No se dudó,
porque la facultad de dudar no es común,
sus gérmenes no
se desarrollan sin cultura.
Anatole France
–Van a venir varias instituciones, de la
Mesa Intersecretarial, sobre todo para ver las condiciones de empleo, porque
vamos a echar a andar un plan piloto en el estado, va a ser aquí con ustedes,
eso quiere decir que le vamos a dar muy fuerte el seguimiento. –Comentó la
titular de la SEBIDES, María Inés Pérez Corral. El plan piloto tiene como
objetivo ensayar el regreso de los desplazados a sus lugares de origen. Y se
escogió la Sindicatura de Tepuche como escenario para
este ejercicio, con el que se pretende dar luz verde para promover el regreso
masivo de la población que hoy da rostro a la diáspora que inició hace 14 años.
Para quienes hemos dado seguimiento al
fenómeno del desplazamiento en Sinaloa y otras entidades del país, nos llama
poderosamente la atención que se anuncie una medida administrativa de este
calibre sin atender lo que mandata el artículo 25 de la Ley para Prevenir,
Atender y Reparar Integralmente el Desplazamiento Forzado Interno en el Estado
de Sinaloa, a saber: “El Gobierno del Estado y los Ayuntamientos, en el ámbito
de sus responsabilidades, facilitarán el retorno voluntario, seguro y digno de
las personas desplazadas, cuando la Comisión lntersecretarial
prevista en el artículo 45 de esta Ley, emita un informe en el que establezca
la inexistencia de motivos que provocaron el desplazamiento.”
El mismo artículo también ordena que
dicho informe debe ser elaborado por la Secretaría
General de Gobierno y que debe ser puesto a consideración de la población
desplazada. Hasta hoy desconocemos la existencia de dicho informe y que el
asunto haya sido tratado (con o sin informe) en la Mesa Intersecretarial. Lo
peor que pueda pasar es que dicha iniciativa sea una ocurrencia. Y para
ocurrencias ya tuvimos suficientes en esta materia durante los gobiernos
anteriores. Mario López Valdez, durante su administración dudó primero que el
desplazamiento fuera una realidad y después pretendió que, con excursiones de
las policías estatales a los lugares expulsores, el asunto estaría resuelto.
Aún están frescas aquellas declaraciones
del 4 de mayo de 2012,en una
entrevista de MALOVA con Denisse Maerker, donde aseguró “que los desplazados de
las comunidades afectadas por la violencia y la delincuencia organizada ya
pueden regresar a su hogar, pues existen condiciones de seguridad”. No
tuvimos que esperar mucho para lamentar pérdidas de vida. Los días 17 y 18 de
junio posteriores, una familia de tres miembros que regresó ese primer día a
San José de Hornos fue asesinada. En la segunda fecha dos miembros más de esa
comunidad perdieron la vida antes de arribar a su pueblo de origen.
No creo que Sinaloa merezca la
repetición de errores, porque toda acción u omisión en el terreno de los
desplazamientos que no se corresponda con lo que establece la ley, con la
prudencia y la atención que merecen la experiencia y consejos de la población
víctima de las diásporas y de las organizaciones civiles que siguen el
problema, puede ser muy riesgosa.
La Comisión de Defensa de los Derechos
Humanos en Sinaloa, documentó la muerte de ocho personas desplazadas que
pretendieron el regreso a sus comunidades luego de las declaraciones del
gobernador Mario López Valdez. Y ahora que María Inés, secretaria de Bienestar,
anuncia su plan piloto precisamente en una zona con fuertes y muy cercanos
antecedentes violentos, estamos obligados a comentar al menos lo siguiente: dos
jueves marcaron esa tormentosa zona. El 17 de octubre de 2019, con aquella
violenta jornada en la que se pretendió detener a Ovidio Guzmán y la del 24 de
junio de 2020, que cobró 16 vidas.
Algunos vecinos de las comunidades de la
Sindicatura de Tepuche, nos han comentado después de
la visita que la secretaria María Inés realizó a esas tierras, que luego de dos
años de sufrir el desplazamiento empezaron a invertir en puertas, ventanas,
baños y pisos, para buscar el regreso. Sus casas volvieron a ser vandalizadas y
perdieron otra vez patrimonio. No sólo eso, junto a la destrucción de lo
reconstruido recientemente está una clara amenaza: si regresan, su vida corre
peligro.
El 15 de marzo pasado, el gobernador
Rubén Rocha firmó un convenio de colaboración con GeovanniLepri, representante del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en México. El objetivo, se dijo, es
para mejorar las políticas públicas dirigidas a atender particularmente el
fenómeno del desplazamiento forzado interno en el estado. Pero no vemos que las
iniciativas de la secretaria de SEBIDES tengan algo que ver con las políticas
prudentes y cuidadosas de ACNUR. Ojalá que el acercamiento con ACNUR nos ayude
a encontrar salidas más sabias y que ahorren sobre todo vidas entre los
desplazados. Por lo pronto que se respete lo que mandata el artículo 25 de la
Ley sobre el desplazamiento interno. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com