de
que el mundo acabará perteneciendo a los descalzos.
Mario Benedetti
No faltan
elementos para preocuparse en este proceso electoral. Tres decenas de
aspirantes y de candidatos asesinados y más de 158 actos de violencia desde que
inició la coyuntura electoral, no son para ignorarse. Esos actos cobraron vidas
valiosas para sus familias, para sus amigos, para sus partidos y para el país.
Y alteran el ambiente en que se desarrolla el proceso electoral, empujándolo a
una situación de alto riesgo. Las vidas perdidas son un escándalo grande en el
país y acompañadas del resto de eventos violentos abren las puertas a un abismo
político a la vida pública de México.
No es el único
obstáculo a la democracia. Hace pocos días la ultraderecha a nivel
internacional se reunió en Madrid. No fue un encuentro para estrechar manos de
amigos, fue un congreso para revisar agendas en los diferentes países donde las
derechas controlan el poder o donde consideran que pueden dar un paso adelante
en la coyuntura económica y política actual. El proceso electoral mexicano estuvo
incluido en diversas conversaciones y los intereses creados no ocultaron su
inclinación por meter sus manos en él. Esa internacional de la derecha cree que
podrá detener la democracia en muchos de los países pobres.
En México,
además de las acciones violentas que los medios han cubierto hasta la saciedad,
también se han dado reuniones, a oscuritas, que alteran la vida institucional y
que representan un peligro para el proceso electoral. Recientemente salió a la
luz pública una reunión encabezada por la presidenta de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández y donde destacó la presencia
de Alejandro Alito Moreno, dirigente del PRI. No ha trascendido lo que
se trató en ese cónclave, pero la reunión echa por tierra cualquier cálculo
sobre la actuación imparcial de la SCJN.
Las especulaciones
han llevado a asegurar reuniones de otros partidos, incluido MORENA, con
personajes de gran calado económico, del mundo legal y de los llamados poderes
fácticos. La coyuntura y el entorno que la misma crea da suficiente material
para pensar y hablar de ello. Pero las autoridades electorales y políticas deben
abrir oídos y ojos para darle seguimiento a todo aquello que puede influir
positiva y negativamente al proceso electoral. También los grupos de la
sociedad civil a quienes interesa sacar esta coyuntura en las mejores
condiciones.
Se han anunciado
diferentes medidas para procurar que las vísperas del día 2 de junio y esa
misma jornada transcurran de manera pacífica y que si hay entusiasmo sea para
participan con la pasión a que convoca la vida democrática, sin imponerle
ninguna otra arista. Al parecer todas las fuerzas policiales y armadas estarán alertas
y a la disposición de las autoridades electorales para cualquier emergencia.
Incluso el presidente Andrés Manuel aseguró que las zonas donde se considera
que pueden presentarse complicaciones tendrán una vigilancia especial.
Todos los
candidatos y candidatas tienen el deber moral de mantener una actitudresponsable hasta el último momento del
proceso electoral, los partidos políticos deben asumir la misma
responsabilidad. Y la ciudadanía tiene que poner el alerta todos sus sentidos y
echar mano de toda la prudencia cuando se trate de evitar provocaciones y en un
determinado instante la valentía para impedir acciones que busquen alterar la
paz y el orden el domingo 2 de junio.
Especialistas e
instituciones han dicho que estas son las elecciones más importantes del país,
lo dicen por la cantidad de electores que participarán en las urnas y por el
histórico padrón que da referencia anticipada a la jornada del primer domingo
de junio. Y lo serán también si la ciudadanía impone de manera libre su
voluntad, así como lo hizo en el año de 2018. Muy lamentable sería volver a lo
nefastos robos de urnas, a las amenazas y presiones para que votemos por quien
o quienes interese a esos personajes o grupos de poder económico o de los
llamados grupos de poder fáctico.
En juego están
muchas cosas para México y los mexicanos: desde la constitución democrática de
los poderes políticos hasta el futuro de una vida con base a la soberanía
política. En ello va el derecho humano a la vivienda, al empleo, a la educación
pública y de profundizar los cambios que le den a nuestro país un rostro menos
desigual y más justo. Una reforma agraria y en materia laboral ayudarían mucho
en ello. Y la nacionalización de la banca, acompañada de una actitud más
nacionalista a la hora de revisar a fondo la deuda pública, nos pondría en la
posibilidad de contar con más recursos para ese México con que sueñan la
mayoría de los connacionales. Los convocados a conjurar cualquier actividad
encaminada a obstaculizar el proceso electoral, lastimando la integridad física
y moral de los candidatos y candidatas o de preparar prácticas de fraude para
el día 2 de junio, somos todos los ciudadanos.
Los riesgos
cuando son reales tienen expresiones anticipadas y no se pueden ocultar,
siempre hay una y mil formas de manifestarse. Quizá las acciones preventivas
desde la autoridad no sean suficientes para garantizar la participación libre
de los ciudadanos al acudir a las urnas, pero el celo vigilante de cada uno de
nosotros sí puede ser determinante en para ese fin democrático. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com