiento del Estado
de derecho’]”.
No se abrieron el día miércoles los
sótanos del Campo Militar No. 1 y aún está por verse cuándo estarán a
disposición de ciudadanos interesados los archivos militares de la época de la
Guerra Sucia. Mal por la jornada que pudo hacer verdadera historia. ¿Qué se
pretendió con el discurso del presidente AMLO y con los acuerdos que le dan
cobijo? En ocasiones se casó con la frase “perdón sí, olvido no”. Es obligado
preguntar, ¿cómo compagina ese pensamiento con su
nueva propuesta de erigir un muro de honor donde se inscriban con letras
doradas a quienes hicieron de la tortura y de la desaparición de personas
oficio y vocación, identificados ahora con el eufemismo “caídos en cumplimiento
del deber”. La paz social sólo se alcanza cundo la justicia es plena. Ninguna
herida de este tamaño cicatriza si el tejido social sigue enfermo. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com