Se declaran antineoliberales sin abandonar
el credo de MontPelerin y
sus nefastas prácticas. Lo afirmo porque no veo cambios en las políticas
públicas de las administraciones municipales en Sinaloa. Medidas que dibujen un
nuevo rostro, una forma distinta de concebir la economía social y la irrupción
de los pobres como verdaderos actores en la gestión de la vida económica
regional. Parece que se sigue pensando en la masa del pueblo como personas
menores de edad, con un papel de cierta relevancia en época electoral, pero que
debe permanecer ajena a la conducción de la vida pública y de su propio
destino.
Las crisis profundas sacuden hasta los
cimientos las estructuras de naciones poderosas y sus sociedades. La actual
pandemia obligó a Emanuel Macron a declarar que el peor error había sido
privatizar los bienes públicos, en especial el sistema de salud pública. La
crisis sanitaria nos tomó, por ese error mencionado, sin la estructura
hospitalaria adecuada ni los recursos necesarios y con la investigación
farmacéutica estancada. En el caso mexicano la historia no es diferente. Los
gobiernos neoliberales se emplearon a fondo para privatizar todos los bienes
públicos que pudieron. Sólo han sobrevivido famélicos y maltrechos Pemex, la
CFE, el IMSS y el ISSSTE. Y el servicio municipal de aseo y limpia, porque no
se había visto a la basura como negocio.
En 2018 el pueblo irrumpió en las urnas
con una determinación muy precisa: cambiar de raíz muchos de los rezagos en
materia económica y políticas públicas. No todos los beneficiarios de esa irrupción
lo entendieron así o al menos su conducta nos habla de cambiar parte de la
fachada para que el fondo siga igual: el viejo régimen de injusticias y de unos
pocos privilegiados. Pensemos en el servicio de la recolección de basura y su
reciclaje (industrialización). No faltaron acuerdos en los últimos gobiernos
municipales con empresas privadas para cubrir parcial o totalmente el servicio
de recolección, sin que hayan aportado nada en lo referente al trato de
reciclaje de los materiales sólidos de desecho.
A pesar de que en Culiacán hay una
cooperativa de pepenadores que han ayudado al trato productivo de una buena
parte de la basura, el ayuntamiento llegó a un contrato con una compañía
privada para la recolección de una parte de la basura y dio las facilidades
para que tuviera su propio basurón. No lo llamaría
relleno sanitario, porque ni estamos seguros que cumpla con la norma oficial y
porque no recicla un solo gramo de plástico, papel o metales. La cooperativa
tiene ya dos generaciones y una gran calificación en el manejo de residuos sólidos,
pero todo eso no tiene méritos ante la nueva administración municipal, cuya
formación nunca estuvo cerca de los sectores vulnerables.
La filosofía de la llamada Cuarta
Transformación es muy clara en cuanto a favorecer a los sectores excluidos del
desarrollo económico y social, lo que vuelve inexplicable seguir impulsando la
privatización de bienes públicos como talleres municipales y el servicio de la
basura. No se piensa en las posibilidades de una economía social, en el
pensamiento oficial sólo cabe la existencia de la empresa privada (si es
extranjera mejor) como receptora de un servicio público.
Ahome y Guasave presumen estar en tratos
con empresas privadas para atender el tema de la basura. Me puedo explicar que
presidentes municipales como Estrada Ferreiro y Gerardo Vargas, de extracción
conservadora (priísta) no tengan otra idea, porque su
mundo de origen es el de los negocios, pero me llama la atención que el doctor
Martín Ahumada Quintero, busque la misma alternativa que sus colegas
mencionados. Martín es hermano de Audómar y militante
de la izquierda por muchos años, ¿qué pasa en él que no rescata el artículo
primero de la declaración de principios de su partido? “El cambio verdadero del
país comienza por cambiar la forma tradicional de intervenir en los asuntos
públicos”.
Llamo la atención en dos cosas más: el
Senado de la República recién aprobó una iniciativa de Ley de economía
circular, que debe pasar aún por la aprobación de la Cámara de Diputados. La
gran aportación de la iniciativa es que busca terminar con el modelo económico
lineal, ese que caracteriza lo que hoy hacemos: producción, consumo y desecho,
lo que lo vuelve insostenible. La economía circular busca conseguir que los
productos y sus componentes mantengan su utilidad y valor, constituyendo un
círculo continuo de desarrollo sustentable en la conserva y mejora del capital
natural, optimización y mínima utilización de los recursos finitos. Vida más
larga a los productos y menos emisión del CO2 que hoy envenena al planeta y sus
especies. Urgente es también que la Ley de residuos sólidos de Sinaloa se
revista de una nueva visión.
Es necesario valorar la vocación de los
pepenadores, que en Culiacán son ya dos generaciones dedicadas a la pepena y
apoyo al reciclaje, con lo que abonan más de lo que creemos al cuidado del
medio ambiente y la salud de nuestras ciudades. Su trabajo significa
supervivencia para muchas familias, pero por la calificación y resultados de su
esfuerzo hay una contribución invaluable en materia sanitaria para el estado de
Sinaloa. Espero que más voces tomen la palabra ahora que la economía social
puede ser actor de primera línea en los servicios públicos. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com