Si la realidad es
fea, no es culpa del periodista.
Enrique Maza
Margarito Martínez, José Luis Gamboa,
Lourdes Maldonado, periodistas caídos este 2022. En tres semanas la violencia
cobra la vida de 3 valientes reporteros en México. Y la ciudad de Tijuana vive
la vergüenza de perder dos comunicadores en siete trágicos días. De los tres reporteros
al menos dos se habían integrado al mecanismo de protección a periodistas,
cuyas amenazas reiteradas contra su seguridad personal eran del dominio público.
En el caso de Lourdes con un reclamo especial ante el presidente en 2019.
El año pasado murieron nueve comunicadores
en ejercicio de su profesión y la cantidad de amenazas contra medios y
reporteros fue muy alta. Para el caso de Sinaloa la Comisión de Defensa de los
Derechos Humanos registró hasta el 31 de octubre de 2021 una preocupante lista
de 13 reporteros amenazados y 5 medios agredidos de diferentes formas, lo que
motivó un informe presentado ante las autoridades del estado que iniciaron su
gestión el 1 de noviembre. Hay carpetas de investigación abiertas en los
diferentes casos, pero desconocemos la suerte que corrieron las mismas.
Este martes 25 fue de protesta y de
indignación de miles de trabajadores de la comunicación en todo el país. La
jornada nacional concentró a decenas de reporteros en cada ciudad participante.
Esta movilización es una respuesta mucho más masiva que otras ante el homicidio
a periodistas, lo fue también pronta y oportuna. Quizá con el ingrediente de
mayor solidaridad y acercamiento entre el gremio. En Culiacán, la memoria y
figura de Javier Valdez estuvo presente en pancartas y consignas durante el
acto.
Durante el plantón de protesta en Catedral
y las letras que conforman el nombre de nuestra ciudad, no podía olvidarse que
hay una iniciativa de Ley de Protección a Activistas de Derechos Humanos y
Periodistas que sigue en la congeladora del Congreso del Estado y que, después
de tres años, habla del desdén del Poder Legislativo hacia periodistas y
activistas, muy a pesar de que 2021 no fue nada fácil para el ejercicio del
periodismo en el estado de Sinaloa. Se ha dicho en los últimos días que esa
iniciativa entrará en la recta final. Ojalá, pues urge contar con una Ley de
protección, que no nos resolverá el problema central, pero es un referente muy
importante y que obliga a la autoridad a ser menos omisa.
En el acto de Culiacán había muchos
periodistas jóvenes, como América Armenta y Marcos Vizcarra, pero la presencia
de Carmen Aída Guerra, Machángeles Moreno, Ismael
Bojórquez, Roy Angulo, Rosa María Ríos y Sibely Cañedo, le daban esa pátina de
seriedad y madurez que los movimientos necesitan para ganar presencia social y
hacer valer sus reales. Falta sin duda apuntalar algunas iniciativas que como
gremio y que como sociedad civil (que no faltaron algunas personalidades como
Enrique Díaz Terán, Sara Acela Galaviz y el maestro Carlos López) debemos
realizar. Me refiero a establecer mecanismos de vigilancia y acción que nos
permitan registrar hechos y hacer denuncias oportunas cuando se agreda a
periodistas. Esa es una tarea pendiente y que debe pautar nuestra agenda para
este 2022.
Estamos urgidos de que haya una nueva
política pública en relación al ejercicio de la libertad de expresión y de que
esa política vaya creando el marco en el que se pueda trabajar sin el temor de
amenazas de ningún tipo y de ninguna instancia (oficial o privada). Nuestro
gobierno estatal nos debe el planteamiento de las bases de esa nueva política,
el establecimiento de instancias que velen por la aplicación de la nueva
concepción y práctica en materia de libertad de expresión y el cuidado que
demanda ejercer dicho oficio.
Por lo demás, de la pandemia no estamos
sacando las lecciones que el sentido común aconseja. Lo señalo porque entre las
cosas que los expertos ambientalistas nos dicen es que las empresas mineras,
además de las que responden a la producción masiva de alimentos ligados a las
transnacionales, tienen una estrechísima relación con el deterioro del medio
ambiente y propician las condiciones para el surgimiento de problemas de salud
a través de verdaderas crisis sanitarias regionales o de pandemias. México
tiene un gran riesgo en ello, pues la Ley de minería que nos heredaron los
anteriores gobiernos declara la minería como de interés nacional. El 40 por
ciento del territorio nacional está concesionado a compañías mineras, cuya mayoría
son extranjeras.
Estamos cargando con varios problemas que
en algunas regiones ya son tragedias: hay un deterioro creciente del medio
ambiente a sus alrededores, contaminan el agua, saquean las riquezas sin
obligación legal de pagar las tasas de impuestos que deben enterar, los
trabajos a nuestros obreros son mal pagados, el oro y la plata que producen se
va directo al extranjero. Recientemente se reanudó la Minera San Rafael, de la America’s Gold & Silver en
Cosalá. Se presumen los supuestos empleos que dará; pero para la Comisión de Defensa
de los Derechos Humanos en Sinaloa, que atendió una queja durante la larga
huelga que se vivió en dicha empresa, no se puede ignorar el deterioro que
impone al medio ambiente, la contaminación de una parte de las aguas que hoy
consume la ciudad de Cosalá, las condiciones de trabajo indecentes de acuerdo a
la OIT (inhumanas desde el criterio de derechos humanos) y muchas otras cosas.
¿Se revisarían todas estas cosas por las autoridades del trabajo? No dudo de que
habrá algunos empleos, pero ¿a qué costo social? Esos empleos de hoy pueden
convertirse en una tragedia mayor. La huelga nos lanzó un S.O.S. No lo
atendimos. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com