Un acto central
y definitorio de un gobierno es el diseño del presupuesto. De su orientación dependen
los caminos que tomarán la economía, la política y la vida social. Y también la
andadura con que se recorrerán. Una mala orientación obligará a desplazarse con
los pies hispiados y una construcción presupuestaria que atienda las
desigualdades y no deje al margen a los excluidos de los beneficios del
desarrollo, terminará abonando a la gobernanza y a la justicia social. Esperemos
que el presupuesto para el próximo 2024 en Sinaloa esté enmarcado con arco y
flecha en una ruta que no se aleje de la huidiza utopía nuestra.
Sin tener los detalles
de la iniciativa de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos a mano, sabemos
que la Secretaría de Agricultura y Ganadería se verá beneficiada con un
incremento del 50 por ciento respecto al presente año. Qué bueno para el sector
rural, porque los apuros que ha pasado en los meses anteriores no son como para
desear volver a torearlos. Creo que los números hablan sobre una lección
aprendida por el gobierno de Rocha Moya luego de los tropiezos que la comercialización
del maíz acarreó. Sin que haya la definición de una verdadera política de
Estado sobre la soberanía alimentaria, al menos el techo que debe cubrir la
producción del campo se ensanchará un poco más.
La cultura podrá
soñar con dilatar las fronteras en la que se trabaja en materia de artes, de
rescatar valores y consolidar el ente que somos como parte la Nación. Pasado y
presente podrán desfilar ante poco más de tres millones de sinaloenses con
recursos que crecerán en un 35 por ciento. Ojalá que con una mayor disposición
y con pocos más recursos la promoción de nuestra cultura toque a las puertas de
todos los sinaloenses. Sí, que el esfuerzo no se agote en los círculos
privilegiados y de la clase media. La periferia y las zonas pobres también
tienen sed y hambre de las mejores obras escritas en la literatura, en la
música, en el teatro y pergeñadas en la pintura y el cine. Allí cabe la cima de
la obra humana local y nacional y extranjera.
El gobierno de
Rocha Moya nos adelanta que para la obra pública se incrementarán los recursos
en un 20 por ciento. No está mal, sobre todo si en la prioridad van las obras
que comunican a comunidades olvidadas, los servicios urbanos que elevan la
calidad de vida de la población, la construcción y mantenimiento de escuelas,
la construcción de bibliotecas y museos, para que los principales referentes de
nuestras ciudades no sean el bosque de expendios de cervezas y farmacias, sino
los centros de cultura, de deportes y recreación que alimentan la convivencia
social.
La Secretaría de
las Mujeres contarán en 2024 con un incremento del caso el 17 por ciento en el
presupuesto. Lo vemos con buenos ojos, pues el mes de diciembre del año pasado
y octubre del presente año, nos recuerdan que en asuntos de violencia de género
no podemos cruzarnos de brazos o simplemente cometer el mínimo descuido, porque
al hacerlo las actitudes que ofenden la integridad moral y física de las
mujeres brincan en donde menos lo imaginamos. A la actitud de respaldo en sus
finanzas, la institución que protege los derechos de la mujer debe corresponder
con el destierro de todo burocratismo en la atención de las necesidades de las
mujeres, en especial a las que por ser pobres, indígenas y de baja escolaridad
son discriminadas.
Hay un tema
recurrente y doloroso en nuestra entidad: la desaparición forzada. Y junto con
ello el reclamo persistente de los familiares que padecen este flagelo, pues al
acudir a la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas se estrellan con la
ancheta de que no hay recursos suficientes para respaldar las búsquedas de sus
seres queridos que fueron reportados como desaparecidos. Este renglón crecerá en
un 167 por ciento. Por la dimensión del problema quizá no sea suficiente el
recurso, pero la disposición para un incremento de ese tamaño siempre será
positivo para la causa de los desaparecidos.
La demanda de
las personas discapacitadas de entre 30 y 65 años, que quedaban excluidas de
los apoyos federales para ese renglón, el año pasado fue retomada de inmediato
por el gobernador y el Congreso del Estado. El resultado fue un fondo de 297
millones para universalizar los apoyos a discapacitados. En 2024 este fondo
crecerá a 325 millones. Bien por la iniciativa porque con ello se garantiza
mantener la universalidad de apoyo a los discapacitados. Anotamos que, si la
educación es pilar central del gobierno estatal, nos parece poca la cantidad
que se dedicará a mejorar la infraestructura escolar, pues 100 millones de
pesos es una cifra muy modesta para unas 6 mil 36 instituciones a nivel elemental.
Nos parece bien
en general la atención presupuestal a los renglones mencionados, pero nos
preocupa que luego de surgir en el mes de febrero pasado el movimiento por el
derecho humano a la vivienda y reservas territoriales, que bien se corresponde
con un déficit de 432 mil viviendas en el estado de Sinaloa, según el INEGI, no
se anuncia ningún renglón significativo para esta materia. Para los desplazados
nos dicen que este año se repetirá el monto de 70 millones, como en el presente
año. Y que, para construcción de pisos y techos firmes, se destinarán 25
millones de pesos. El compromiso del gobernador es que se adquirirían superficies
importantes de terrenos para aliviar la demanda popular este año y que en el
presupuesto 2024 se incluirá un renglón para vivienda. No se anunció y no lo
vemos por ningún lado. El movimiento seguirá insistiendo para que esta demanda no
quede al margen del presupuesto. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com