La policía
mazatleca irá a cursos de derechos humanos. La noticia se publica como un logro
extraordinario o como una novedad digna de aplausos sin fin. Pero basta ver los
antecedentes a este simpático anuncio para explicarnos el por qué de los cursos
y la necesidad inaplazable de otras medidas que debieran sentar sus reales para
que el comportamiento de los agentes preventivos fuera más respetuoso frente a
los ciudadanos a quienes se supone sirven. Edgar González Zataráin, presidente
municipal de Mazatlán, anuncia la medida como respuesta a las múltiples
protestas ciudadanas.
Las redes
sociales han estado muy activas en días anteriores, poniendo en el ojo
ciudadano videos sobre el comportamiento de agentes de policía municipal de
Mazatlán en pleno maltrato a ciudadanos. Es cierto que no son exclusivas de los
gendarmes mazatlecos, pues también hemos visto que empleados de la Fiscalía
General de la República (con pantalones camel, camisetas negras y con capucha)
adscritos al retén del Poblado 5 en El Carrizo, Ahome, Sinaloa, hacen de las
suyas contra un chofer de trailer en días pasados, según consta en un video que
permanece en el mundo digital.
De acuerdo a
nuestra información los elementos de policía de Sinaloa fueron formados en la
Academia de Policía (los más veteranos) y en la Universidad de Policía los más
jóvenes. Allí llevaron asignaturas cuyo contenido es el marco de los derechos humanos.
Y llegaron al servicio policial preventivo presumiblemente con esa formación.
También es cierto que cuando arriban al ejercicio policiaco, a la realidad en
el trabajo de calle, al contacto con los ciudadanos de carne y hueso, no faltan
los compañeros veteranos, entre ellos sus mandos inmediatos, que les dicen que
la escuela es una cosa y que el trabajo en la calle es otra ancheta. Para que
se vayan olvidando de lo que en las aulas les dijeron acerca de los derechos
que los ciudadanos tienen.
Yo no dudo en la
necesidad de actualizar con cierta frecuencia a las corporaciones policiales en
materia de derechos humanos, como tampoco en la emergencia que debe establecer
un control ciudadano sobre lo que hacen u omiten los agentes de policía. Hay
prácticas muy arraigadas y que no ayudan a mejorar la imagen ni el trabajo de
las policías que no desterrarán los buenos cursos en la Universidad de Policía
ni los llamados que desde los medios y la calle se hagan. Me refiero a la
clásica mordida, al maltrato ciudadano y a la sustracción de dinero y cosas de
valor durante la detención y traslado de detenidos hacia la barandilla o
separos de las policías respectivas.
Como las quejas
cotidianas no se circunscriben a Mazatlán, las hay en Culiacán, en Guasave y
Ahome, por citar los municipios donde sobresalen las protestas ciudadanas, el
ejemplo del presidente mazatleco debe tomar cuerpo en estos otros lugares; pero
no debe detenerse allí. Es muy importante que más allá de las instancias de
Honor y Justicia de las corporaciones, también se establezca un Consejo
Ciudadano que revise con regularidad el comportamiento del trabajo policial,
reciba y atienda a los ciudadanos que se sientan ofendidos por el trato
recibido por agentes y mandos y resuelva sanciones para quienes en el ejercicio
de su labor preventivo o de investigación faltan al reglamento de su
corporación y al deber que impone la Constitución Política a los servidores
públicos.
Cuatro videos en
dos semanas hablan a voz en cuello del comportamiento de policías en el puerto
mazatleco y llevan a la determinación del presidente municipal González
Zataráin de imponer cursos obligatorios en materia de derechos humanos. Él
mismo refiere que un problema serio ha sido el de quitarles la capucha y
descubrir los rostros de esos servidores públicos, que de alguna manera les ha
permitido no ser identificados ante las faltas que cometen. Y hace el llamado a
la ciudadanía para que denuncien a quien porte pasamontañas o cualquier
material que cubra el rostro de un agente. También hace mención que no falta
quien diga que idos los que impartan los cursos referidos, volverán por sus
fueros. Lo que indica que hay quienes no creen que la medida vaya en serio.
Y luego de la
preocupación del edil Edgar González, su ejemplo no debiera echarse en saco
roto por el resto de los presidentes municipales del estado de Sinaloa y, desde
luego, por las autoridades federales, pues ese tipo de habas se cuecen en todos
los rincones de nuestro país y no está exenta ninguna corporación de las conductas
señaladas. Otro ejemplo que debemos aplaudir y tomar en serio cuando se ofrezca
es el de los ciudadanos que se preocuparon por capturar las acciones y momentos
críticos que se denunciaron a través de las redes y que llevaron a la autoridad
del puerto de Mazatlán a tomar medidas que pretender poner frenos a las
conductas que ofenden los derechos ciudadanos y dejan muy mal parada a la
autoridad municipal.
Sobre la
denuncia ciudadana de los hechos en el Carrizo, Ahome, Sinaloa, la FGR no ha
hecho pública la medida que tomará respecto al personal denunciado. Por el bien
del trabajo policial y de la imagen de la autoridad encargada de la labor
preventiva no debiera dejar pasar el tiempo. La FGR debe abocarse a la
investigación de los hechos y no dejar impune ninguna acción de su personal. Y
tampoco debe evitar que su trabajo sea supervisado por una instancia ciudadana.
La FGR y las secretarías de seguridad son instancias públicas y sus empleados
son servidores públicos, es decir, nuestros empleados, ¿por qué la intención
ciudadana de vigilar su trabajo tiene que ser ajena a esas instancias públicas?
Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com