pero
han de ser de las secretas y no de las públicas.
Miguel de
Cervantes
El 26 de
septiembre próximo el país vivirá una conmemoración de mucha trascendencia.
También Sinaloa hará ejercicio de memoria y luciendo la sensibilidad que la
caracteriza cuando se trata de asuntos que duelen hasta lo más profundo del
corazón. Ese día se cumplirá el décimo aniversario del caso de los 43 estudiantes
desaparecidos de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero. Y la
ciudad de Culiacán será sede del Primer Encuentro sobre Desapariciones
Forzadas. No es mera coincidencia la efeméride y la iniciativa del evento que
está convocando a familiares con desaparecidos, a organismos de derechos
humanos, a otras organizaciones sociales, medios y periodistas y personalidades
con empatía hacia esta causa.
No será tarea
fácil realizar el mencionado encuentro, pues desde hace años hay algunos
problemas que abonan en sentido contrario: nos referimos a la gran dispersión
que vive el movimiento de familiares, pues es inexplicable que teniendo el
mismo problema y los mismos presuntos responsables de la desaparición de sus
seres queridos, les ganen las diferencias que surgen al interior de los
colectivos sin motivo de gran calado. Hay otros problemas que buscan conducir
las iniciativas y el coraje de los colectivos hacia un campo ajeno al interés
común que hizo posible el activismo que hoy da sentido a sus vidas. En ello no
son ajenos actitudes y manejos poco éticos de funcionarios cuyo trabajo debe
ser de apoyo y protección hacia esos familiares que lamentan la ausencia de un
ser querido.
En el encuentro
estarán presentes los familiares sobrevivientes del histórico primer Comité de
Madres con Hijos Desaparecidos, cuyos orígenes se remontan al año de 1977. Es
importante destacar su presencia porque si bien la salud de quienes fueron
pilar central de aquella organización ya no es boyante, el coraje y dolor
encuentran fuerzas para que el reclamo que lleva casi medio siglo no desmaye y
siga convocando a la sociedad a la justicia plena de sus desaparecidos y a
detener la práctica de la desaparición forzada. La tarea demanda una gran
voluntad y el despliegue de fuerzas, y hasta ahora su disposición no la han anulado
ni la pena, ni la edad ni la salud.
A partir de 2006
en el país y para Sinaloa desde la madrugada del jueves 1° de mayo de 2008, la
cifra referente a las desapariciones forzadas se ha disparado de manera geométrica.
Si en los años 70 hablamos de 42 personas como saldo pendiente de los
desaparecidos, y de los 90 hasta el 2003 con otros 87 ciudadanos en calidad de
desaparecidos, a partir del Día del Trabajo de aquel año las cosas en materia
de desaparición forzada ha pintado de gris el horizonte de muchas familias
sinaloenses.
La experiencia
de los últimos meses se convierte en una brújula para atender los problemas
venideros en materia de desaparición forzada de personas. En la mayoría de los
casos cuando la mala noticia de la privación de la libertad de una persona ha
llegado de manera temprana y la misma inunda las redes sociales, llega a los medios
de comunicación y convoca a salir a la calle, hacer un plantón en la Fiscalía
General del Estado o en alguna otra dependencia oficial o marchas, el saldo
final es positivo, pues se ha logrado el regreso de la víctima del delito de
desaparición forzada. Si se aprende bien esta lección el movimiento habrá más
éxitos.
El Encuentro
sobre Desapariciones Forzadas se prepara a buen ritmo y está recibiendo la
confirmación de la mayoría de los colectivos de familiares, de medios y periodistas
solidarios con la causa y de personalidades que han estado siempre al pendiente
de cómo marchan las búsquedas en vivo y en fosas clandestinas de parte de
padres, hermanos, hijos y esposas de personas desaparecidas. La Comisión de
Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa está desplegando esfuerzos en todas
las coordenadas de Sinaloa, con la convocatoria del Encuentro a la mano, para
que estén presentes la mayoría de los familiares que ahora lamentan la ausencia
forzada de un ser querido.
El Encuentro
contempla una orden del día de cuatro puntos, a saber: de entrada, es necesario
un análisis de la situación actual que guarda el fenómeno de la desaparición
forzada. El punto es obligado, pues es muy importante que todos los presentes
dimensionemos en sus justos términos el problema de la desaparición forzada de
personas; un segundo punto es para un primer abordaje sobre la legislación que
tenemos en materia de desapariciones a nivel nacional y local, pues los
colectivos han señalado desde el momento en que los congresos respectivos fallas
y omisiones en la mencionada legislación. ¿Qué reformas debe acoger el marco
legal? El Encuentro debe expresarlas.
Un tercer punto
será la definición de un protocolo social sobre las actividades y actitudes a
desplegar desde el primer momento en que tenemos conocimiento de la
desaparición de una persona y las campañas de prevención que también deben
realizarse, con el fin de los ciudadanos testigos de un caso de desaparición
forzada tenga a mano teléfonos para la denuncia respectiva y para que los
familiares que enfrentan por primera vez el problema sepan de antemano que no
están solos y que recibirán el apoyo y la asesoría necesarias desde el momento
inicial. Y buscando garantizar que la coordinación necesaria se dé y que mejore
la situación de la sociedad frente a la acción delictiva de los delincuentes
que desaparecen ciudadanos y a las complicidades y omisiones de la autoridad,
se propone la creación de un Consejo Ciudadano que coordine los esfuerzos
centrales encaminados a detener la práctica de la desaparición forzada. Le
deseamos muchos éxitos a quienes ahora organizan el Encuentro. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com