Una marcha que
refresca una sentida demanda popular. Esa fue la manifestación que partió del
kiosko de la Plazuela Obregón hasta el Congreso del Estado. Solicitantes de un
lote para construir su vivienda venidos de Los Mochis, Guasave y del
asentamiento Valle del Agua de la ciudad de Culiacán, así como vecinos de la
comunidad El Tamarindo de este municipio, marcharon por las calles céntricas de
la capital con sendas lonas en las que destacan el derecho humano a una
vivienda y la conmemoración del primer aniversario de la Coordinadora Estatal
que ha dado vida a este trascendente movimiento de Los Sin Casa.
Fue admirable
ver como muchas mujeres y hombres de la tercera edad, a quienes se les había
pedido que no marcharan a pie y acudieran al Congreso del Estado en sus
respectivos camiones, prefirieron recorrer las calles del centro de Culiacán y
luego caminar el viejo malecón que desemboca en la Cámara de Diputados, con un
sol que sí calaba a pesar del suave saludo de un aire que primero pasó por las
riberas de la conjunción de los ríos Humaya y Tamazula. La columna mejoró su
estado de ánimo al ver que junto al Puente Negro nos esperaba un grupo de
solicitantes de reservas territoriales que llegaron de Guasave.
¿Por qué los
guasavenses no llegaron hasta Catedral? Pues nos explicaron que, en la cita de
las tierras del Río Petatlán, llegó un número mayor al convocado y de último
momento hubo que rentar otro camión. Esa fue la razón del retraso y
reconozcamos: ese es el ánimo de lucha que hay entre las familias que no tienen
ingresos para hacerse de un crédito hipotecario para conseguir un techo para su
núcleo familiar. El cuerpo de la marcha tomó una mejor presencia y mientras el
sonido que encabezaba la columna de manifestantes informaba del objetivo de la
marcha, no faltaron las consignas que al frente, en el centro y al final de los
manifestantes, reiteraban la demanda de reservas territoriales y vivienda
popular.
Las puertas del
Congreso del Estado se abrieron para dar paso a la Coordinadora Estatal por el
Derecho Humano a la vivienda y su contingente. El Salón de Usos Múltiples
esperaba por el contingente de personas humildes que demandan un lote y las
facilidades para pagarlo y construir su hogar en él. En manos de la
Coordinadora iba una iniciativa de Ley para reformar y adicionar la Ley de
Vivienda para el Estado de Sinaloa. La Comisión de Vivienda era la anfitriona
esa mañana y esperaba en ese recinto del Congreso a los manifestantes. El
ingeniero Antonio Ríos Rojo, secretario general de la Cámara, estuvo presente y
pendiente de la buena marcha del evento.
Con un Salón
totalmente lleno la presidenta de la Comisión de Vivienda, María Victoria
Sánchez, inició el encuentro. Primero se entregó la iniciativa a la diputada
Sánchez y enseguida nos da la bienvenida y se permite la exposición de motivos
por parte de los autores de la iniciativa. Tomaron la palabra a nombre de la
Coordinadora Sara Acela Galaviz, Miguel Ángel Gutiérrez, Noé Salvador Rodríguez,
Heriberto Arias y Oscar Loza. En los discursos se dibujó la magnitud del
problema de la vivienda en Sinaloa (un déficit de 432 mil casas habitación), la
ausencia de reservas territoriales de los municipios y del Gobierno del Estado,
el encarecimiento de las viviendas y la imposibilidad de acceder a créditos hipotecarios
por las familias cuyos salarios no cruzan la frontera de los dos o tres
salarios mínimos.
También se
informó que en 2022 se formaron 15 mil 772 matrimonios en el estado y que, al
menos de ese nivel, es el incremento anual de nuevas familias en el solar
sinaloense. Todo ello sin contar las uniones matrimoniales de menores de edad y
los “juyidos”, los que no requieren del visto bueno de un oficial del registro
civil ni demandan la bendición de un cura. Con la clara presencia de estos
números queda más nítida la dimensión del problema de vivienda, pues basta ver que,
si en el presupuesto de egresos estatal sólo se asoma una tímida cifra de 25
millones de pesos para este renglón, el Congreso del estado se quedó muy lejos en
los fondos que pueden aliviar el problema habitacional.
Sin contar el
rezago histórico de las 432 mil viviendas y buscando tan solo seguir el ritmo
de los matrimonios que se crean año por año, digamos que, al hablar de vivienda
popular, si cada vivienda costara unos 250 mil pesos (en el mercado de la
vivienda no existen esas ofertas), con un millón de pesos construiríamos cuatro
casitas, muy neoliberales y minúsculas pero casitas al fin, y para aliviar en
un 25 por ciento la demanda anual por nuevos matrimonios, se requiere de un
renglón de mil millones de pesos. Una cifra tan lejana que la esperanza de
cambio en la concepción de la vivienda y de sensibilidad ante los problemas
centrales del estado, no alcanza a vislumbrar como concretable.
Aplaudimos la
actitud de la diputada María Victoria, que emocionada a mitad de su discurso,
dijo que suscribiría la iniciativa de Ley. Enhorabuena por la legisladora y por
el movimiento que reivindica el Derecho Humano a la Vivienda. Esa actitud pone
a nuestra iniciativa de Ley en mejores condiciones para que siga el proceso
natural en materia legislativa. En esos momentos se expresó el compromiso de
que en los siguientes días la Coordinadora Estatal sería convocada por la
Comisión de Vivienda para analizar la multicitada iniciativa de Ley. Esperamos
que así suceda y que cualquier observación o crítica a la misma se traduzca en
una propuesta para perfeccionarla. Con la iniciativa de Ley cumplimos con una
responsabilidad ciudadana y buscamos hacer una aportación en la concepción del
problema de la vivienda y en medidas para su solución. Vale.
Profr. Oscar Loza Ochoa
Comisión de Defensa de los Derechos Humanos en Sinaloa/Jesús G. Andrade #475 Desp. 8/Culiacán, Sin./CP 80000/ Tel. (667) 712.56.80/oscar.lozao@gmail.com